20 Grand Slam. 13 Roland Garros. Un Golden Slam (es decir, ganar los cuatro torneos más importantes del tenis en el mismo año). 209 semanas como número uno del mundo. Los éxitos de Rafael Nadal pueden continuar en una larga e infinita lista. Pero estos logros no se dieron solo por la raqueta y el espíritu del propio Rafael Nadal. También, hubo una mentalidad detrás que lo alimentó (y alimenta) para ser y seguir siendo el mejor. Esa misma mentalidad, vino de Toni, su tío.
Desde sus comienzos en el circuito hasta el 2017, año que dejó de ser su entrenador para dejarlo en manos de sus compatriotas Carlos Moyá y Francis Roig (excolaborador suyo) Toni Nadal fue el fiel compañero que guió, instruyó, enseñó y hasta a veces provocó al reconocido sobrino. Con sus anteojos negros y la seriedad habitual en su rostro, fue el encargado de crear una mentalidad única y envidiable que hizo, incluso, trascender el mundo del tenis y convertirse en un referente en el deporte.
En busca de más detalles, Santander convocó al entrenador y hoy conferencista internacional a la denominada ‘Wealth Talks’, iniciativa que propone una serie de conferencias virtuales para sus clientes. Con miras de nutrir a los oyentes, la propuesta de Santander busca la voz y las opiniones de expertos sobre el impacto de la crisis provocada por la covid-19 en la economía, la sociedad y la política. En la primera conferencia, Toni Nadal repasó su carrera con el tenista y transmitió a los asistentes sus valores tanto en la pista como fuera de ella, animando a un correcto manejo de la incertidumbre y la adversidad.
La adversidad como potencial
“No hay un camino que llegue a Roma, pero tampoco todos los caminos llevan a Roma”. Con esa frase el entrenador y preparador físico inicia la conferencia frente a la pregunta del moderador sobre cómo se prepara para la adversidad. Toni reconoce que no existe una fórmula o “píldora” para afrontarla. Sin querer dar lecciones, pero si compartir cómo entiende él la preparación para la adversidad, el actual conferencista comparte que, para llegar a lo más alto o al lugar que uno quiere, es pensar que el camino “no será fácil”.
Parafraseando el lema del filósofo alemán Johann Wolfgang von Goethe de que “el talento se construye en la calma, el carácter se construye en la tempestad”, Toni pone foco en la formación justamente del carácter, para afrontar las dificultades. “Es muy difícil construir un carácter fuerte solo con palabras y muchos menos con palabras bonitas. Mi intención, cuando entrené a Nadal, era focalizarme en que tenga un carácter fuerte. Esa fue su primera idea”.
La simpleza, fue otra de las virtudes remarcadas por el entrenador. Frente a un mundo donde “se quiere dar explicación a todo”, Toni comparte que su sentido común, lógica y “no complicarse más de la cuenta” fue el secreto para entrenar a uno de los tenistas de la historia: “Yo partía de conceptos simples: golpea lo más fuerte que puedas la pelota. Tírala donde no esté el rival y tírala adentro de la pista”, compartió entre risas durante la conferencia propuesta por Santander.
De la exigencia a la autoexigencia
La exigencia para Toni es un componente fundamental para llegar a lo más alto. Sobre esta, aclaró primero que se trata de “hacer lo mejor que puedas” y luego entenderla no como “una cosa dada a otro”, sino dirigida hacia uno mismo. En su experiencia con su sobrino buscó que esa exigencia, pase a una autoexigencia. El paso de ser exigido por su entrenador, a ser exigido por él mismo porque en la vida “uno tiene que ser responsable de las cosas”.
De la mano de esta, Toni vuelve a reforzar la idea de que para llegar a lo más alto uno debe pensar que el camino “no será fácil”. En esta línea, en su experiencia con Rafa, el entrenador sabía que para ser el mejor, el trayecto siempre iba a ser difícil. Con esta bandera preparó a su sobrino a dificultad. ¿Y cómo se prepara para la dificultad? “Con hechos”. Así, con el tiempo, Toni analizaría las características físicas, técnicas y mentales de su sobrino para diseñar, en base a ella, una estrategia de juego. Un modelo de entrenamiento para poder, en el futuro, hacer un tipo de juego adaptado a sus cualidades.
Este pensar lo hizo poner en movimiento al tal punto de estar preparado para todo. “Ahí entendí que todo lo que iba viniendo era normal y propio de alguien que espera algo más o menos difícil”. Él siempre entendió que la dificultad está ahí, y siempre debía hacerle frente. “Cuando imaginamos lo que va a pasar, siempre lo hacemos como muy drástico y muy difícil pero después, cuando nos ponemos a hacer las cosas, las cosas no son tan complicadas, hay que querer hacerlo”.
Y, finalmente, es la acción y la aceptación de la realidad lo que realmente permite llegar a la cima o, por lo menos, alcanzar la superación personal que siempre está ahí a la espera. “Cuando te pones en marcha y tu estas dispuesto, al final lo consigues. Eso no te garantiza el éxito, pero al menos nos garantiza la satisfacción personal. Yo hago lo que puedo. Si después las cosas funcionan mejor o peor, será diferente. Y esa ha sido una constante. Uno tiene que ser responsable, asumirlo y luchar hasta al final”.
La mentalidad ganadora y superadora de la adversidad no se convierte solamente para Toni en una herramienta para el éxito deportivo, sino más bien en un estilo de vida.
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