Los análisis realizados por Fundación Padres y Santander y Argentinos por la Educación revelan el impacto del celular en el aula y su relación con las tecno adicciones.
Diversos informes elaborados por Fundación Padres y Santander y otro por Argentinos por la Educación analiza datos de PISA 2022 para entender cómo usan los estudiantes el celular en el ámbito educativo y cómo se posiciona Argentina frente a otros países.
PISA es una evaluación internacional que mide el rendimiento académico de jóvenes de 15 años en áreas como comprensión lectora, matemática y ciencias, y además recopila información sobre sus hábitos y contexto escolar.
Según Argentinos por la Educación, la organización que trabaja para mejorar la educación en el país, el 54% de los estudiantes argentinos de 15 años reconoce que se distrae con el celular durante las clases.
Este porcentaje, el más alto entre los 80 países evaluados, refleja una problemática que va más allá de la simple distracción. A esto se suma que más de la mitad de los alumnos usa el celular todos los días en la escuela, un hábito que impacta directamente en su rendimiento académico, especialmente en matemática y comprensión lectora.
Presión por estar conectados al celular
Sumado a estos datos, desde la entidad comparten que, en Argentina, el 9% de los estudiantes siente la presión de estar en línea y responder mensajes durante la clase. Este valor es el más alto entre los países de la región evaluados, lo que refleja la dificultad para desconectarse y concentrarse. Esta constante necesidad de atención digital limita la capacidad de concentración sostenida y afecta la calidad del aprendizaje.
Apuestas online y vulnerabilidades digitales
Por su parte, El informe realizado por Santander y Fundación Padres titulado “Uso de tecnología en adolescentes destaca que el 69% de los adolescentes juega online y un 17% realiza apuestas digitales con dinero. Más de la mitad de estos jóvenes apuesta sin el consentimiento de sus padres o tutores, lo que podría explicar una de las causas de uso de celular en clase ya que no se encuentran supervisados
Los varones representan el 73% de quienes apuestan, una cifra – coherente con los hallazgos de Argentinos por la Educación, donde se señala que son los varones los más expuestos a riesgos en el ámbito digital.
La principal motivación para apostar, según el 38% de los encuestados, es la búsqueda de nuevas sensaciones y emociones fuertes. Este dato está en línea con la presión de estar siempre conectados, como se señaló anteriormente.
El rol de la familia y la escuela
Todos estos datos permitirían inferir que tanto la familia como la escuela tendrían un papel clave para acompañar a los adolescentes en el uso responsable de la tecnología. En este sentido, la formación no debería centrarse únicamente en las herramientas digitales, sino también en la educación emocional y social que permita a los jóvenes poner límites y cuidar su bienestar.
Los expertos destacan que fomentar espacios de diálogo abiertos y sin prejuicios es fundamental para que los adolescentes comprendan los riesgos y puedan tomar decisiones más conscientes. La desconexión voluntaria se vuelve una práctica necesaria para fortalecer la concentración, la creatividad y la salud mental.
Tecnología y salud emocional: un equilibrio necesario
Algunas corrientes señalan que el desafío no reside en prohibir el uso del celular, sino en educar sobre un uso equilibrado que no interfiera con la vida escolar ni con el desarrollo personal. Las estadísticas revelan que la distracción constante afecta la capacidad de atención, un recurso cada vez más valioso en un mundo digitalizado y lleno de estímulos.
Las cifras muestran la necesidad de impulsar una agenda que acompañe a los adolescentes y a sus familias en el desarrollo de hábitos digitales más saludables. En este sentido, Santander lleva adelante iniciativas como el Rally de Educación Financiera, un programa que propone actividades lúdicas y educativas para promover el aprendizaje de conceptos clave en el manejo de las finanzas, estimular el pensamiento crítico y fomentar el uso responsable de la tecnología, así como charlas de ludopatía en universidades y escuelas de todo el país.
Estas experiencias ayudan a fortalecer la autonomía de los jóvenes, a fomentar hábitos saludables y a brindarles herramientas concretas para tomar decisiones financieras informadas.
De los informes, de esta manera, se puede inferir que construir hábitos digitales conscientes desde edades tempranas es esencial para proteger la salud mental y emocional de los adolescentes. Además de alertar sobre los riesgos, resulta clave ofrecer alternativas positivas y seguras para que puedan aprovechar la tecnología como una herramienta de crecimiento y no como una fuente de distracción constante.
Acompañar, escuchar y orientar son pasos fundamentales para enfrentar este desafío que impacta no solo en el aprendizaje, sino también en el bienestar integral de los jóvenes. Los datos son una señal de alarma, pero también una invitación a construir una cultura digital y financiera saludable. Un compromiso compartido que involucra a padres, docentes, organizaciones y a toda la comunidad educativa.
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