Cómo calcular tu huella de carbono y reducir el impacto ambiental de tus acciones

Por Equipo Santander Post | 08-11-2022 | 7 min de lectura

Aunque parezca imperceptible en el día a día, las personas producen una determinada cantidad CO2 que puede llegar a ser perjudicial para el planeta. Cómo medirlo y hábitos para revertir el cambio climático.

Cuando nos movemos, cuando nos alimentamos o cuando consumimos energía. Casi imperceptiblemente, las personas emiten una cantidad de CO2 que, según como sean sus hábitos, pueden llegar a ser muy perjudiciales para el planeta tierra

Andar en bicicleta, administrar las comidas o reciclar no es lo mismo que trasladarte en auto, desperdiciar alimentos o mezclar la basura. Cada acción (o movimiento) de la sociedad produce menos o más emisiones de los denominados gases de efecto invernadero (GEI).

Como explican los expertos, estos son aquellos que, al aumentar su concentración en la atmósfera, logran mayor grado de absorción de radiación infrarroja, lo que provoca una tendencia al aumentar la temperatura global y, en consecuencia, nos lleva al fenómeno del cambio climático.

La aparición de la huella

Así es como se creó el concepto de la Huella de Carbono, que es un indicador que mide justamente la cantidad deCO2 (dióxido de carbono) producida por una organización, una persona o un producto, y su consecuente contribución a los problemas ambientales.

“Para su determinación se utilizan herramientas de gestión ambiental que traducen los impactos de las actividades que producen un bien o un servicio en cantidades de CO2, permitiendo la posibilidad de minimizar, quitar o neutralizar el efecto que esta cantidad de CO2 aporte al cambio climático global”, explica en detalle a POST Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.

“Al reducir la huella de carbono, lo que estamos haciendo es reducir nuestro impacto ambiental al planeta. Esto es muy importante porque nuestros hábitos de consumo pueden repercutir en el medio ambiente”, agrega Bruno Giambelluca, coordinador de la campaña de clima y energía de Greenpeace.

Así es como esta medición es la que permitirá a las personas ser conscientes del impacto real de cada una de sus acciones. “Al realizar un cálculo uno puede determinar qué tan grande es ese impacto que uno genera y así se puede ver dónde reducir y qué hábitos del día a día de una persona se pueden modificar”, detalla Giambelluca.

Cómo medir

La gran pregunta que todas las personas se hacen es: ¿y cómo mido mi huella? Desde Fundación Vida Silvestre, parten que es posible calcular la huella de carbono a través de calculadoras digitales como las que ofrece WWF, a través de https://footprint.wwf.org.uk/#/. “Esta herramienta permite, mediante una serie de preguntas y acorde a nuestras respuestas, medir el impacto de las personas”, comenta Jaramillo. 

Más allá de estas soluciones digitales, desde Greenpeace comparten que existen diferentes herramientas que a uno “le permiten determinar con base en ese día a día qué cosas tienen un mayor o menor impacto” y agregan que “puede haber una persona que consume un producto con embalaje de mucho plástico, pero a la vez usa el transporte público. Entonces, el segundo está bien, pero el primero no”. 

Las acciones vitales

Como se dijo anteriormente, no todas las acciones (y actitudes) son las mismas para la huella de carbono. Giambelluca explica que hay acciones “de sentido común” que a uno puede ayudarlo “para ver qué tanto hacemos para reducir la huella de carbono o que tanto hacemos para aumentarla”.

Por esto mismo, para empezar, desde Vida Silvestre afirman que primero hay que plantearse un buen número de preguntas sobre, por ejemplo, “cómo es el consumo doméstico en nuestro hogar; cuál es el medio de transporte que elegimos con más frecuencia (auto, transporte público o bicicleta); cómo utilizamos el agua (si tenemos canillas que gotean, si elegimos duchas cortas o cerramos la canilla cuando nos lavamos los dientes); cuán eficientes somos con el uso de la energía en nuestra casa (si apagamos las luces en las habitaciones que no estamos, si secamos la ropa con secarropas) y hasta si separamos los residuos o compostamos”, explican. 

