El artista revela el detrás de escena de su nuevo proyecto site-specific para Fundación Santander Argentina, presentado en forma reciente, y que ya se convirtió en un emblema más de su repertorio.
“Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas” afirma Julio Cortázar en su cuento ‘Instrucciones para subir una escalera’ de 1962. Al igual que el reconocido autor en su cuento, el artista Leandro Erlich quiso transformar el uso convencional de la escalera y se propuso cambiar el punto de vista.
¿Cómo? A través de la obra “Escalera Horizontal” que será presentada este 16 de diciembre en la nueva sede central de Santander Argentina y es una respuesta irónica a la idea de ascender o descender porque no sube ni baja. El proyecto, además, planteó un nuevo desafío: la incorporación de un aspecto mecánico que mantiene a la obra en continuo movimiento.
La obra, que va a ser exhibida de forma permanente en la Fundación Santander, simboliza los valores de la compañía. Así lo expresó Guillermo Tempesta Leeds, Vicepresidente del Banco y de la Fundación Santander Argentina: “Pienso que este proyecto va a ser un gran hito para las artes en la ciudad de Buenos Aires, el Distrito de las Artes. Pero, además, un valor muy especial para Santander, porque simboliza un montón de valores que queremos promover: una organización horizontal, pegada al piso, pegada a los clientes, a la gente; sin jerarquías; con movimiento, ágil, dinámica. “Escalera Horizontal” tiene un montón de simbolismos muy apropiados y en línea con la transformación cultural que queremos desarrollar en Santander”.
Leandro Erlich vive y trabaja entre Uruguay y Buenos Aires. Desde hace décadas, participa de Bienales de arte alrededor del mundo y expone internacionalmente. Sus obras forman parte de las colecciones de grandes museos, entre ellos Tate Modern, Londres; Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; The Museum of Fine Arts, Houston; Musée National d’Art Moderne, Centre Georges Pompidou, Paris; 21st Century Museum of Art , Kanazawa, Japón y MACRO, Roma.
El artista se presentará hoy, a las 19hs, en el Ciclo de Visitas a Espacios de Arte de Fundación Santander. Se podrá ver en vivo por YouTube desde el siguiente link.
Previa a su presentación, Erlich hizo un anticipo y conversó con Fundación Santander Argentina sobre él y su obra:
“Escalera horizontal” es una instalación site-specific, es decir pensada para ser exhibida especialmente, en este caso, en el patio interno de la Fundación Santander Argentina. ¿Cuál fue tu primera impresión del espacio y de qué manera crees haber materializado esa idea en la obra?
El proyecto nace de una primera visita al espacio en la cual se plantea la idea de una obra site-specific para un enclave de la Fundación Santander que es muy particular porque es un espacio vidriado que tiene un patio interno, que comunica y por el cual también entra luz desde arriba. Lo que me llamó la atención en mi primera visita fue, por un lado, el hecho de que hay una escalera en la Fundación, en un espacio que hasta ese momento no había exposiciones.
¿Qué representa para vos esta obra y qué te interesa que genere en este espacio particular?
Las escaleras tienen que ver mucho con mi imaginario, la relación con la arquitectura, los espacios transitados y a partir de ahí, y en conjunto con una idea que estaba flotando de una escalera horizontal, nace este proyecto. He trabajado mucho con las escaleras, quizás porque hay algo formal dentro de este objeto que es muy escultórico, pero también siempre jugando un poco con la funcionalidad porque la escalera podría ser una escultura funcional, cualquier escalera podría ser en lo formal una escultura, pero en su misión, un espacio de tránsito, un artefacto que nos va a permitir ascender o descender los espacios y esta escalera horizontal evidentemente tiene una respuesta irónica al respecto de ascender o descender porque no sube ni baja, sino que uno se encuentra con ella en un plano, acostada. A pesar de haber trabajado con escaleras varias veces, este proyecto planteó un nuevo desafío y que era que se incorporara un aspecto mecánico, un aspecto móvil que es el desafío en el cual hoy estamos todos trabajando. Hay un equipo enorme de gente que está haciendo posible esta obra.
Muchas veces te describen como “mago” o “efectista” porque tus obras dan la sensación de que cualquier cosa es posible. En ese sentido, tus obras, además de ser proyectos artísticos, muchas veces implican también un gran trabajo de ingeniería, ¿podrías contarnos acerca del proceso de trabajo y de cómo estas fantasías terminan volviéndose realidad?
En general, respecto a cómo yo imagino los proyectos y si presto atención en la génesis, a cómo se puede llevar a cabo, siempre hay una tensión sobre la factibilidad de una idea. Me gusta jugar con esa utopía, pero es una utopía en el límite, que plantea siempre un desafío para llevar algo a cabo, pero no estoy pensando en cosas que van a ser imposibles, pero en este caso, debo decir que fue y es todavía un gran desafío porque para mí, para el equipo técnico, para los ingenieros, hacer una escalera horizontal en plena pandemia va a ser una anécdota… creo que va a ser inolvidable. Nos fue difícil, la verdad, producir y encontrarse hoy, porque esta es la primera visita que yo puedo hacer al espacio, encontrarnos todos, un equipo grande que fuimos trabajando a distancia, encontrarse hoy acá estamos como compartiendo un entusiasmo de ver algo nacer, de algo que empieza a aparecer, y que era hace unos meses atrás o un año atrás era un proyecto que empezó en un dibujo. Bueno, nos estimula muchísimo.
¿Pudiste sacar alguna conclusión acerca de este tiempo de pandemia? ¿Crees que te trajo a vos y/o al mundo algún nuevo aprendizaje?
Fue un año… para muchas cosas fue un año complicado en cuanto al desarrollo de las exposiciones fueron suspendidas, pospuestas, pero también fue un año en el cual, para alguien que produce cosas lo que evidentemente primero se coarta fue la acción, la imposibilidad de hacer. Pero la contraparte es que cuando no hay acción, hay más reflexión, hay como una instancia para pensar. No existe acción sin reflexión y creo que es, de alguna manera, yo tomé este año de pandemia para imaginar mi futuro, como un stop en el cual uno va imaginando de qué manera querés seguir y de qué manera querés proyectarte hacia delante. Va a haber que ajustarse a la gimnasia, pero cargamos muchas pilas también así que estamos listos.
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