Estudios: ¿Cuánto dinero necesitaría una persona para vivir su vida ideal?

Por Equipo Santander Post | 24-01-2023 | 6 min de lectura

Muchas personas pasan sus días esperando que llegue el momento en el que tengan más dinero para poder sentirse plenas. Cuáles son las maneras en las que el dinero puede conseguir la alegría y el bienestar.

“¿El dinero compra la felicidad?”. Esta es, quizás, una de las preguntas más populares del mundo actual. No debe existir persona que no haya tenido que responderla alguna vez frente a otros o, incluso, frente a sí mismo y sus propias problemáticas o deseos. Aunque las respuestas son solo dos – si o no- en la elección de una u otra decantan las problemáticas más troncales de la humanidad y muchos de los complejos funcionamientos del mundo.

Ahora bien, ¿es lo mismo preguntar si el dinero compra la felicidad a preguntar si una persona puede ser feliz sin dinero? Quizás, esta cuestión, sea un poco más sencilla de resolver. “En la sociedad actual, el dinero es la moneda de intercambio de todos los bienes materiales y los servicios, por lo tanto, es impensable que una persona pueda ser feliz sin dinero. Con dinero comprás un medicamento, pagás una intervención quirúrgica, un libro, un pasaje de avión, ropa, alimento y más. No se puede ser feliz con carencias y limitaciones económicas”, sostiene en diálogo con POST, la psiquiatra y terapista financiera, Cecilia Banchero. 

En este sentido, el dinero sería algo imprescindible para la felicidad, pero no lo es todo para serlo. Una investigación de la Escuela de Negocios de Harvard -en la que participaron 4.000 millonarios de varios países del mundo- determinó que la mayor parte de los ricos cree que con más dinero sería más feliz, a pesar de que el dinero con que cuentan sería imposible de gastar en una vida

“En cuanto a la cantidad, la gente cree que necesita mucho más para vivir que lo que realmente necesita. Hemos estudiado que la gente que es feliz con el dinero tiene un coeficiente intelectual para el dinero, es decir, que saben exactamente que con determinado dinero por mes y recursos son felices. No tienen grandes expectativas y son muy concretos disfrutando el dinero que tienen y sabiendo lo que quieren”, aporta Banchero.

¿La cantidad determina la calidad?

Por analogía, para vivir una vida ideal es necesario que todos (o por lo menos la mayoría) de los deseos que pueda tener una persona, estén satisfechos. La revista Nature Sustainability, investigó el tema en un estudio donde encuestó a unas 220 personas de 33 países distintos y les preguntó sobre la cantidad de riqueza que necesitan para vivir su versión de una vida ideal.

Los participantes fueron consultados sobre el premio que esperaban ganar en una lotería, con opciones que iban desde $10.000 de dólares en el extremo inferior hasta $100 mil millones en el extremo superior.

El resultado arrojó que, en general, la mayoría de los participantes del estudio optaron por las opciones de premio comparativamente moderadas de $1 millón o $10 millones. Para una persona de 38 años con una expectativa de vida de 78 años, señala el estudio, $1 millón equivale a solo $25,000 por año.

“La felicidad es una situación interna muy compleja que depende de muchísimos factores que van desde que estés feliz con tu vida y con tu profesión, que sientas que importa tu presencia, que tengas vínculos afectivos sociales importantes”, sostiene Banchero. 

En el mismo sentido, agrega: “¿el dinero compra la felicidad? Y, tal vez sí. Lo que no te compra son los estados anímicos, solo te permite disfrutar de la vida. Si interiormente te sentís vacío o desvalorizado, no hay forma de que con dinero puedas comprar algo. Los vacíos interiores no se llenan con dinero, sino con experiencias de vida. Hay personas que atraviesan ‘experiencias soñadas’ con altísimo nivel de frustración e insatisfacción. El dinero es un medio, nunca es un fin. La felicidad o la infelicidad es interna, y el dinero lo único que hace es potenciar lo que tenés por dentro”.

Dinero bueno, dinero malo

De manera consciente e inconsciente, la relación que las personas tienen con el dinero siempre está teñida por componentes emocionales e incluso familiares. “Hay creencias mandatorias limitantes que condicionan el vínculo experiencial con el dinero”, sostiene Banchero

Por otro lado, amplía que los vínculos con el dinero son “enormemente conflictivos y las experiencias tempranas que una persona tiene con el dinero tienen mucho que ver con la historia familiar: ¿era fácil de tener? ¿Mis amigos tenían dinero? ¿Era aceptable? ¿Se disfrutaba generar dinero? ¿El dinero era mal visto? ¿El dinero era símbolo de corrupción? ¿El dinero era asociado a sacrificio? ¿Nunca se llegaba a tener lo que se quería? Todas esas experiencias que vivenciamos como niños, a través de las experiencias de nuestros padres, se convierten en nosotros en creencias y mandatos”.

¿Qué es la vida ideal?

Según un estudio realizado por Shige Oishi, profesor de psicología en la Universidad de Virginia, y Erin Westgate, profesora de psicología en la Universidad de Florida, la vida ideal está compuesta por experiencias interesantes en las que la novedad y/o la complejidad van acompañadas de cambios profundos. Sin dudas que para llevar adelante esas experiencias es necesario disponer de dinero, pero no es la simple posibilidad de hacerlas lo que garantiza la felicidad.

En el mismo sentido, el mencionado estudio arrojó como resultado que “una vida feliz se asocia más a la extroversión, la escrupulosidad y un bajo nivel de neurosis” que a la disponibilidad material. 

Ambas investigaciones se dedicaron a explorar las conexiones entre el dinero y la felicidad y coinciden en que una mayor riqueza se asocia con una mayor felicidad, solo hasta cierto punto. “No hay duda de que tener suficiente dinero para satisfacer necesidades como comida y vivienda y lograr una seguridad financiera básica hace una enorme diferencia en la felicidad de las personas, explica Banchero. 

Incluso una vez satisfechas esas necesidades básicas, el dinero también puede aumentar la felicidad al posibilitar alcanzar aspiraciones más grandes. Sin embargo, lograr la vida de los sueños, no requeriría de manera indispensable acumular las sumas de dinero que las personas más ricas del mundo han acumulado. 

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