La periodista especializada en tecnología hace un repaso de su historia y comparte su visión sobre el desarrollo tecnológico y cómo estas impactan en el ser humano.
Divulgadora, curiosa, rigurosa y responsable. Estas pueden ser las palabras que definen a Débora Slotnisky, periodista especializada en nuevas tecnologías que, a lo largo de los años, se convirtió una referente en la temática y ha sido galardonada por instituciones como ADEPA o la Cámara de Software y Servicios Informáticos de la Argentina (CESSI).
Desde aquella niña que recibía como regalo una Commodore 64 (una computadora doméstica de 8 bits desarrollada por Commodore International en agosto de 1982) hasta los días de hoy, Slotnisky fue parte de un recorrido periodístico que inició (en un corto tramo) por el mundo del deporte y que luego trascendió a las tecnologías.
Su especialidad no solo se volcaría en la redacción y el periodismo. También se expandió a través de libros, investigaciones y conferencias. En 2016, la también speaker lanzó “Transformación Digital: cómo las personas y empresas pueden adaptarse a esta revolución”, donde explica en un lenguaje sencillo cómo el fenómeno digital está cambiando los hábitos diarios y las organizaciones.
Con una pandemia de por medio y múltiples experiencias, Slotnisky conversa con POST y comparte parte de su historia y su visión con respecto a las tecnologías en la actualidad y sus talentos en el país:
Débora Slotnisky como periodista es…
Rigurosa con la información que difunde ya que considera que la actividad de difundir información es cosa seria, y hay que hacerlo con idoneidad y responsabilidad.
¿Por qué elegiste la tecnología como especialidad? ¿Cuándo comenzó tu interés en ella?
Desde niña me interesé por temas vinculados a lo tecnológico. Cuando tenía 10 años mi papá me regaló una computadora Commodore 64, ¡y en esa época era algo extraño! De hecho, en el colegio era la única chica de mi grado con una computadora. Cuando egresé como periodista (TEA) y Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA), conseguí mi primer empleo como periodista de Vóley en el diario deportivo Olé, y ahí me di cuenta que el periodismo deportivo no era lo mío. Luego tuve una oportunidad laboral vinculado con lo digital, antes de la explosión de las .com, ¡y así descubrí que trabajar en ese rubro era mi pasión! Desde entonces, hace 22 años aproximadamente trabajo en esta industria.
¿Cuál es tu meta o qué buscas cada vez que escribís un artículo periodístico sobre tecnología?
Crear conciencia, educar y mostrar unas tendencias, tecnologías y realidades. Por supuesto, también darle la voz a los que más saben.
¿Por qué las personas deberían informarse sobre las últimas tecnologías?
La tecnología impacta en nuestras vidas ya sea en lo laboral como en las cuestiones cotidianas y sociales. Creo que nunca está de más interiorizarse por lo que está sucediendo y hacia dónde van los fenómenos.
De todos tus trabajos, ¿cuál fue el que más te implicó un desafío? ¿Por qué?
En septiembre del año pasado, cuando recién estábamos retornando a la vida “normal” luego de los confinamientos, me llamaron para moderar un evento de tecnología en Córdoba con un formato híbrido: dos entrevistados norteamericanos desde sus hogares y yo en el escenario. Si bien hablo inglés, como consecuencia de la pandemia hacía dos años que no hablaba el idioma, y hacía dos años que no estaba arriba de un escenario hablando y haciendo entrevistas en vivo, con lo cual fue un desafío retornar a ese tipo de actividad.
En 2016 escribiste un libro sobre la transformación digital. Hoy, en 2022, ¿cómo se adaptan las personas y las empresas a esta revolución digital? ¿Es más fácil o difícil que hace unos años?
Pandemia mediante, ¡los cambios fueron drásticos! Desde el e-commerce, el homeoffice, el e-learning y las videollamadas, nos hemos vuelto mucho más digitales. De todos modos, la transformación digital no implica simplemente usar tecnología, sino hacerlo de forma responsable y con buenas prácticas.
Realizaste un trabajo de investigación sobre el déficit de profesionales dentro de la industria tecnológica. Primero: ¿A qué se debe la falta de este tipo de profesionales?
El hecho de que pocas personas se inclinen por estas carreras se debe porque todavía la mayoría prefiere estudiar carreras tradicionales. En simultáneo, cada vez más organizaciones de todos los sectores necesitan contratar talentos como programadores, Data Scientist, entre otros. Así es como faltan cada vez más profesionales. Por eso estas personas perciben sueldos elevados y otros beneficios. Estas carreras no son del futuro: son del presente.
Y luego, ¿cómo se puede atraer el interés de los más jóvenes para que se adentren en la temática?
Para lograr que más jóvenes se inclinen por ellas hay que hacer un gran trabajo para desterrar algunos mitos (que es un trabajo solitario, aburrido, para genios de las matemáticas, que es “de hombres”, entre otros prejuicios). En segundo lugar, informar acerca del campo laboral y, por último, comentar acerca de qué disciplinas tienen que ver con lo tecnológico/digital, dónde se estudian y los detalles de los planes de estudio.
Por otra parte, ¿qué le hace falta a la Argentina para retener sus talentos tecnológicos?
¡Claro! la fuga de talento es un problema acuciante. La exportación de servicios como los tecnológicos ocupan el tercer puesto dentro de los rubros más exportadores del país, y las firmas locales podrían producir y crear muchos más productos digitales y servicios afines si contasen con los talentos necesarios.
¿Cuáles creés que serán las tecnologías más disruptivas en los próximos años? ¿Cómo crees que se desarrollará el Metaverso? (sobre todo en el país)
Hay muchas expectativas con el metaverso, pero no creo que lo veamos en su máximo esplendor hasta dentro de una década. Imagino que la inteligencia artificial y la realidad mixta son muy prometedoras. El mundo está globalizado por lo que las personas desde Argentina pueden trabajar en el desarrollo de los distintos metaversos. Para eso, claro está, hay que capacitarse y aprender idiomas.
El exceso y adicción a las tecnologías producen múltiples consecuencias, ¿cómo el mundo puede generar un equilibrio con ellas y no perder su “humanidad”?
Por supuesto, todo en su justa medida. No es saludable estar todo el día “enchufado”. Informarse y tener buenas prácticas respecto al uso de los dispositivos e internet es clave para nuestro bienestar.
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