De responderse todas estas preguntas (y más) de manera consciente, las personas se pueden acercar a la posibilidad de elegir otras opciones que generen menos impacto. Algunas acciones concretas para aplicar según Manuel Jaramillo son: 

  •  Poner en práctica la regla de las 4R. Reducir tu consumo y desperdicios al máximo. Reciclar tus residuos, para que sean utilizados como materia prima para la creación de nuevos productos. Reutilizar y Reparar objetos para darles un nuevo uso y extender su vida útil antes de desecharlos.
  • Ser responsables con nuestros residuos. Las personas deben darle una adecuada disposición separando aquellos que son reciclables de los que no. Además, una buena alternativa es hacer compost con los residuos orgánicos, para reducir los desechos al máximo.
  • Reducir el desperdicio de alimentos. Planificar las comidas y compras para evitar desperdiciar comida que no utilices. De todos los alimentos producidos, aproximadamente el 40% no se consume y terminan en la basura.
  • Buscar alternativas sustentables, que permitan compatibilizar nuestros consumos con la conservación de nuestros ambientes naturales.
  • Recorrer a pie o en bici todo lo que puedas, así ayudas a reducir el consumo de combustibles fósiles.
  • Utilizar con moderación y el agua y la energía: Desenchufar electrodomésticos cuando no estén en uso y cargadores de celular reduce el consumo de energía pasiva innecesaria. 

En tiempo invernal, el especialista comparte que: 

  1. Si calefaccionamos con un acondicionador de aire, se recomienda no poner el equipo a temperaturas mayores a 20°C. Cada grado que se aumenta representa un 7% más de consumo energético.
  2. Si el agua se calienta por calefón, regular la temperatura ajustando la llama o abriendo más la canilla, pero evitando mezclarla con agua fría, para ahorrar gas y prolongar la vida útil del artefacto.

“Diferentes ciudades tienen diferentes opciones, pero lo importante es empezar por lo que uno puede hacer e ir aumentando el nivel de compromiso frente a la contaminación y el impacto medioambiental”, comparte en entrevista con POST la coordinadora de la campaña de clima y energía de Greenpeace. 

De la acción al incentivo a los demás

Más allá de las personas que son conscientes de sus propios hábitos y adoptar otros nuevos más sostenibles, también están aquellas que desconocen o no son entusiastas a la hora de repensar sus acciones diarias.

Por eso, el gran incentivo (y desafío) de las personas y organizaciones que promueven la consciencia ambiental, como Fundación Vida Silvestre Argentina o Greenpeace, es contagiar y promover estas acciones.

“Lo principal es entender que estamos en una crisis climática y ambiental sin precedentes. También una crisis de biodiversidad, se extinguen especies, cada vez los hábitats de las especies son cada vez menores. Entonces ese debería ser el mayor incentivo que uno tiene para poder tomar cartas en el asunto. Y es necesario también lo más rápido posible”, comparte Giambelluca. 

Por otro lado, aclara que, pese a que para algunas personas esto no es fácil, lo importante es “comenzar por lo que uno cree que puede hacer y ayudar a reducir esa huella de carbono tan grande que nuestro planeta tiene y que tenemos que reducirla lo antes posible”.

Todo esto implica una gran responsabilidad de toda la sociedad que, así como la genera, también está en sus manos la posibilidad de reducirla. 

Aún no hay comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más historias
Artículo

Las construcciones sustentables se presentan como una alternativa para enfrentar los desafíos ambientales actuales. La eficiencia energética, el uso responsable de los recursos y la reducción del impacto ambiental se perfilan como la solución para un futuro más sostenible.

¡No te pierdas nada! Suscribite a nuestro Newsletter