Efecto FOMO: qué es y cómo evitar el síndrome del miedo a perderse algo

Por Equipo Santander Post | 28-04-2023 | 5 min de lectura

Este fenómeno, propio de la era de las redes sociales, puede afectar la salud mental y el bienestar de las personas. De qué se trata el “miedo a perderse algo” y consejos prácticos para evitar caer en su trampa.

Las redes sociales han logrado una hiperconectividad que permite a las personas estar al tanto no solo de lo que sucede cerca de ellos, sino en cualquier otra parte del mundo. Si bien esto trae un sinnúmero de ventajas, también se convierte en la raíz de algunas preocupaciones y ansiedades. El síndrome FOMO, también conocido como “Fear of Missing Out” (miedo a perderse algo), se refiere a esa ansiedad que se siente al pensar que se puede estar perdiéndose una experiencia significativa que otras personas están disfrutando. Este miedo a perderse algo puede estar relacionado con eventos sociales, oportunidades laborales, relaciones o, incluso, con cuestiones de la vida en general.

El FOMO se ha intensificado en la era digital, donde las notificaciones constantes y la necesidad de estar conectados todo el tiempo pueden aumentar la ansiedad y la preocupación por no estar al tanto de lo que está sucediendo en la vida de los demás. Si bien es difícil cuantificar la ansiedad y el estrés relacionados con el miedo a perderse algo, estudios como el publicado en 2020 por la revista Cyberpsychology Behaviorand Social Networking, demuestran que las personas que pasan más tiempo en las redes sociales tienen un mayor riesgo de sufrir ansiedad social y depresión.

Cuando hablamos de FOMO estamos haciendo referencia a un tipo específico de ansiedad social vinculado principalmente al uso inadecuado de las redes sociales. Suele darse ante la posibilidad de no vivenciar alguna de las múltiples experiencias que encontramos plasmadas minuto a minuto en internet y particularmente en las redes sociales”, explica en diálogo con POST Damian Murga Cerviño, psicólogo de Mundo Psicologos

Debido a su intrínseca relación con un uso excesivo de las redes sociales, este síndrome suele darse mayormente en adolescentes y jóvenes adultos, por ser los por ser los principales usuarios de tecnología y redes. Según un informe publicado por eMarketer el 95,6% de los adolescentes de entre 12 y 17 años de Estados Unidos utiliza redes sociales. El mismo estudio revela que si se trata de jóvenes de entre 18 y 25 años, el 92,4% de ellos también las utilizan. A nivel global las cifras son bastante parecidas: según un informe de Statista, el 84% de los adolescentes y jóvenes adultos en todo el mundo utilizan las redes sociales.

“El FOMO afecta indudablemente de manera negativa en todas las actividades sociales o individuales que realicemos. La sensación de autoestima se ve particularmente disminuida a raíz de la comparación constante entre nuestra vida diaria, que nos expone tanto a las experiencias positivas como negativas de las que está compuesta nuestra existencia y esa cara únicamente feliz que nos muestran los demás en sus publicaciones cotidianas”, aporta Murga Cerviño.

Cómo detectarlo a tiempo

La forma de detectar que el efecto FOMO puede estar apareciendo es estar atentos al aumento en la necesidad del uso del móvil o al nivel de preocupación que genera no estar en contacto con este. “Si dejar el celular en otra habitación o si un nivel bajo de batería nos pone nerviosos puede ser un indicio de sufrir FOMO”, explica en diálogo con POST, la psicóloga Magalí García. 

En el mismo sentido, Murga Cerviño aporta: “También podemos generar conductas que tiendan a evitar las actividades sociales de la vida real, sentirnos inseguros frente a los demás o tener pensamientos intrusivos relacionados a lo poco atractivas o emocionantes que son nuestras actividades comparadas con las que los demás comparten en sus redes”.

En último lugar, algunas otras señales de alerta respecto al FOMO pueden ser algunas molestias psicosomáticas como dolores de cabeza, malestar estomacal o cansancio prolongado. La importancia de evitarlo o, en caso de no poder hacerlo, tratarlo a tiempo radica en que el FOMO puede afectar las actividades sociales o individuales que las personas realicen.

“La sensación de autoestima se ve particularmente disminuida a raíz de las comparaciones injustas que, aunque podamos entender desde la lógica, se nos hace muy difícil de manejar emocionalmente. Esta disminución de la autoestima se traduce en una falta de motivación general y en una baja en nuestra capacidad de atención que da como resultado un deterioro en nuestro desarrollo profesional, estancamiento y falta de asertividad para realizar las tareas cotidianas”, completa el especialista.

¿Qué se puede hacer para evitarlo?

Una de las mejores alternativas para prevenir el FOMO es trabajar por generar un mayor contacto con el mundo real y uno menor con el mundo virtual. “Estar en contacto con el mundo real de manera consciente, así como generar y sostener actividades grupales, sin recurrir a la virtualidad, nos aleja de la idea de pérdida y nos vincula sanamente con el medio social”, sostiene García. 

Realizar actividades al aire libre y preferentemente en un medio natural, otorga también una perspectiva diferente a lo que está pasando en la pantalla y muestra que hay un mundo mucho más rico, real y menos editado que el que se muestra a través de las redes sociales. 

Aprender a estar presente, identificar prioridades, limitar el tiempo en las redes sociales, ser selectivo con los eventos sociales, practicar la gratitud y aprender a decir no, son tan solo algunas de las formas de evitar el síndrome del FOMO y vivir una vida más plena y consciente.

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