Cuota fija vs cuota variable: cuál es más conveniente

Por Equipo Santander Post | 22-01-2025 | 3 min de lectura

A la hora de solicitar un préstamo o crédito e incluso en la celebración de contratos como un alquiler, suele surgir la duda sobre cuál es más rentable. En el artículo, todo para que sepas cuál es más conveniente.

En los últimos años, gracias al avance tecnológico, pedir un préstamo se convirtió en un proceso relativamente sencillo. Atrás quedaron los trámites largos y engorrosos para dar lugar a una modalidad rápida y simple.

En simples pasos, un usuario puede conocer cuál es su límite y la forma de pago. Sin embargo, en este último aspecto es importante distinguir los tipos de cuotas disponibles y qué implica cada una. 

¿Qué es una cuota fija?

Una cuota fija es un valor que se fija en un contrato, ya sea en un crédito, préstamo, alquiler, entre otras posibilidades, a abonar en una determinada cantidad de pagos. Su característica principal es que el valor no varía a lo largo del tiempo.

Si se toma el caso de un contrato de $1.200.000 a pagar en 12 cuotas, cada cuota será de $100.000, por lo que no habrá ninguna variación.

¿Qué es una cuota variable?

Una cuota variable es un monto que, al igual que en el anterior caso, se fija en un acuerdo entre partes. Se restituyen los fondos en una serie de amortizaciones definidas previamente. Se destaca por variar con el paso del tiempo.

Un caso muy común es el de los acuerdos que se rigen por algún índice como son los contratos medidos en Unidades de Valor Adquisitivo (UVA). En un préstamo de $600.000, con un UVA de $1.000, el valor en 12 cuotas iguales será de 50 UVAs cada una.

Si al segundo mes pasa a ser de $1.010, entonces la mensualidad pasa de $50.000 a $50.500. Al tercer mes pasa del valor mencionado a $1.100, el pago será de $55.000 y así sucesivamente.

¿Qué es una cuota híbrida?

Se trata de un paso intermedio entre una cuota fija y una variable. Es el tipo de acuerdo más habitual en contratos de alquiler y algunos tipos de préstamos. El usuario conoce el monto que abonará desde la primera cuota hasta la última, como en la modalidad fija, pero hay incrementos intermedios, variando el monto a desembolsar de un mes a otro.

Por ejemplo, un contrato de alquiler a dos años por un total de $6.000.0000. Las primeras seis cuotas serán de $150.000, las segundas 6 de $200.000, la tercera tanda de $250.000 y las últimas en $400.000.

En ese caso, las cuotas fueron modificándose con el paso del tiempo, pero se goza de cierta modalidad fija, ya que el usuario tiene la certeza de cuánto abonará en cada mes.

¿Cuál es la tasa más conveniente?

La conveniencia de una u otro tipo de tasa dependerá, en gran parte, del tipo de préstamo, las alternativas de tasas en el mercado, el contexto macroeconómico, entre otras cuestiones.

Por lo general, la tasa de interés variable suele tener incluido un porcentaje de retorno mucho más chico que el incluido en una modalidad fija. Esto se debe a que el prestamista tiene una menor incertidumbre, es decir, goza de la certeza de que recuperará su dinero y obtendrá un retorno seguro.

En cambio, en un acuerdo fijo, debe prever un contexto incierto, por lo que el interés asociado suele ser más elevado. Además, el pago inicial suele ser bastante elevado, lo que genera un menor atractivo.

En el caso de la modalidad mixta, presenta las mismas desventajas del acuerdo fijo, con la excepción de que el acuerdo inicial es más bajo. La razón es que se suele aplicar una progresividad a los pagos.

Por lo tanto, suele ser más conveniente la tasa variable, aunque se tenga menos conocimiento sobre el valor final de cada mensualidad, ya que el interés asociado suele ser menor. No obstante, en el caso de créditos de consumo, la modalidad fija suele tener cierta ventaja debido a la previsibilidad que genera.

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