Casi sin respiro ni tiempo, la pandemia tocó la puerta de las oficinas de las empresas y les sentenció: “Tienen que cambiar”. La crisis sanitaria puso en jaque los modelos actuales de oficinas obligándolos a modificar sus bases. Pero modificar no significa eliminar. Aunque el teletrabajo vino para quedarse, no significa que dominará el ecosistema laboral. Y así lo entienden los expertos que manifiestan que el modelo remoto será acompañado de oficinas renovadas y distintas.
“El teletrabajo ha sido una gran solución de ajuste y protección durante la pandemia, pero no es sostenible de manera permanente. No solo la salud física de los colaboradores está en juego, sino también la mental. Por lo tanto, todas las compañías deben organizarse internamente para retornar de manera segura sus espacios de trabajo”, comparte en entrevista con POST Tomás Calusio, Director de WeWork Argentina.
Esto, asegura, desencadena en la necesidad de espacios de trabajo flexibles en donde el teletrabajo y la oficina se complementen y se den como opciones para los colaboradores.
Según un estudio global de WeWork junto a Brightspot Strategy, para comprender las percepciones de los profesionales sobre el trabajo en el contexto posterior a la pandemia, el 90% de las personas encuestadas quiere volver al menos un día a la semana a la oficina. Y un 20% desea hacerlo los cinco días de la semana.
“Todas las personas necesitamos juntarnos y tener contacto social dentro de los equipos, por eso el modelo mixto es el que va a prevalecer, no es un 100% digital ni un 100% presencial, esto es lo que venimos conversando ya varias organizaciones”, enfatiza Soledad Grisendi, Responsable de Cultura en HR en Santander.
Las ‘nuevas’ oficinas
Con el mix de ambas modalidades, la pregunta es: ¿cómo serán estos nuevos espacios de trabajo? En cuanto al sistema office + remote, Juan Caram, Arquitecto Asociado en Buenos Aires Planning manifiesta a POST que la creación de una nueva oficina no será igual para todas las compañías y dependerá de sus necesidades el tipo de espacios que se tendrán que proyectar.
En esta línea, agrega que “dependerá de la industria en la que se encuadre la empresa” y aclara: “Más allá de ciertos protocolos de salud que llegaron para quedarse, las soluciones y los tipos de espacios y necesidades que tendrá un banco será distinta de la de un laboratorio o una empresa de videojuegos”.
No importa la industria de la que se trate, para Grisendi las oficinas van a adecuarse al modelo edilicio del co-working. Este modelo, que ha ganado lugar en los últimos años, se convierte en una alternativa para las empresas. “Las oficinas se van a tener que acomodar más a un estilo co-working donde uno no va a tener un escritorio asignado, sino que las personas tendrán espacios de trabajo disponibles para poder utilizar cuando lo requieran conforme a sus tareas”, amplía.
En cuanto a los hábitos, los protocolos sanitarios serán el primer objetivo. Por ejemplo, en WeWork se estructuró junto a líderes de industrias de salud, seguridad, limpieza, construcción y diseño, un plan de bioseguridad dividido en tres pilares: distanciamiento profesional, limpieza e higiene, y señalización conductual. Sumado a esto, se instalaron sistemas de HVAC (Heating, Ventilation and Air Conditioning), un mecanismo para que el aire fluya constantemente y ayude a eliminar sus impurezas.
Para el caso de Santander, Grisendi comparte que se definieron protocolos, circuitos, procesos y señalética dentro de las oficinas junto a los equipos de Seguridad e Higiene, y Salud, y se trabaja mucho con las personas sobre el comportamiento dentro y fuera de los espacios de trabajo. Además de estas propuestas, su trabajo se centrará también en el compromiso y la responsabilidad social de todos los empleados para hacerle frente a la situación y poder cuidarse.
Por su parte, Caram asegura que estos protocolos “van a variar” y considera un aspecto importante: la tecnología. Su incorporación, con el contactless, a partir de sistemas de reserva de espacios, y/o la mejora de los espacios con conectividad Wireless, por ejemplo, son mucho mejores para gestionar conductas sanitarias, considera. Por otro lado, entre otras incorporaciones, menciona a la gestión automática de las salas, experiencias de video inmersivas y la disposición de conectividad en todos los espacios.
Manos en acción
En este contexto, hay empresas que ya pusieron las manos en acción y empezaron a movilizar sus equipos. Por ejemplo, en WeWork, promueven el modelo flexible “Hub-and-Spoke” en donde una empresa tiene una sede principal y algunas oficinas satélites en distintos puntos de la ciudad.
“En lugar de la clásica sede a la que todo el mundo tiene que ir, cada trabajador podrá ir a la oficina que tenga más cerca de su casa. Esto posibilita a compañías con una abultada plantilla poder derivar a sus trabajadores a diversas oficinas en función incluso del barrio en el que vivan. Pero de una manera que se preserve la conexión y la cultura de la empresa”, explica el director de la marca en el país.
Santander Argentina gestó su propio plan de cultura para retomar, de forma ordenada y escalonada la vuelta de las personas a las oficinas. Mariano Cerquetella, Sub-Gerente Departamental de Propiedades y Seguros de la empresa remarca que el regreso se está dando en tres etapas. En la primera, afirma que se dio prioridad al trabajo remoto con la adquisición de todas las herramientas que se necesitaban para trabajar y solo trabajaron de manera presencial los roles críticos, es decir, los que estaban enmarcados dentro del plan de continuidad de negocio.
En la segunda fase, la que se encuentran transitando ahora, se flexibilizaron los roles esenciales para densificar aún más los edificios, se habilitaron las reuniones presenciales y se disponibilizaron espacios como cocheras dentro de los edificios para que todos los colaboradores puedan acceder a sus vehículos propios. Además de la facilitación de remises privados para que no tengan que viajar por transporte público.
Y la tercera etapa contará con grandes cambios, sobre todo, en los espacios físicos, con la intervención del área de inmuebles. En primer lugar, se fijó un porcentaje de la dotación para que realice home office. “Combinamos con cada líder de área, con cada gerencia principal, el porcentaje de colaboradores que volvería a las oficinas y cómo será la dinámica de home office que, de acuerdo a la funcionalidad, lo fija cada área”, explica Cerquetella.
Para apalancar todo esto, Cerquetella comparte que pasaron a la modalidad de escritorio “innominado” que significa que los equipos no van a tener por colaborador una mesa asignada como era antes. “Los escritorios van a estar libres. De hecho, se hizo el trabajo de quitarles las cajoneras, despersonalizarlos y se asignaron determinados cupos de escritorios, de acuerdo a lo que coordinamos con las áreas del porcentaje de home office, y se los identificó por barrios”, revela.
De esta manera la persona, cuando llega a la oficina, se dirige, por ejemplo, a las zonas de “Garay”, “Uspallata ” o “Antequera”, según el barrio que le asignaron previamente. Ahí mismo, puede seleccionar cualquier escritorio.
Con estos ejemplos, propuestas, protocolos e iniciativas, es que las empresas ya están listas para abordar una nueva era, en una oficina diferente a la que supieron tener.
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