Cómo planificar las finanzas personales para ingresos variables

Por Equipo Santander Post | 11-08-2025 | 2 min de lectura

Al ordenar las finanzas personales, definir gastos y tener un fondo de emergencia, la estabilidad financiera es posible para los trabajadores freelancers.

Aunque el empleo en relación de dependencia sigue siendo el formato laboral más frecuente, el avance tecnológico y los cambios en el mercado impulsaron el crecimiento de emprendedores, monotributistas y trabajadores independientes. En este contexto, planificar las finanzas personales se vuelve un desafío clave para alcanzar estabilidad. 

Tener un ingreso estable facilita la organización financiera, ya que el dinero que entra cada mes es previsible y permite alinear gastos, ahorro e inversión. Salvo excepciones como horas extras, premios o aumentos, los ingresos se mantienen estables y el presupuesto es más fácil de seguir. 

En cambio, para quienes trabajan de manera independiente, los ingresos pueden fluctuar de un mes a otro: se puede tener un mes con muchos ingresos y otro con resultados más bajos. Esa variabilidad exige una planificación más cuidadosa. 

Sin embargo, vivir con ingresos variables no significa renunciar a la tranquilidad financiera. Con un presupuesto realista y estrategias claras, es posible organizarse y cumplir objetivos económicos. 

Finanzas personales: claves para planificar en una economía de ingresos variables

El primer paso es comprender el tipo de ingreso y cuantificarlo en acciones concretas. Un comerciante, por ejemplo, puede calcular cuántas ventas necesita para cubrir su presupuesto; un profesional autónomo, cuántos contratos o servicios debe cerrar. 

Para elaborar un presupuesto confiable, conviene tomar el promedio de los últimos seis meses de ingresos. Esto se obtiene sumando lo ganado en ese período y dividiéndolo por seis. Sobre esa base se incorporan los gastos mensuales, pagos de deudas y montos destinados a ahorro o inversión. 

Organizar los gastos en categorías ayuda a priorizar cuando los ingresos son menores al promedio. 

  • Esenciales: aquellos que no se pueden reducir en el corto plazo, como el alquiler o servicios básicos. 
  • Importantes: gastos que, si bien son relevantes, pueden ajustarse en una crisis, como alimentos no esenciales o ciertos servicios. 
  • Accesorios: vinculados al disfrute y fácilmente reemplazables, como salidas a comer o consumos recreativos. 

Cuando los ingresos bajan, se priorizan los esenciales y se ajustan las demás categorías. Si superan el promedio, es recomendable destinar el excedente a un fondo para meses con menores ingresos o a inversiones. 

Un elemento clave es contar con un fondo de emergencia equivalente a entre tres y seis meses de gastos totales. Este colchón brinda seguridad y permite enfrentar imprevistos sin desestabilizar la economía personal o familiar. 

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