La vuelta y readaptación a las oficinas significa un gran desafío tanto para los colaboradores como para sus líderes. Cinco claves para iniciar motivados y mejorar la propuesta que combina lo presencial y virtual.
Ya sea en la alimentación, el trabajo, la educación (y la lista continúa) la pandemia cambió las maneras de hacer, pensar y vivir de las personas. Entre todas ellas, trajo e instaló la tendencia del home office que hoy ya es un hecho para muchas organizaciones y trabajadores independientes.
Pese a esto, con el fin del coronavirus y la vuelta a la (nueva) “normalidad”, muchas compañías deciden retomar (su mayoría de forma parcial) las jornadas de manera presencial. Esta vuelta implica un gran desafío para las personas que, acostumbradas a una realidad distinta, deben adaptarse nuevamente a otra modalidad: la híbrida.
Lo presencial y lo virtual se unen en esta forma para formalizar y gestionar equipos cuyos colaboradores están en sus casas (y otras partes del mundo) y en las oficinas. Esta propuesta es para los expertos más productiva y motivadora para las personas.
María Andrea Langman, Directora de la Licenciatura en Administración de Recursos Humanos en la Universidad CAECE, explica a POST que el teletrabajo “se impuso como una solución para que las empresas pudieran mantenerse activas a pesar de las restricciones” y, también, “hizo repensar la forma de trabajar, las estructuras organizacionales como así también los espacios de trabajo”.
Langman puntualiza que, tras la reactivación progresiva de las empresas, el trabajo híbrido se ha convertido en el nuevo modelo laboral: “Es una realidad y llegó para quedarse, y sin duda influye en el salario emocional, entendido como los beneficios no monetarios que adquieren los colaboradores/as”.
Frente a este nuevo panorama, los expertos en gestión del talento de la reconocida compañía de RR.HH Randstad consideran que el trabajo híbrido genera retos adicionales para los líderes de equipos. “Ellos tienen entre sus responsabilidades lograr un buen funcionamiento, favorecer la cohesión, asegurar la productividad y comunicar eficientemente a pesar de la distancia entre otros puntos”, comparten.
Para que este nuevo formato sea lo más armónica posible y los equipos puedan convivir frente a esta formas de trabajo y mejorar la motivación, especialistas recomiendan a POST claves para lograrlo:
- Flexibilidad laboral. “Esta modalidad representa una ventaja a la hora de captar y fidelizar talentos”, reconoce Langman. Por su parte, Andrea Martínez, Co Founder & Chief Happiness Officer de Shining Group Latam, menciona que al reducir los tiempos de traslado “disponen de momentos extra para la familia o realizar otras actividades”. Esto le permite -agrega- un mayor equilibrio entre lo laboral y lo personal generando así mayor satisfacción y rendimiento”.
- Políticas de Recursos Humanos. “Este factor es una manera de que queden claras las condiciones contractuales como así también mecanismos de comunicación permanente y de retroalimentación entre el líder y el equipo como así también la suficiente confianza, autonomía y flexibilidad,” afirma la Directora de la Universidad CAECE.
- Tecnología. “Esta es necesaria para que cada colaborador/a cuente con las herramientas vitales para poder desarrollar el trabajo híbrido desde una simple conexión a internet, la notebook o PC disponible como así los mecanismos de comunicación tales como Zoom o Meet, entre otros” agrega Langman.
Por su parte, el licenciado en Sistemas y Senior Coach, avalado por la Federación Internacional de Coaching (FICOP) y parte del Equipo de coachs de ITAQ Espacio de crecimiento, Pablo Palmeyro, agrega que es fundamental “una cultura de cámara prendida” y detalla: “Así nos vemos los presenciales y los remotos. No importa donde estemos. De esta manera hablamos aquellas preocupaciones que, si no la compartimos, se pueden convertir en una conversación interna que no suman a nuestro proyecto”.
En cuanto a lo tecnológico, Palmeyro cuenta que desde que empezó la pandemia en su trabajo usan Slack, Jira y Zoom. “El primero es para estar comunicados, la segunda herramienta es para llevar los proyectos y tareas y, por último, la más reconocida para las reuniones. No importa donde estés, pero estamos todos como si tuviésemos el mismo lugar”.
Los desafíos y las oportunidades
Las dificultades o desafíos en esta nueva etapa pueden ser varias. Langman sostiene que las empresas que no adopten en el presente y futuro esta modalidad “pueden llegar a perder la competitividad en el mercado”.
Para Palmeyro, por su parte, los desafíos más grandes se encuentran en “trabajar con los equipos en el tiempo y crear sinergia para conseguir los resultados. Hay que construir confianza cumpliendo con lo que nos prometemos entre todos, desde el número uno hasta el último integrante del proyecto. Si no cumplen, se rompe la confianza y empieza a ver resentimiento y resignación”, desarrolla.
La redefinición de los espacios laborales también implica uno de los grandes desafíos. Langman considera que las empresas deberán trabajar la gestión del cambio, es decir “crear un diseño de oficina que incentive el trabajo presencial y contar con espacios de creación y co-creación, áreas abiertas para reuniones, lugares privados para el trabajo individual y crear zonas de distracción, descanso o juegos”.
Sumado a este cambio en los espacios, está el desafío de los líderes de adaptarse a los cambios y hallar una nueva forma de liderar. Al describirla, Martínez explica a POST que deberán brindar “más autonomía e independencia a los colaboradores generando una mayor confianza entre el líder y su equipo, sin perder de vista los objetivos de la organización”. Sumado a esto, comparte que también se vuelve crucial acompañar a los mismos líderes en este proceso, “brindándoles herramientas prácticas, fáciles de utilizar e implementables, que se transformen en productividad y mejora de sus equipos”.
Para concluir, Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay, destaca que hoy el mundo transita por una etapa de experimentación, de ensayo y error: “Las empresas están probando cuál es el formato de trabajo ideal que se ajusta mejor a cada organización, a las condiciones que le impone su negocio y a su coyuntura competitiva, para articular junto a sus colaboradores el formato híbrido más conveniente”, y cierra: “La única certeza que tenemos es que el formato pre-pandemia ha quedado obsoleto”.
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