Empresas Triple Impacto: por qué hay cada vez hay más en Argentina y claves para convertirse en una

Por Equipo Santander Post | 05-06-2023 | 7 min de lectura

Siendo más de 900 y con una facturación de 63 billones de dólares, las empresas B están dando que hablar en Latinoamérica. Cómo convertirse en una y por qué son relevantes en la actualidad.

En el mundo actual, las problemáticas sociales y ambientales (como la desigualdad o el cambio climático) han llevado a las distintas sociedades a plantearse de qué manera se puede establecer un cambio para revertir los daños ocasionados, o por lo menos hacer que su efecto sobre la población no sea tan grande. 

Es a partir de esta necesidad y de la búsqueda de nuevos modelos económicos que apareció el concepto de “empresa de triple impacto” o empresa ‘B’, una estrategia que busca no solo alcanzar la rentabilidad económica, como cualquier empresa convencional, sino también generar, a través de su propia actividad, un impacto en tres áreas fundamentales: la social, la ambiental, y la económica. 

El objetivo de este tipo de negocios es poder medir cuál es el rédito económico real que obtienen, teniendo en cuenta la manera en la que impactan en esos tres pilares. Se dice que una empresa impacta en cada uno de ellos de la siguiente manera:

  • Socialmente. A través del planteamiento de objetivos claros sobre lo que se quiere generar en los consumidores, conociendo bien al público mediante el establecimiento firme de valores claves en la empresa. Además, se debe tener en consideración la elección de proveedores responsables que respalden los principios previamente mencionados.
  • Ambientalmente. Para generar un impacto positivo en esta área, las empresas deberán asegurar un compromiso ambiental durante todo su proceso de producción. A través de la publicación y distribución de informes y análisis sobre su impacto en el medioambiente, podrán ser candidatas además a la otorgación de certificados y reconocimientos que les darán mayor jerarquía en el rubro.
  • Económicamente. Una vez más, el fin de este modelo de negocio es lograr una rentabilidad económica basada en la huella social. De esta forma, podrá lograrse un crecimiento más sostenible y honesto. 

En la actualidad, las empresas que ya cuentan con su certificación ‘B’ adoptan una mentalidad basada en este modelo, con la intención de seguir construyendo a partir de esta base que brinda un beneficio mutuo: tanto a la compañía en sí, como a quien la consume. 

En diálogo con POST, Federico Gómez Guisoli, director ejecutivo de Kolibri, empresa B certificada desde sus comienzos, se refirió a la manera en que la marca se adaptó a estos parámetros. “En Kolibri nos parece central desarrollar y practicar una visión sistémica donde las organizaciones están completamente integradas con el ambiente y con la sociedad. Entendemos el valor de la co-creación como aspecto central en la generación de impacto positivo, nos proponemos cambiar la mirada de ‘competencia’ a ‘coopetencia’, a través de la cual vemos a nuestros ‘competidores’ como potenciales aliados para generar soluciones innovadoras”, explicó el empresario.

Además, Gómez Guisoli hizo hincapié en cuáles son los conceptos y valores importantes en una economía de triple impacto. De acuerdo con su perspectiva, son claves “la transparencia, la co-construcción, la coherencia, la mirada sistémica, el aprendizaje continuo, la curiosidad, y la regeneración”. Hoy, desde Kolibri, diseñan e implementan estrategias ambientales de alto impacto adaptadas a los distintos modelos de negocio. 

¿Por qué las empresas buscan convertirse en empresas de triple impacto? 

En un mundo que cada vez gana más conciencia acerca de lo que significa la economía “sostenible” y el compromiso con la sociedad y el medio ambiente, podría decirse que los modelos tradicionales de empresa lentamente van dejando de ser rentables y sustentables en el tiempo.

El concepto de empresas “de triple impacto” se ha vuelto muy popular en la actualidad y cada vez más son los consumidores que las eligen, por lo que las compañías cada vez más buscan adaptarse a esa metodología. 

Nito Anello, co-fundador de la marca Zafrán, se refirió en diálogo con POST a cómo fue el camino recorrido hasta llegar a ser el tipo de empresa que son hoy. “Ser empresa B no es un destino, no significa que ya está y hacemos todo bien. Al contrario, es transparentar todo lo que nos falta para que nuestro impacto siga siendo cada vez mejor para el planeta y las personas”, explicó, y añadió que cada paso que dan hacia una economía de empresa más sustentable, los lleva aún más hacia el objetivo. 

“Cada vez que avanzamos en algo nuevo cómo instalar paneles solares en nuestra fábrica, recuperar agua de lluvia, contratar una nueva persona con discapacidad, nos damos cuenta que hay todavía muchísimo más por hacer. Estamos en un momento de emergencia social y climática muy profundo y sabemos que podemos mejorar nuestro impacto todavía más”, indicó Anello. 

Zafrán nació como un emprendimiento entre dos amigos con intenciones de mejorar la alimentación de la gente. Según las palabras del cofundador, la idea surgió durante 2012, cuando aún no había arrancado el boom de las dietéticas, por lo que la idea de armar un comercio “saludable” online era un modelo de negocios adelantado al mercado del momento. En la actualidad, cuentan con un equipo de más de 30 personas dedicadas a la producción de alimentos nutritivos que cuidan al planeta.

¿Cómo puede una empresa convertirse en una tipo B? 

De acuerdo con el catálogo de empresas B publicado por la organización Sistema B, en 2023 hay activas 6500 empresas triple impacto en el mundo, 1000 en Latinoamérica, y 195 en Argentina. 

Cada vez son más las compañías que aspiran a formar parte de este movimiento: según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, para lograrlo, deben obtener una calificación de al menos 80 puntos (de 200 totales) en la Evaluación de Impacto B, una prueba que analiza el impacto positivo de una empresa y la somete también a una revisión del impacto negativo. 

 Anello expresó su opinión acerca de esta evaluación. El empresario recomienda a todas las empresas y emprendimientos hacerla (aunque no tengan la intención de certificar). “Es un cuestionario ideal para guiar un tra empresa en 5 dimensiones (Gobernanza, Trabajadores, Clientes, Comunidad y Medioambiente). “A Zafrán le sirvió para ver, más allá de las buenas intenciones, si efectivamente resultamos buenos para el mundo. Nos dió una rutina de monitoreo”, explica. bajo de autoconocimiento, que mide la actuación de la

A través de una clara organización de los principios y los objetivos de la empresa, será más fácil alcanzar el modelo de negocio ideal y desde ahí avanzar hasta las distintas finalidades propuestas. Kolibrí es un claro ejemplo de organización con un propósito que logró ser ejemplar a través de tres pilares: “Nuestros servicios se estructuran en Estrategias de Carbono, Estrategias de Circularidad e Innovación, y Stakeholder Engagement y abordan desafíos actuales desde distintas perspectivas. Nuestra intención es enfocarnos en conectar a las personas para que las organizaciones puedan integrar las variables ambientales al centro de su propuesta de valor”.

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