El envío y almacenamiento de emails requiere de centrales eléctricas de combustibles fósiles que emiten, a diario, grandes cantidades de dióxido de carbono. Cómo aminorar su impacto ambiental y colaborar con el cuidado del medio ambiente.
Enviar un correo electrónico es una actividad que se realiza a diario. Este tipo de mensajería es uno de los medios de comunicación más utilizados a nivel mundial y por su carácter gratuito y practicidad, uno de los más eficientes. Hay estadísticas que así lo demuestran.
Según cifras de Statista, en 2022, 4.030 millones de personas en todo el mundo utilizan el correo electrónico, número al que ninguna otra plataforma se acerca en alcance potencial. Los usuarios actuales de Facebook, por ejemplo, son alrededor de 2.200 millones; incluso sumándose los 1.000 millones de usuarios activos de Instagram, no se llega a completar el número total de alcance del correo electrónico.
La simpleza en el envío de un correo electrónico y también la facilidad en su conservación, causa que la mayoría de los usuarios de este servicio digital envíe y conserve una cantidad desmedida de correos electrónicos, convirtiéndolos en basura digital, la cual ocasiona problemas para el medio ambiente que muy pocos conocen.
Un estudio realizado por Ovo Energy en Reino Unido durante el año 2019, arrojó como resultado que si cada británico enviaba un correo electrónico de agradecimiento menos al día ahorraría más de 16.433 toneladas de carbono al año. Esta cifra de carbono es igual que la que generan 81.1522 vuelos entre Reino Unido y Madrid o la puesta en funcionamiento de 33.343 automóviles diésel.
“Se le llama basura digital a toda la información que guardamos en nuestros dispositivos, ya sean emails, aplicaciones, imágenes de fotografía o videos. El guardado de esta información requiere de espacio en los servidores que se utilizan para guardar esta información”, explica a POST, Jhon Ruiz, country leader de Vamos a hacerlo Argentina, una ONG de acciones ambientales en el país.
El ambientalista agrega que el hecho de enviar un mail y guardar una copia durante diez años, “requiere que la empresa que provee el servicio deba tener esa información almacenada en un servidor. Y no es solo un servidor, a veces son hasta tres servidores, porque se necesitan otros de backup. El consumo energético que deriva de ello es mucho y genera huellas de carbono”, detalla. Por otra parte, Ruiz revela que algunas empresas han tomado medidas para reducir el consumo energético “utilizando energía solar o llevando las plantas a lugares que sean más fríos para aprovechar el clima y no consumir tanta refrigeración”.
¿Qué es la huella de carbono del correo electrónico?
La huella de carbono es un indicador ambiental que cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por un individuo, empresa o actividad. Este indicador se calcula a través de un inventario de emisiones de GEI. Es decir, la huella de carbono no se mide sino que se obtiene a través de cálculos que se realizan con datos de las actividades a analizar.
Es muy habitual que las personas piensen en los gases de efecto invernadero como algo malo para el planeta. La realidad es que, actualmente, el aumento de su concentración en la atmósfera está generando un gran problema, pero sin los gases de efecto invernadero la vida en la Tierra no sería posible.
Estos gases, gracias a su “efecto invernadero”, absorben el calor del sol durante el día y lo conservan durante la noche. Si estos gases no estuvieran en la atmósfera terrestre, la temperatura promedio de la Tierra sería de -18ºC (hoy es de 15ºC). Los gases de efecto invernadero, entonces, no son malos en sí. El problema es que su acumulación excesiva en la atmósfera hace que se retenga cada vez más calor del sol y por ende, aumente la temperatura de la Tierra.
“La huella de carbono de una persona será la sumatoria de la huella de carbono de todas las actividades que realiza esa persona en un período de tiempo. Mientras que la huella de carbono de una empresa se calcula como la sumatoria de la huella de carbono de todas las actividades dentro del alcance que se quiera calcular”, explica a POST Francisco Calise, Business Development Manager de CarbonNeutral+.
El punto, entonces, consiste en poder neutralizar los gases que cada individuo emite, y para ello es necesario reducir y luego compensar la huella de carbono. “Cada individuo o empresa puede minimizar la huella, y así, la contaminación atmosférica. Se suele empezar tanto por programas de eficiencia energética para reducir el consumo de energía, como por eficiencia de procesos. Una medida con gran impacto en la reducción de emisiones es el uso de las energías renovables.”, Se detalla Calise. A nivel personal, en tanto, se pueden limitar las actividades que causen la emisión de GEI.
¿Cómo reducir la huella de carbono desde casa?
Existen diferentes opciones para saber cómo es la huella de carbono que cada persona realiza con su actividad. A nivel corporativo, CARBON NEUTRAL+ diseñó una calculadora de huella de carbono que puede utilizarse de forma gratuita ingresando en este link. A nivel individual, existe una calculadora llamada “The Email Co2” para conocer el consumo energético en números y dimensionar de esa forma el daño al medio ambiente.
Desde Vamos a Hacerlo Argentina, recomiendan una serie de buenas prácticas para reducir de manera diaria y cotidiana el impacto ambiental que ocasiona uso del mailing y correo electrónico:
- Desuscribirse de newsletter que no son de total interés.
- Tener el correo actualizado y conservar solo lo más reciente.
- Evitar enviar mails muy pesados.
- Evitar mails innecesarios, que solo contengan mensajes como “gracias” o “que tengas un buen día”.
- Eliminar fotos repetidas almacenadas en galerías y en la nube.
Implementar pequeños cambios cotidianos, que no son drásticos, pero sí efectivos, ayudarán a disminuir la huella de carbono que cada persona genera en su rutina diaria y colaborar así con la reducción de la contaminación del planeta.
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