La salud mental impacta en el desarrollo social, físico y profesional de cada persona. A su vez, es un factor fundamental para crear ambientes laborales sanos, productivos y equilibrados. Cómo implementar estrategias que ayuden a mejorar la salud mental de los equipos de trabajo.
Sea cual sea la actividad laboral que una persona realice en las diferentes etapas de su vida, todas tienen en común la misma herramienta de trabajo: el cerebro. Este órgano es el responsable de la mayoría de las cosas que las personas hacen día a día y, por eso, su cuidado es fundamental para el desarrollo profesional o laboral.
El cerebro es el responsable de poder leer y escribir reportes, comprender un feedback, generar una estrategia de venta, recordar cómo se realiza un oficio o pensar ideas innovadoras. Es por estas cuestiones que surge la importancia de conocer cuál es la actitud que hay que tener para cuidarlo, cuáles lo pueden poner en riesgo, qué afecta su rendimiento y qué se debe hacer para evitarlo o, en el mejor de los casos, gestionarlo.
“Cuando hablamos de salud mental solemos entenderlo por el lado de la enfermedad mental. A pesar de que si uno dice salud, el concepto tiene una connotación positiva, al hablar de salud mental se carga de una connotación negativa. Esto es parte de los estigmas que hay alrededor de los problemas en la salud mental”, explica a POST María Roca, directora de INECO Organizaciones, la unidad de INECO que trabaja con empresas en temas de neurociencia y salud mental.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como la ausencia de enfermedad, el concepto es mucho más amplio. “La salud es un completo estado de bienestar físico, psíquico y social. La salud mental, por su parte, es un estado de bienestar que hace referencia a lo psíquico pero que tiene un impacto directo en lo físico, lo social y en lo profesional también”, agrega Roca.
En el mismo sentido y en diálogo con POST, el psicólogo y creador de la plataforma “Tu Terapia”, Nicolás Brupbacher, aporta que la salud mental incluye “nuestro bienestar psicológico, nuestro bienestar social y emocional” y agrega que, hoy en día, esta “afecta todos los aspectos de nuestra vida y por eso es tan importante tenerla en cuenta para nuestras relaciones, nuestro trabajo y nuestro desarrollo personal”.
Asimismo, para poder lograr ese estado de bienestar integral no solo es necesaria la detección de las distintas condiciones y sus respectivos tratamientos, sino fomentar hábitos y herramientas de cuidados saludables que potencialicen el cerebro y, por decantación, todas las demás áreas.
Salud mental y trabajo
Brupbacher explica que “todas las habilidades emocionales y cognitivas se ven afectadas por la salud mental y, por ende, esto incluye al desempeño laboral”. Por ello es importante aplicar ciertas variables que fomenten la salud mental. Cuando se trata de salud mental ligada al trabajo, la mayoría de ellas tienen que ver con variables asociadas a la forma de trabajo.
“La flexibilidad horaria que se pueda dar, la autonomía en la toma de decisiones, el sentir que se está contribuyendo a un propósito inspirador, sentir que nuestras habilidades están siendo utilizadas en su mayor potencia y el poder atravesar por diferentes experiencias y tener variabilidad de actividades en el trabajo son cosas que aumentar el bienestar laboral”, argumenta Roca.
Por otra parte, resalta a la pandemia como un factor clave que concientizó aún más a las personas: “El Coronavirus nos demostró que no es solo el bienestar laboral el que importa, sino que importa el bienestar emocional. Podemos tener el mejor profesional, el mejor especialista, el mejor programador, pero que si no puede gestionar sus emociones o no puede manejar el estrés, sino tiene su mente descansada, definitivamente no va a poder ser productivo en su máxima expresión”.
El estudio People at Work 2022: A Global Workforce View del ADP® Research Institute arrojó como resultado que la mala salud mental está afectando negativamente el trabajo de alrededor de la mitad (51%) de los trabajadores en América Latina, con la producción más afectada en Brasil (54%), seguida por Chile (49%) y Argentina (38%).
“Las intervenciones que puedan hacer las empresas son importantes para entender el estado de situación y generar intervenciones basadas en la evidencia. Además de las mediciones de estas cuestiones para ubicar objetivos y generar intervenciones, están los programas que buscan mejorar el bienestar de la mente y el cerebro, que suelen incluir ejercicio físico, alimentación saludable, buen descanso y también manejo del estrés, como mindfulness”, aporta Roca.
El burnout: un problema argentino
De acuerdo con un estudio realizado por el portal de empleos Bumeran, la cantidad de argentinos afectados por el síndrome de burnout en Argentina es del 80,2%. A su vez, un 53% de los usuarios argentinos admite que trabaja más horas de lo que dura la jornada laboral. Esto convierte a esta problemática como la principal condición en la salud mental que se asocia al trabajo.
“El burnout” o “síndrome de quemado” es una combinación de distintivos síntomas. En principio es agotamiento, sensación de baja eficacia asociada al trabajo que impacta en el rendimiento y en la salud mental y física”, sostiene Roca. Los otros problemas de salud mental asociados al trabajo que son muy frecuentes son la ansiedad en todas sus formas, la depresión y, en tercer lugar, las adicciones.
“Creo que a la hora de buscar un tratamiento efectivo lo más importante es sentirnos en confianza y cómodos con el terapeuta que nos va a ayudar para poder depositar la confianza de la cura, del camino, de la guía en un otro. Lo primero que hay que tener en cuenta es cómo nos sentimos en la consulta y poder ser libres de expresarnos, de compartir, de sentir que no estamos siendo juzgados, que hay una persona del otro lado que va a hacer lo que pueda para ayudarnos”, argumenta Brupbacher.
Reconocer la necesidad de abordar la salud mental de los empleados es un desafío que las empresas ya están asumiendo y comenzando a trabajar en Argentina y el resto del mundo. Desde el comienzo de la pandemia, las empresas han logrado un mayor grado de concienciación en torno a la importancia de la salud mental y han abierto con ello un nuevo camino por recorrer en las áreas de salud y bienestar, para gestionar con ello los riesgos psicosociales de forma adecuada.
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