Economía digital: ¿qué es y por qué marca el futuro de los negocios?

Por Equipo Santander Post | 24-10-2022 | 4 min de lectura

Las personas, los emprendedores y las empresas saben que, sin tecnología, no hay progreso. Cómo y por qué aplicar las innovaciones para sacar provecho (y evitar quedarte atrás) 

Casi sin darnos cuenta, la conexión a Internet y el acceso a la información en tiempo real cambió la forma en como las personas acceden a los productos y servicios tradicionales. Sectores como el de las finanzas, los comercios electrónicos e incluso el agro, se están transformando gracias a la tecnología.   

A mediados de la década del 90, el canadiense y experto en finanzas Don Tapscott escribió ‘La Economía Digital’, un libro en el que avisaba sobre cómo la aparición de Internet y la digitalización de la información podrían cambiar la forma de hacer negocios en el futuro. 

Sin dudas que el tiempo le ha dado la razón al autor y hoy esas innovaciones tecnológicas están muy presentes en las actividades comerciales, tanto de las grandes y pequeñas empresas como de las finanzas personales.

En concreto, Santander.com remarca que la economía digital se refiere al uso de las tecnologías de la información en los procesos de producción de bienes y servicios, así como en su comercialización y consumo. Este término pone de manifiesto cómo la industria crea productos y servicios nuevos o transforma los existentes, aprovechando la tecnología. La banca digital, el comercio electrónico, la educación virtual, las aplicaciones móviles, las plataformas colaborativas, entre otras, son algunos ejemplos.

Sus características vitales

Cada día, más y más personas se convierten en usuarios de dispositivos con conexión a Internet, como teléfonos móviles, ordenadores, relojes y pulseras inteligentes, entre otros, lo que les permite interactuar en un entorno global sin límites del tiempo y el espacio. Esto hace posible que la economía digital sea accesible para millones de personas alrededor del mundo, ya sea para ofrecer o demandar bienes y servicios.

Otro de los expertos en el tema, el economista y estadístico estadounidense Thomas Mesenbourg, explicó en un trabajo publicado en 2001 que existen tres componentes que definen a la economía digital y la diferencian de la tradicional:

  • Infraestructura. Son los recursos tecnológicos con los que cuenta el negocio. Incluye tanto a los programas informáticos (software), los equipos (hardware) y el talento humano especializado. 
  • Negocio electrónico. Se refiere a los procesos que se desarrollan valiéndose de aplicaciones informáticas, herramientas en línea o plataformas digitales.
  • Comercio electrónico. Es el concepto más familiar, pues se trata de la compra y venta de productos y servicios a través de Internet.

Sus grandes ventajas

La economía digital ha ganado peso en la vida de las personas y para el futuro promete seguir haciéndolo con el desarrollo de tecnologías como la Internet de las cosas, inteligencia artificial (IA), realidad virtual, blockchain, vehículos autónomos. Tener al alcance este tipo de posibilidades ofrece ventajas como: 

  • Información. Los usuarios disponen de los datos suficientes para tomar decisiones sobre los productos o servicios que buscan. Además de la proporcionada por el fabricante, la información de otros clientes en foros o reseñas ayudan a mejorar la experiencia de compra.
  • Cercanía. A través de las diferentes opciones de canales de atención, el cliente puede contactar de forma más directa con el fabricante o prestador del servicio para solventar dudas o solucionar inconvenientes al respecto.
  • Presencia global. La oferta de bienes y servicios puede estar disponible para los usuarios en cualquier momento y lugar, permitiendo a las empresas acceder a diferentes mercados.
  • Seguridad. Las transacciones digitales cuentan con tecnología que las hace seguras. La autentificación reforzada de los pagos digitales es un ejemplo de ello.

La capacidad de seguir transformando sectores productivos tradicionales convierte a la economía digital en una apuesta hacia el futuro. La agricultura, por ejemplo, ya se ha empezado a beneficiar de innovaciones tecnológicas que conectan los cultivos con el agricultor a través da aplicaciones móviles, ofreciéndole datos en tiempo real sobre el estado de las plantaciones, calidad del suelo o necesidad de riego, convirtiéndose en pieza clave para la gestión y toma de decisiones.

Desde hace años la tecnología está cambiando los negocios y la vida diaria de las personas. La pregunta ahora es: ¿Cuáles serán los próximos alcances? 

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