La pandemia por el coronavirus obligó este año a las familias, empresas y gobiernos a tomar decisiones de corto plazo, ante un escenario siempre cambiante y de mucha incertidumbre. ¿Pero qué sucederá cuando todo pase o comience a disiparse? ¿Es posible prepararse para un escenario de mediano y largo plazo? ¿Qué nuevos desafíos tendrán los países? ¿Y qué pasará en el caso de América Latina? Académicos y ex funcionarios públicos latinoamericanos y españoles comienzan a echar luz sobre estos temas. Y la necesidad de un consenso regional es una de las principales recetas.
El grupo de intelectuales firmó en forma reciente un documento publicado por el Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca sobre la necesidad de obtener un “consenso latinoamericano” para superar los retos económicos y sociales en la región que trajo el Covid-19.
La razón es que las proyecciones de los principales organismos económicos auguran que América Latina será la región del mundo en desarrollo que se verá más afectada por la crisis del covid-19. Según las últimas previsiones publicadas el pasado junio por el Banco Mundial y el FMI, el PIB regional se contraerá en 2020 un 7,2% y 9,4%, respectivamente. Además, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 30 millones de latinoamericanos podrían sumarse a la población en situación de pobreza.
Los autores, según refiere un artículo publicado en Santander Insight, advierten de que esta recesión vendrá acompañada de crecimiento débil para la región, y que podría extenderse hasta 2024. Entre los nombres figuran Ramón Casilda, profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad de Alcalá, y Jose Antonio Ocampo, ex secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y profesor de la Universidad de Columbia.
18 puntos para el desarrollo
Ante este escenario, proponen la necesidad de un “consenso latinoamericano” entre los agentes económicos y sociales de la región, con un compromiso claro hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que constaría de 18 puntos:
- Adoptar políticas macroeconómicas contracíclicas y garantizar en el largo plazo la armonía entre el necesario equilibrio fiscal y el crecimiento del PIB y el empleo, con base en reglas claras y en sistemas tributarios eficientes y progresivos.
- Ampliar el sistema de protección social para dar adecuada cobertura contra riesgos individuales y sistémicos.
- Elevar la cobertura y la calidad de la educación en todos los niveles.
- Ampliar la cobertura y mejorar la infraestructura de la salud.
- Incentivar el empleo formal y la formación ocupacional en un nuevo marco de relaciones laborales.
- Luchar contra las desigualdades de género y las que afectan a los pueblos indígenas y afrodescendientes.
- Fomentar el desarrollo de la agricultura nacional y la agroindustria.
- Promover una amplia diversificación productiva y exportadora con creciente contenido tecnológico.
- Ampliar las inversiones en I+D mediante la colaboración pública-privada.
- Conseguir mayores y mejores infraestructuras, incluyendo las científicas y tecnológicas.
- Facilitar la creación de empresas innovadoras y potenciar el emprendimiento en todas sus facetas y ámbitos.
- Apoyar en forma integral a las micro, pequeñas y medianas empresas.
- Fomentar el desarrollo y la inclusión financiera, con base en una regulación que la estimule.
- Mejorar la inserción internacional de las economías y las empresas.
- Promover una integración regional más profunda y despolitizada.
- Participar activamente de los acuerdos internacionales y fortalecer las políticas nacionales sobre cambio climático y protección de la biodiversidad.
- Ofrecer servicios públicos eficientes, con especial énfasis en la infraestructura digital, garantizando el acceso equitativo a la interconectividad.
- Robustecer el marco legal e institucional y fortalecer la capacidad técnica de las instituciones públicas
El estudio muestra la vocación de un gran grupo de expertos y exfuncionarios por llegar a ideas centrales que deberían ser aplicadas en forma coordinada en la región, a fin de maximizar el impacto. Pero sobre todo, expresan los académicos, revela la necesidad de comenzar a pensar en el día después y evitar que las consecuencias del Covid-19 sean aún más pronunciadas.
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