Resiliencia, la clave para superar los peores obstáculos

Por Equipo Santander Post | 02-10-2023 | 7 min de lectura

De que se trata el concepto de resiliencia tan estudiado por múltiples disciplinas. Cómo implementarlo en la vida cotidiana e incluirlo entre las aptitudes laborales o habilidades blandas.

Vivimos en una época de cambios veloces en todos los ámbitos de la vida. Y aunque la capacidad de adaptación es una característica de nuestra especie, la rapidez con la que muchas veces debemos adaptarnos a los cambios puede generar dificultades.

En general, todo proceso de cambio es gradual y suele incluir etapas emocionales como la negación, la resistencia, la aceptación y finalmente la adaptación. La duración de cada etapa varía según la persona y la situación. Pero, ¿qué ocurre cuando las cosas que suceden a nuestro alrededor cambian a un ritmo tan vertiginoso que no permite tener control ni atravesar cada una de las etapas de ese proceso?

Allí es donde aparece el concepto de resiliencia, entendido como la capacidad de una persona de adaptarse y recuperarse frente a situaciones adversas, cambios o crisis. Es decir, la resiliencia es lo que permite continuar DURANTE y A PESAR DE los cambios. Frente al hecho de  no poder hacer nada para evitar que los cambios aparezcan y sucedan, la resiliencia es la que permite continuar a pesar de ellos.

“Ser resiliente tiene que ver con aceptar que vamos a pasar situaciones malas, pero entender ese problema, que muchos dicen que es un fracaso, como una etapa necesaria para el éxito. Entonces, somos resilientes no por soportar la adversidad, sino por usar la adversidad para salir adelante”, explica en diálogo con POST Leo Piccioli, escritor y conferencista. 

La resiliencia es un término que, por atravesar muchas aristas de la vida humana, ha sido estudiado por varias disciplinas. Desde una perspectiva neurocientífica, la resiliencia se refiere a la habilidad intrínseca del cerebro para regular las emociones, procesar el estrés y mantener un alto funcionamiento cognitivo, incluso cuando se enfrenta a situaciones de gran presión o desafíos excepcionales. 

En el ámbito de la psicología, este concepto está relacionado con la capacidad de pensar de manera adaptable, encontrar soluciones innovadoras y mantener una actitud optimista y realista en momentos difíciles, sin dejar de reconocer la complejidad de dichas situaciones. Por otra parte, en el contexto del coaching profesional, la resiliencia se traduce en el desarrollo de habilidades específicas para abordar obstáculos, mantener una perspectiva positiva hacia el logro de metas y buscar oportunidades de aprendizaje.

“La resiliencia juega un papel crucial en la superación de obstáculos personales y laborales, debido a que permite a las personas reestructurar sus pensamientos y creencias, reinterpretando las situaciones desafiantes de manera más positiva y constructiva. Esto les ayuda a mantener una actitud proactiva que los estimula a encontrar soluciones creativas frente a los obstáculos”, explica a POST Daniel Colombo, facilitador y máster coach ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos. 

Que hace la resiliencia en el cerebro

Según Colombo, la resiliencia fortalece las conexiones neuronales que regulan las emociones y la toma de decisiones, lo cual facilita una respuesta más adaptativa ante las dificultades. 

La resiliencia se ‘despierta’ justo cuando aparece el desafío. Mucha gente piensa que no podría superar cosas muy difíciles, y, sin embargo, expuestas a esa situación, lo hacen, lo logran, se fortalecen y crecen. Y esto se da también porque la resiliencia mejora la función ejecutiva del cerebro, que es la parte organizativa de las funciones cerebrales que permiten decidir mejor, tomar un atajo para un mejor resultado, elegir y saber crear un espíritu de fortaleza interna, para lograr la superación de los desafíos, por más grandes que parezcan”, añade en dicho sentido.

Si bien la resiliencia tiene un componente innato, es una habilidad que puede cultivarse y fortalecerse. Esto implica adquirir y desarrollar ciertas características y destrezas personales. Por ejemplo, la capacidad de autoevaluación y la consciencia emocional resultan cruciales para reconocer y gestionar patrones de pensamiento negativos y regular las emociones de manera efectiva.

Asimismo, cualquier individuo que lo desee puede trabajar para mejorar su capacidad de adaptación y flexibilidad cognitiva. Esto facilitará la capacidad de ajustar estrategias y enfoques frente a obstáculos. Otro aspecto relevante es el desarrollo de la habilidad para establecer y mantener relaciones positivas, ya que contar con una sólida red de apoyo brinda el respaldo emocional necesario en momentos difíciles. En lo que respecta a la determinación y el enfoque en la superación personal, características clave como la perseverancia, la disciplina y la determinación desempeñan un papel fundamental. 

La resiliencia en el trabajo

En situaciones de alta presión o estrés laboral, existen diversas estrategias y técnicas que pueden fomentar la resiliencia. El establecimiento de prioridades claras y el manejo efectivo del tiempo pueden ayudar a reducir la sensación de agobio

“La identificación y modificación de pensamientos negativos mediante técnicas de reestructuración cognitiva puede fortalecer la resiliencia mental. La práctica de técnicas de relajación, como la respiración profunda y la meditación, puede disminuir los niveles de estrés y promover la claridad mental. Además, contar con un sistema de apoyo en el entorno laboral, como coaches profesionales, mentores o un grupo de colegas, puede proporcionar el respaldo emocional necesario para afrontar situaciones desafiantes”, explica Colombo. 

 Entre las técnicas destacadas para fomentar y cultivar la resiliencia, el experto destaca:

  1. Fomentar la autocompasión: reconocer que es normal sentirse abrumado o frustrado en momentos difíciles y ser compasivo con uno mismo y con la situación. Evitar ponerle un juicio negativo a todo, sin negar la realidad; y buscar extraer la mínima lección positiva posible, dentro del enorme desafío que se pueda vivir. 
  2. Cultivar la flexibilidad cognitiva: estar abierto a diferentes perspectivas y enfoques. Adaptarse y ajustar estrategias cuando sea necesario. La rigidez mental puede limitar tu capacidad de encontrar soluciones innovadoras y mantener una actitud resiliente.
  3. Practicar el autocuidado: priorizar tu bienestar físico, mental y emocional. Dedicar tiempo regularmente a actividades que te proporcionen alegría, relajación y renovación. El autocuidado fortalece tus recursos internos y te ayuda a mantener una actitud resiliente ante la adversidad.
  4. Construir y mantener una red de apoyo: cultivar relaciones positivas y de apoyo con familiares, amigos, colegas o mentores. Buscar el respaldo y la orientación de otras personas en momentos de dificultad puede brindar un apoyo emocional invaluable y fortalecer tu resiliencia.
  5. Practicar la gratitud y el pensamiento positivo: enfocarte en lo positivo, encontrar aspectos de gratitud en tu vida y en las situaciones desafiantes. La práctica regular de la gratitud y el pensamiento positivo refuerza una actitud resiliente y te ayuda a mantener una perspectiva optimista incluso en momentos difíciles.
  6. Buscar apoyo en profesionales: las disciplinas mencionadas anteriormente ayudan en gran manera a desarrollar el trabajo de la resiliencia interna. Lo demás queda en manos de cada uno: hasta dónde quiere resurgir, fortalecerse, ir profundo y aprender de las experiencias desafiantes de la vida. 

En resumen, la resiliencia no solo nos ayuda a enfrentar los desafíos laborales, sino que también nos brinda las herramientas para convertir los fracasos en oportunidades de crecimiento, cultivar una mentalidad de aprendizaje y mantener una actitud positiva a largo plazo.

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