No se puede evitar que el cuidado del medio ambiente debe ser considerado en nuestras rutinas. El ámbito de trabajo es esencial para fomentar estas prácticas.
La Argentina se encuentra en el puesto 14 entre los países de Latinoamérica que más residuos generan, con 1,14 kg per cápita cada día, según el informe What a Waste 2.0: A global Snapshot of Solid Waste Management to 2050, elaborado por el Banco Mundial.
La separación de residuos en origen, ya sea en el hogar o en el espacio de trabajo, es una de las claves a la hora de reducir el impacto ambiental desde nuestro lugar. Lo interesante es que los beneficios de incorporar este hábito no se relacionan únicamente con aportar un granito de arena a las cuestiones ambientales, sino que también puede tener gran impacto a nivel social, ya que implica colaborar con distintas organizaciones que se encargan de reutilizar o reciclar los distintos residuos para luego aportar a causas a benéficas.
Por eso, en su Política de Cambio Climático y Gestión Ambiental, el Grupo Santander tiene entre sus objetivos “impulsar acciones orientadas a la sensibilización de la sociedad en actuaciones para la protección ambiental”. En este sentido, busca no solo proteger el medio ambiente en sus actividades de mayor impacto, sino también en un ámbito tan rutinario como el de oficina.
¿Cuáles son los residuos reciclables?
Si bien cada oficina o ámbito de trabajo tiene sus particularidades y, por lo tanto, distintos tipos de residuos predominantes, para dar el primer paso en el reciclaje, podemos identificar algunos residuos reciclables que se encuentran habitualmente en la mayoría de los ámbitos laborales. Y en tiempos de coronavirus, estos elementos se pueden encontrar también en el hogar:
Papel: es uno de los principales residuos reciclables que se generan en las oficinas. Lo ideal es que, en primer lugar, se evite la generación innecesaria de impresiones. Cuando imprimir resulte inevitable, es indispensable promover la impresión automática a doble faz. Luego, cuando quede un papel con una carilla libre que ya no se utilice, se puede proceder a su reutilización como hoja borrador o incluso para armar anotadores internos. Los papeles que quedan se pueden reciclar, como veremos más adelante.
Cartón: si bien no se genera mucha cantidad de cartón en oficinas administrativas, de la misma forma que el papel, es importante incentivar su correcta separación para reutilizarlo cuando sea necesario o reciclarlo en el último de los casos. Se aconseja generar vínculo con alguna cooperativa de recolectores urbanos cercana a la oficina para asegurar una correcta entrega de este valioso material reciclable.
Plástico: el primer paso es tratar de evitar el consumo de productos que vengan en envases plásticos (botellitas, bandejas de comida, cubiertos descartables, sorbetes).
Cuando consumir estos envases resulte inevitable, es indispensable lavar esos envases y disponerlos en los cestos lo más secos posible para su posterior reciclaje. Son varias las organizaciones que brindan soluciones para el acopio de distintos tipos de plástico, con las cuales las empresas deberían estar en comunicación permanente y pueden pasar a formar parte de programas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de la empresa, sumándole un valor agregado a esta actividad diaria.
Alimentos: sería ideal complementar la separación de papeles, cartón y plásticos con una compostera en el comedor de tu empresa o de tu casa, la cual permita albergar los distintos restos de alimentos que se generen en el momento del almuerzo y así poder generar compost para nutrir la tierra del patio o las macetas del balcón.
¿Cómo aplicar un plan de separación de los residuos en tu ámbito laboral?
- Identificar los diferentes tipos y cantidades de residuos que se generan y clasificarlos, por ejemplo, en reciclables secos (papel, cartón, plásticos) y reciclables húmedos para compost (alimentos). Para lograr este punto es importante capacitar correctamente a todo el personal o a toda tu familia. Puede ser con pequeñas charlas, cartelería adecuada en todo el piso o notas en la heladera, pero principalmente, cuidando que el cartel de los cestos donde se van a disponer los residuos reciclables sea claro.
- En función de la identificación anterior, se debe elegir un sistema de separación acorde. Es decir, si sólo se detectan papeles y plástico, se dispondrán cestos con dos carteles fáciles de interpretar. En general, las palabras acompañadas de imágenes resultan más ilustrativas para este tipo de actividades y contribuyen a una rápida y correcta identificación.
- Colocar los cestos en lugares accesibles y cómodos para todos, por ejemplo, un cesto para papeles cerca de la impresora y un cesto para plásticos cerca de la cocina.
- Realizar un seguimiento del cambio de hábito con todo el equipo de trabajo (o la familia), evaluando los avances, los beneficios, las dificultades y la necesidad de mejorar a fin de lograr una gestión de residuos más acorde a los objetivos tanto de la empresa como del hogar.
La clave en cualquier plan es la comunicación. No basta con la disposición de cestos con carteles bien identificados.
Como en todo, si no se informa correctamente cómo se emprenderá la separación de residuos reciclables a todos los miembros, qué es lo que hay separar y por qué es importante que todos incorporen estos nuevos hábitos, será difícil de alcanzar las metas.
Explicarles a los protagonistas de estos planes de reciclaje por qué es necesario el cambio de hábito contribuirá a que el empleado se sienta parte de una acción importante para la empresa, para el medio ambiente y para la sociedad.
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