Neuroeducación: cómo la ciencia mejora los procesos de aprendizaje

Por Equipo Santander Post | 07-03-2024 | 3 min de lectura

Los especialistas en neuroeducación estudian cómo funciona el cerebro y luego aplican estos conocimientos en la educación. Cuál es el impacto revolucionario que se está logrando. 

La neuroeducación se presenta como una disciplina que integra la educación y la neurología. Esta permite mejorar el proceso de aprendizaje como también el de enseñanza, ya que sus fundamentos se basan en el funcionamiento del cerebro.

Lucas Canga, director del postgrado de Neuromanagement de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos (UCEMA) explica a POST que, en primer lugar, es necesario entender que la neuroeducación no es una ciencia, sino una disciplina.

“Esto significa que utiliza conocimientos y herramientas de las neurociencias cognitivas para mejorar, optimizar o hacer más eficientes procesos educativos. En este sentido, cuando uno habla de ciencia, se hace referencia a que todos los contenidos que esa ciencia propone están basados en un ‘método científico‘, el cual tiene un montón de requisitos que deben ser replicables, validados, entre otros”, detalla.

En este aspecto, aclara que la neuroeducación no investiga como tal, sino que toma los elementos de las neurociencias. Por ende, no es considerada una ciencia como tal, sino, como ya se mencionó, una disciplina. Para el experto, hay que tener mucho cuidado, porque, si no se tiene, se caería en lo denominado como “pseudociencia”.

“Una pseudociencia es cuando una disciplina, como la educación, toma el contenido de una ciencia y dice ser una ciencia. Es como decir, como nosotros hacemos neuro, por ende, somos una ciencia. Sin embargo, no lo es, ya que es una disciplina que utiliza conocimientos y herramientas de las neurociencias cognitivas para los objetivos de la educación”, explica.

“Por supuesto que personas del ámbito de la educación entienden perfectamente el funcionamiento del cerebro, que es la parte fisiológica, el órgano, y también la mente, que es la parte funcional, es decir, el funcionamiento de nuestro cerebro. Esto le permite ser más eficiente y/o eficaz en el aula”, añade.

Es una disciplina que utiliza conocimientos y herramientas de las neurociencias cognitivas para los objetivos de la educación.

Entre los ejemplos más habituales, el especialista menciona el de un profesor que conoce los procesos motivacionales, que básicamente es una función cognitiva del cerebro, entenderá cómo motivar a sus alumnos, qué hacer para dar clases más motivantes, entre otros.

Otro ejemplo para el experto es que, si sabemos cómo se aprende el lenguaje, porque sabemos las neurociencias de la evolución de este, entonces será mucho más fácil seleccionar algún tipo de ejercicio específico para cierta edad.

¿Cuáles son los desafíos por delante de la neuroeducación?

Federico Ast, filósofo, licenciado en comunicación y docente, explica a POST que la neurociencia estudia el sistema nervioso humano y, con base en eso, trata de analizar de qué forma aprendemos, formamos emociones y cómo reaccionamos ante diferentes situaciones.

“Claro que la educación es parte fundamental porque, en función de todos estos conocimientos, se pueden desarrollar procesos educativos mejores y más adaptados a la naturaleza humana. Hoy el sistema público de educación nace de un paradigma, es decir, están pensados para la sociedad de masas, basado en la uniformidad, en el que cada persona es igual”, enfatiza.

Este paradigma, para el especialista, no tiene énfasis ni el foco puesto en la individualidad de cada persona, como tampoco en cómo las personas pueden optimizar estos procesos en función de un montón de nuevos avances tecnológicos que fueron surgiendo en los últimos años.

“Acá entra en juego la neurociencia, que es una disciplina no tan vieja. Todos estos nuevos conocimientos que estamos adquiriendo sobre cómo funciona el cerebro y cómo los humanos reaccionan a diferentes tipos de situaciones pueden ayudarnos a construir mejores sistemas educativos”, concluye.

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