De qué se tratan estas innovadoras tecnologías que están transformando la agricultura y por qué el AgTech está llevando la producción de alimentos a una nueva fase.
Un ecosistema AgTech puede definirse, de forma simplificada, como un conjunto de personas y organizaciones involucradas en el proceso de desarrollo de distintos tipos de soluciones para abordar y resolver los desafíos presentes en los sistemas agroalimentarios. El término, que proviene de la conjunción del inglés entre agriculture y technology, se encuentra en pleno auge, sobre todo, en los últimos diez años.
La aplicación de biotecnología, inteligencia artificial y la Big Data, para lograr mejoras sostenidas y aumentar la eficiencia del área agrícola, son procesos que ganan cada vez más adeptos en Latinoamérica. En una región como esta, donde la agricultura es vital para el consumo interno y la generación de divisas por exportación, la adopción de nuevas tecnologías se vuelve una aliada principal a fin de enfrentar los retos de la producción alimentaria a gran escala.
No sólo eso: la posibilidad de reducir el margen de error en la toma de decisiones, además, se convierte en una ayuda imprescindible para minimizar el impacto ambiental. Ahora bien, ¿cuáles son las AgTech que dominan el mercado en la actualidad?
Un repaso por los métodos referenciales de la nueva era
– Biotecnología: su importancia vital radica en el fomento de cultivos resistentes a enfermedades, a la contaminación ambiental y al impacto de fenómenos climatológicos adversos. En esa misma página, todo lo mencionado permite que se incremente el valor nutricional de los alimentos.
– Inteligencia artificial y Big Data: al igual que en otras ramas de la ciencia, la recopilación de información proveniente del mundo agro (por ejemplo, con la implantación de nanochips en las propias plantas) mejora la toma de decisiones. En síntesis, reduce la posibilidad de equivocarse. El caudal de datos obtenido por Big Data trabaja en equipo con algoritmos creados por IA con objetivos concretos: control de plagas, optimización de uso de fertilizantes y reducción de huella de carbono
– Robots agrícolas: sus funciones de cabecera pasan por el monitoreo (en particular, drones), siembra, riego y recolección. Es decir, no sólo realizan tareas pasivas, sino que ya forman parte del complejo entramado de producción agrícola. Así, es factible arribar a cosechas más eficientes, precisas y carentes de riesgos.
¿Cuál es la situación en Argentina?
Como uno de los principales motores de la agricultura latinoamericana, Argentina está en un momento de notable desarrollo de las startups de AgTech más destacadas de esta región del planeta, incluso, con expansión positiva hacia otros mercados. “El ADN emprendedor argentino se exportó a otros países y con gran éxito. Aquellas iniciativas surgidas entre 2019 y 2021 están en plena etapa de validación de sus hipótesis de crecimiento, todas con el mismo foco: crecer fuera del país, en mercados más atractivos. La movida masiva fue a Brasil, pero también han desembarcado en Perú, Colombia, Chile y México”, explicó Fernando Bautista, Líder de Agronegocios de Santander.
Asimismo, Fernando entiende que el mundo AgTech no sólo está focalizado en la eficiencia de la producción alimenticia o la prevención de daños en los cultivos, sino que se basa en otros dos pilares de peso: la trazabilidad de la huella de carbono y la digitalización de los servicios financieros relacionados. “Son las dos tendencias que atraviesan el sector y la mayoría de las innovaciones giran alrededor de ellas. Toda startup AgTech ha incorporado herramientas para el crecimiento de esas fases, para que el productor pueda gozar de mayor sustentabilidad en sus actividades y logre monetizar los servicios financieros complementarios”, señaló Fernando Bautista a POST.
El ingeniero agrónomo Gabriel Tinghitella, responsable del área de Innovación de CREA (asociación civil integrada por empresarios agropecuarios), recorre el mismo trazado que Bautista, al referirse a la “internacionalización” de las marcas argentinas: “Esto ha llevado a que algunos actores globales registren a los emprendedores, las empresas y las soluciones argentinas”. Sin embargo, se mostró más cauteloso al hacer alusión a la evolución de las AgTech en territorio nacional: “Se nota un incremento, pero aún no se ha generalizado. Es fundamental recordar que hablamos de innovaciones. A partir de las experiencias de los innovadores, son tomadas por adoptantes tempranos. Finalmente, la masificación de la difusión y la adopción comienza cuando la masa de productores observa y analiza el resultado obtenido por los adoptantes tempranos”. Por ende, los procesos temporales resultan vitales.
Unas líneas sobre el marco general del universo AgTech
Es menester remarcar que la aplicación de estos métodos es y será de ineludible trascendencia para combatir dos de los máximos dramas a nivel mundial: el hambre y el cambio climático. Por un lado, pueden colaborar a un aumento sostenido de la producción alimentaria y su calidad, lo que genera más y mejor disponibilidad de productos agrícolas para el consumo; en paralelo, se presentan como elementos para enfrentar sequías o inundaciones, al permitir la adaptación del mundo agro a condiciones disímiles y extremas.
“Estas tecnologías permiten realizar aplicaciones de insumos ajustadas a las necesidades específicas de cada área del campo. Por lo tanto, ayudan a evitar su sobreutilización, reducen el desperdicio y optimizan el uso de los recursos productivos. Esto genera incrementos en la productividad de los cultivos y reducciones de costos asociados con la compra de insumos”, añadió Tinghitella. Cabe subrayar, como beneficio de cabecera de las AgTech, la recolección de datos que son de enorme utilidad para la planificación y la toma de decisiones.
“Una plataforma de agronegocios digitalizada, a su vez, le confiere un impulso significativo a las empresas que se encargan de desarrollar soluciones AgTech. La utilización de nuevas tecnologías en el marco de las cadenas agroindustriales (desde la generación de insumos hasta el consumidor) multiplican aún más la capacidad de generar datos digitales que facilitan el desarrollo de soluciones de distinto tipo”, agregó Tinghitella, con un énfasis claro en que todos estos procesos deben estar acompañados por un inexorable vuelco a lo digital, donde los ámbitos público y privado tendrán que propiciar la atmósfera adecuada para su desarrollo.
“El sistema se retroalimenta positivamente y se desata un círculo virtuoso en el que la innovación y la colaboración entre los distintos actores involucrados se potencia cada vez más. La digitalización de los agronegocios impulsa el surgimiento de empresas de base tecnológica que demandan capacidades y generan empleo de calidad. El nivel de adopción de nuevas soluciones se incrementa contribuyendo al desarrollo de sistemas productivos y agronegocios cada vez más eficientes, transparentes y sostenibles”, concluye.
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