De ser un proyecto de tesis para la facultad a convertirse en una iniciativa que busca reemplazar los plásticos descartables en el mundo gastronómico. Cómo fue su desarrollo y cuáles los mayores desafíos.
“Papa, profunda y suave eres, pulpa pura, purísima rosa blanca enterrada, floreces allá adentro en la tierra, en tu lluviosa tierra originaria…”. Así como Pablo Neruda decidió crear a través de un poema su propio homenaje al tubérculo bajo el nombre “Oda a la papa”, también jóvenes contemporáneos decidieron hacerlo mediante un proyecto.
Todo comenzó en los pasillos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde cinco estudiantes de la carrera de Diseño Industrial tenían que realizar un proyecto de tesis para finalizar su camino universitario. ¿Cuál fue su idea? Crear biovajillas descartables biodegradables hechas a partir de cáscara de papa. La meta es reutilizar un desperdicio de la industria alimenticia argentina y convertirlo en un producto de valor. “Nuestro objetivo es reemplazar los descartables plásticos de uso único que se utilizan en eventos gastronómicos ofreciendo un producto de diseño e industria nacional”, afirma Juliana Campanelli, una de las co-fundadoras.
Sin conocer la dimensión del desafío que les esperaba y con muchas horas compartidas juntos en busca de un buen producto, los jóvenes Anna Clara Cappetta, Juliana Campanelli, María Agustina Chianetta, María Paula Vita y Guido Martín Ventura comenzaron con una pequeña y propia inversión inicial, ya que se trataba de un proyecto tesis de facultad y el primer prototipo fue autofinanciado. “Recibimos mucha ayuda de proveedores amigos, familiares y conocidos que estaban en tema y podían aportar al proyecto”, comparte sobre sus inicios Cappetta, también socia fundadora.
Su proceso y desarrollo
Así fue como de a poco se inició y perfeccionó el modelo. Desde ODA Biovajillas resumen que el proceso de generación de la vajilla se da en dos pasos: prensado + calor. La placa de Oda se puede desechar directamente en el suelo, degradando en 30 días, y encaja perfecto en un desafiante mercado que produce desechos plásticos a diario. “Utilizamos cáscara de papa porque Argentina es uno de los países latinoamericanos que más consume esta hortaliza. Diariamente se producen toneladas de descarte de cáscara de papa de manera industrial que se desecha. Nosotros tomamos ese desperdicio, que de otra manera terminaría en la basura, y lo transformamos en un producto de valor”, comparte a POST Guido Martín Ventura, socio y diseñador de la iniciativa.
Una de las intenciones principales de ODA, asegura Ventura, es garantizar que para ser sustentable “sea sencillo y fácil y que uno no tenga que preocuparse por lo que sucede después de utilizar un producto de uso único”. Su objetivo es que esto se refleje en “todas las acciones que llevamos a cabo para que el proyecto crezca”. Para este año, no solo buscará optimizar la producción y llegar aún más al mercado, sino también crear nuevas líneas de productos: “Es algo en lo que trabajamos continuamente. Queremos que ODA sea un conjunto de productos de distintas tipologías e, incluso, de materiales alternativos”, comparte María Paula Vita, cofundadora del proyecto.
Este camino, llevó a los fundadores/as a aprender numerosas lesiones de vida. Entre ellas, coinciden en que, si tuvieran que resumirlas, ODA les enseñó a no bajar los brazos y seguir el camino del emprendedurismo: “Si bien es difícil y largo, aprendimos a ser pacientes, no dejar que los obstáculos nos detengan y ser cada día un poquito más sustentables”, detalla Vita.
Conciencia y expansión
La conciencia medioambiental se vio reflejada en el sector gastronómico. Agustina Chianetta, también cofundadora de ODA, comparte que a lo largo de los años se cruzaron con muchos emprendimientos gastronómicos que son “conscientes de la necesidad de una alternativa biodegradable para servir su comida” pero que atraen un problema que es que la mayoría de las opciones son importadas y muy caras para traer al país. Pese a esta problemática, desde ODA tienen fe que la tendencia crecerá: “Creemos y esperamos que la tendencia a la sustentabilidad y los productos biodegradables crezca y no pare de crecer. El mundo está listo para generar un cambio verde”, confirma Chianetta.
Más allá del trabajo interno en busca de fomentar, expandir y darse a conocer, un gran envión al crecimiento fue la participación (y la premiación) en numerosos premios o iniciativas que buscan acrecentar proyectos sustentables. Una de sus experiencias fue la inclusión en el Top100 de los mejores emprendedores de Santander X Global Award. Le permitió conectarse y conocer diferentes proyectos que buscan generar un impacto en la sociedad.
“Nos pone muy contentos saber que hay más proyectos como el nuestro buscando generar un cambio en la sociedad. Iniciativas como la de Santander aporta mucho al proyecto, nos pone en contacto con otros emprendedores, nos ayuda con la difusión y permite que ODA llegue a un público mucho más extenso”, afirma Ventura.
Como cierre, desde el emprendimiento sustentable dejan un mensaje a toda la comunidad sobre la importancia de ser parte de una vida más sostenible:
“Desde ODA, sentimos que la sociedad está lista para un cambio de estilo de vida consciente y sustentable. Es importante comenzar a aprender a cuidar al medio ambiente, no es necesario dar un gran paso de una, sino ir tomando pequeñas decisiones que de a poco van a ir mejorando nuestra calidad de vida”.
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