Para tener control de la economía personal y poder lograr objetivos como ahorrar e invertir, es necesario aplicar ciertas normas o reglas que faciliten el orden.
Al recibir un ingreso es muy común dejarse llevar por las tentaciones de gastar de más y ahorrar solo el dinero que sobra -si es que queda-. Sin embargo, este tipo de decisiones pueden ser muy perjudiciales para la salud financiera de las personas.
Por este motivo, la clave está en ordenar las finanzas personales, de modo que se pueda destinar el dinero necesario para gastos, pero también -pensando a largo plazo- para el ahorro y la inversión.
¿Cómo ordenar las finanzas personales en tres sencillos pasos?
Para ordenar las finanzas personales se debe aplicar una serie de pasos que abarca desde la obtención de los ingresos hasta la verificación de los gastos. El primero consiste en armar un presupuesto acorde al dinero con el que se cuenta mensualmente.
El segundo paso se enfoca en llevar a cabo un registro detallado de todos los gastos fijos, variables e imprevistos que puedan surgir a lo largo del mes. El tercer punto se centra en el desarrollo de hábitos financieros saludables y en aspectos que impacten en la economía doméstica.
Armar un presupuesto
Contar con un presupuesto es clave en cualquier estrategia para ordenar las finanzas personales. Este permite planificar los ingresos y estimar los consumos que se van a realizar durante el mes.
Asimismo, se pueden ajustar a los cambios en el nivel de vida como las modificaciones en el nivel de ingresos. Con respecto al procedimiento, es necesario considerar las siguientes variables:
- Ingresos fijos: en el caso de trabajar en relación de dependencia se toma en cuenta el sueldo mensual. En cambio, si se trabaja como autónomo o independiente, se debe analizar el promedio que se obtiene para establecerlo como ingreso fijo. Otro ejemplo es el de los alquileres con contratos a largo plazo.
- Ingresos variables: son aquellas entradas de dinero con las que no se cuenta habitualmente. Un ejemplo en el ámbito laboral son las horas extras, pequeños emprendimientos adicionales a la actividad principal, entre otros. También se incluyen alquileres temporarios o ingresos estacionales, como el alquiler de casas de verano.
- Gastos fijos: son todos los gastos que deben abonarse de manera obligatoria, como las facturas de electricidad, gas natural, internet y alquiler, si corresponde.
- Gastos variables: son erogaciones de las cuales se puede prescindir con relativa facilidad, como el dinero que se destina a salidas familiares.
Registrar los gastos que se realizan en el mes
Aunque el presupuesto refleja una estimación de gastos, es fundamental hacer un análisis detallado para identificar oportunidades de ahorro. Esto puede realizarse al anotar cada compra realizada en alimentos y servicios. Un registro detallado permite detectar gastos hormigas o el sesgo del efecto anclaje y disminuir aquellos que, por lo general, son fijos.
Durante el mes pueden surgir imprevistos que no entran dentro del presupuesto habitual. Si bien para esas ocasiones se suele utilizar un fondo de emergencia, de contar con uno, si los gastos no son considerables, suele incorporarse al presupuesto.
Al detectar en qué se gastó, se puede entender por qué en un mes se realizaron mayores o menores erogaciones de dinero.
Desarrollar hábitos financieros saludables
Incorporar hábitos saludables como dedicar tiempo a aprender sobre finanzas personales, invertir el ahorro que se genera cada mes y, en el caso de realizar gastos extraordinarios, como la compra de un electrodoméstico, hacerlo de la manera más inteligente posible, pueden marcar la diferencia.
Al inicio de cada mes es necesario revisar el presupuesto que se proyectó en el período anterior y corroborar que se hayan cumplido las metas. Si se detecta un desvío, se debe realizar el ajuste pertinente.
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