La paciencia es una de las virtudes más valiosas tanto en la vida personal como en la laboral. Aprender a construirla es esencial para desenvolverse en entornos agradables que permitan desarrollar a pleno el potencial de la persona.
Podría decirse que la paciencia es una virtud que lleva a grandes lugares. Tanto en la vida personal y cotidiana como en los entornos laborales, contar con el don de la paciencia es una habilidad especial que ayuda a vivir de una manera más relajada, enfrentando las diferentes situaciones de la vida sin tanto estrés.
La paciencia ayuda mucho a desenvolverse mejor en grupo, aprendiendo a aplicar la empatía y conociendo las limitaciones de cada uno, tanto propias como las ajenas. Sin embargo, no es una virtud innata, sino que hay que trabajar para perfeccionarla.
Concentración y dedicación, dos pilares clave
Al ser la paciencia un valor que debe ser puesto en práctica y perfeccionado a diario, el mismo requiere, un nivel alto de concentración y dedicación para fomentar su desarrollo. En diálogo con POST, Natalia Romero, coach laboral y fundadora de Tu Proyecto Ocupacional, explica: “Creo que para trabajar la paciencia es esencial estar presente y enfocarse en el aquí y ahora, porque este es el espacio que tenemos para accionar, todo potencial y posibilidad. Para ello, podemos usar diferentes técnicas como meditar, anclar con afirmaciones o hasta frases y canciones”, explica.
Romero explica además que para lograr hacer esto de manera exitosa, es importante estar al tanto de nuestras emociones, teniendo registro y conocimiento de lo que se siente. Lo principal para saber en qué momentos deberíamos tener más paciencia, es poder identificar cuáles son los momentos de impaciencia, es decir, aquellos que juegan con nuestros nervios y nuestra capacidad de escuchar y entender.
A veces, tareas simples como llevar un diario o registro de emociones puede ser muy útil para trabajar sobre esto, entendiendo qué momentos son aquellos en los que menos paciencia tenemos, y poder compararlos con nuestro estado de ánimo y otros factores externos que puedan influir sobre nosotros.
POST dialogó también con Claudia Arriagada, coach laboral y ontológico, quien ofrece su visión sobre el tema añadiendo que “la paciencia se extiende tanto a las relaciones con otros como a nuestra relación interna. Hacia los demás, involucra escuchar, comprender y permitir el crecimiento. Hacia nosotros, se traduce en autocompasión y persistencia. Estas facetas benefician nuestras interacciones y fortalecen la resiliencia emocional, enriqueciendo nuestra habilidad para adaptarnos y prosperar en contextos personales y laborales”.
La experta coincide también en que hay determinadas prácticas secundarias que pueden ser de gran ayuda para trabajar la paciencia.“En el entorno laboral es vital establecer metas realistas, practicar una escucha activa y mantener la mirada en objetivos a largo plazo. A nivel personal, herramientas como la meditación, la gestión del tiempo y la autorreflexión son efectivas para fortalecer la paciencia y la capacidad de adaptación”, reflexiona.
Cambiar nuestra percepción sobre el tiempo
En general, los niveles de paciencia o impaciencia de la gente están directamente relacionados con la percepción que tiene cada uno sobre el tiempo, el valor que le otorga al mismo y las distintas creencias de cómo es mejor invertirlo.
Sin embargo, al ser el tiempo un bien abstracto que de cierta forma puede gestionarse y amoldarse a nuestro gusto, es posible también adaptarnos para verlo desde otro lado. Corrernos un poco del concepto de “inmediatez” a veces nos ayuda a hacer las cosas más tranquilos, con más tiempo para pensar y mejores resultados.
Romero ejemplifica esto mismo citando situaciones de la vida laboral cotidiana. “¿Puedo resolver algo ya? En general sí, es posible. Sin embargo, si esto requiere de un análisis profundo, probablemente tomarme una hora para analizarlo con tranquilidad y después responder será ventajoso”.
En síntesis, aprender a comunicar nuestros tiempos aunque sea de manera implícita, hará que se construya un entorno de paciencia en general que volverá todo el ambiente más ameno. “Estas cosas refuerzan el círculo de confianza y genera que quien espera una respuesta la próxima vez tenga más paciencia porque sabe cuál es nuestra manera de trabajar”, añade.
La paciencia como remedio para el estrés
Un manejo incorrecto de la paciencia (o de la impaciencia) impactan de una forma muy fuerte sobre nuestros niveles de estrés, volviendo el trabajo diario más tedioso y dificultando el enfrentamiento a las distintas tareas que debemos llevar a cabo.
De acuerdo con Arriagada, aprender a desarrollar la paciencia juega un rol clave en la reducción del estrés. “Al cultivarla, podemos afrontar momentos de tensión con mayor calma y equilibrio, evitando reacciones impulsivas que puedan agravar la situación. La paciencia nos capacita para manejar el estrés con serenidad, facilitando decisiones más reflexivas y la búsqueda de soluciones eficaces”, comenta, y añade que fortaleciendo nuestra paciencia nos ayudamos “a sobrellevar desafíos con mayor solidez y mantener un bienestar mental más robusto”.
Romero suma que estar en contacto con la forma en la que nuestro cuerpo se comporta en los momentos de impaciencia es muy útil para conocer qué tanto impacta esto en nuestros niveles de estrés.
“Es importante enfocar la energía en una cosa a la vez, empezar por lo más importante a resolver, cerrar la ventana, y pasar a lo que sigue. Ir resolviendo genera satisfacción y motivación, sino estamos frente a tensión constante y latente, a punto de explotar”. De acuerdo con la especialista, la tensión puede ser muy perjudicial para nuestra salud física y mental, por lo que hay que prestar mucha atención.
¿Por qué es importante la paciencia en el trabajo?
No sería ni necesario decirlo, pero la paciencia en el trabajo (y en la vida) es una virtud que realmente marca una diferencia en la forma en la que nos desenvolvemos, en la forma en la que nos sentimos con nosotros mismos y que nos sentimos con los demás.
De acuerdo con Romero, algunos de los beneficios de trabajar por un buen nivel de paciencia a nivel laboral son los siguientes:
- Mejoras en la calidad de la gestión
- Mayor escucha activa y comunicación más asertiva
- Más cohesión en los equipos al respetar los tiempos de cada colaborador
- Impacto positivo en el cliente, comprendiendo que la espera vale.
- Mejores resultados.
De acuerdo con la experta, los problemas más complejos se simplifican al poder resolverlos de manera más paciente y presente. Entre las soluciones se destacan: establecer expectativas realistas sobre resultados, practicar la escucha activa, enfocarse en metas a largo plazo aceptando el progreso gradual, gestionar el tiempo de manera eficaz evitando las urgencias y aprender a delegar tareas confiando en los demás.
De acuerdo con Arriagada, aquellas técnicas que pongamos en práctica para mejorar la paciencia en nuestra vida personal también impactarán en lo laboral. Esto incluye “meditación para calmar la mente, reflexionar sobre nuestras propias reacciones, aplicar técnicas de respiración profunda, cultivar la gratitud, y practicar el arte de decir no”.
1 comentario
Muy buena nota comparto completamente los conceptos