La falta de visión a largo plazo hace que las personas que se plantean metas, abandonen el camino rápidamente. Por qué es tan importante tener una misión a largo plazo y qué estrategias son útiles para materializar ideas.
Aprender a gestionarse como una empresa es uno de los grandes desafíos que enfrentan todas aquellas personas que se introducen en el mundo del trabajo independiente. Trazarse objetivos a corto, mediano y largo plazo debe formar parte de la agenda anual de todo emprendedor.
Daniel Colombo, Coach Ejecutivo, Speaker especialista en Motivación y Liderazgo, sostiene que antes de iniciar cualquier proyecto, es fundamental que se haga una planificación de metas: “Esto permitirá enfocarse en lo esencial, clarificar múltiples aspectos y marcar un rumbo del proceso. Además, ayudará a destinar recursos externos e internos apropiados y ratificar el camino midiendo los resultados”, manifestó el especialista. “Muchas empresas, emprendedores y personas se niegan frecuentemente a hacer una planificación de metas, en parte por desconocimiento y también por pereza”, agregó el Coach.
Santiago Salom, uno de los fundadores de Superhábitos, sostuvo que una parte importante de la planificación es “revisar tu misión y tu visión: dónde quiero llegar eventualmente, por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo, y cuál es el sentido del camino que estoy haciendo”. Sino -agregó- “se corre el riesgo de estar subiendo por la escalera equivocada. Quizás estás por comenzar una carrera corporativa o estás empezando un trabajo nuevo pero no se conecta con lo que vos querés conseguir en 5, 20 o 30 años”.
Desde SAGE, compañía especializada en gestión y contabilidad, comparten un informe sobre cómo trazar un plan de acción en cinco simples pasos:
1- Objetivos
Es quizás lo más importante y la raíz de todo lo que se construya después. Pueden tratarse de miniobjetivos -metas a corto plazo- o bien pueden relacionarse con la visión a largo plazo -desde la actualidad a cinco años adelante-. Estos objetivos pueden ser, por ejemplo, “duplicar la cantidad de clientes, internacionalizar la empresa, aumentar las ventas, entre otros. Para eso, afirmaron, es importante que esos objetivos reúnan una serie de requisitos:
Tiene que ser concreto: Si se quieren aumentar las ventas, ¿en qué porcentaje?
- Posible: Por más que reine el optimismo, es fundamental que sea realizable.
- Medible: Es importante que se puedan medir. “¿Cumplí o no cumplí con el objetivo?”
- Fijarse un plazo: ¿En qué periodo de tiempo se va a cumplir el objetivo?
En este punto, Daniel Colombo hizo una advertencia para aquellos que se encuentren arrancando un proyecto grande: “Es posible que, al principio, te sientas intimidado o, al menos, con dudas respecto a su cumplimiento. Esta percepción cambia si la apoyas dividiendo cada objetivo en otros más pequeños. Una vez divididos, los colocarás en una planilla o formato digital, en una línea de tiempo para ver gráficamente cómo será la consecución del paso a paso”, indicó el Máster Coach.
2- Definir la estrategia
“Una vez que tengas claros los objetivos a lograr, tendrás que fijar las estrategias o las acciones que se van a realizar para lograrlos”, sostuvieron desde SAGE. Bajo esta línea, manifestaron que si se busca captar nuevos clientes, es necesario hacerse y responder preguntas como:
- ¿Quién es tu cliente ideal?
- ¿Dónde podés encontrar a tu cliente ideal?
- ¿Qué necesidades tiene?
- ¿Cómo podés cubrir esas necesidades?
- ¿Qué acciones vas a realizar y cómo?
Santiago Salom también aconsejó hacerse preguntas simples como, por ejemplo: “¿Qué hábitos puedo incorporar para alcanzar esos objetivos? o ¿En qué me puedo instruir y capacitar?”.
3- Inversión
Saber cuánta plata se necesita para llevar a cabo los objetivos propuestas será parte de “tu contabilidad”. En este sentido, en SAGE precisaron que “la imagen fiel de la situación de tu proyecto la obtendrás a través de los datos contables”.
4- Identificar problemas posibles
En este punto, desde la compañía, ponderaron que el plan de crecimiento de la empresa “debe considerar qué hacer ante los problemas que puedan surgir en el futuro y que frenen el crecimiento de tu negocio”. En este sentido, proponen un ejemplo: “Si surge un nuevo competidor en el mercado o alguna normativa que afecta a tu crecimiento, tendrás que tener un plan B para saber cómo afrontar las situaciones que surjan”.
5- Control
Para saber qué lejos o cerca se está de los objetivos propuestos, es necesario que en el plan de crecimiento se fijen hitos en determinadas fechas “para cotejar si se van cumpliendo y si es necesario hacer correcciones”, explicaron desde SAGE.
A la hora de tener delineado un plan de acción, es importante definir plazos: “Como el diseño de metas es aún incierto en el proceso de elaboración, es fundamental crear un sentido de urgencia y de consecución de las acciones que -concatenadas- ayudarán a producir el resultado. Un proyecto corto podría ser ejecutable en 120 días corridos; uno de mediano plazo, en 180 días aproximadamente, y los demás, serían de largo plazo”, completó.
Sobre esto, Santiago Salom agregó que la clave está en desarrollar una serie de rituales de organización que permitan volver todo el tiempo a lo que se pensó a principio de año y, a partir de ahí, ir haciendo ajustes sobre la agenda. “Nuestra recomendación es que haya una revisión trimestral de cómo venís y una re-planificación para los próximos tres meses, una revisión semanal donde se planteen acciones claves y, además, un ritual diario”, agregó.
Por último, desde Superhábitos compartieron un PDF descargable que sirve de guía para cualquier emprendedor y trabajador independiente que quiera hacer una planificación anual.
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