Los jóvenes nacidos en la era digital cambiaron la forma de manejar las finanzas personales debido a la aparición de las billeteras virtuales.
La Generación Z, jóvenes nacidos entre finales de los años 90 y principios de los 2010, se crio en un ámbito digital que dejó atrás el uso tradicional del dinero en efectivo. Con un celular como extensión de su mano, los miembros de esta generación ya no necesitan un monedero, ni tampoco una cuenta bancaria tradicional para gestionar sus finanzas.
En lugar de monedas y billetes, su primer contacto con las finanzas fue a través de billeteras virtuales o plataformas fintech, las cuales transformaron por completo la forma en que manejan su economía personal.
Finanzas personales: de los billetes al dinero digitalizado
De acuerdo a Sebastián Siseles, CEO de la billetera digital Vesseo, la inmediatez y la transparencia de las herramientas digitales encajan perfectamente con los hábitos y expectativas de la Generación Z. “Hoy el dinero es visualizado en tiempo real, administrado desde el celular y sin barreras físicas”, aseguró.
Ese cambio también impacta en la relación cultural con el dinero. Ezequiel Erdei, sociólogo y socio director de Mega Research, explicó en diálogo con POST: “La primera y más obvia diferencia es que el dinero dejó de ser una ‘cosa’, algo que se toca y se intercambia. Para este grupo de jóvenes ya no es un objeto que tienen que acordarse de tener”.
Esto marca un contraste con los Millennials, la Gen X o los Boomers, que crecieron bajo la idea del trabajo como garante de estabilidad y movilidad social, mientras que hoy esa promesa ya no resulta tan tangible. Esta nueva forma de manejar las finanzas hizo posible que los jóvenes de la Gen Z envíen y reciban dinero, paguen servicios, dividan gastos e incluso inviertan en pocos clics, todo desde la palma de su mano. Ahora todo se resuelve digitalmente.
Los finfluencers, la nueva escuela de finanzas
El acceso a la educación financiera también cambió. Rocío Krieger, especialista en finanzas y “finfluencer”, le reveló a POST que su audiencia principalmente está compuesta por jóvenes que buscan herramientas prácticas para organizar su dinero. “Hoy, desde el celular podemos organizarnos mejor e incluso empezar a invertir, sin necesidad de ser expertos ni tener grandes cantidades de dinero”, comentó.
“Mi público principal son los jóvenes de la Generación Z. Son quienes más buscan herramientas prácticas para organizar su dinero y empezar a invertir de manera accesible”, sostuvo. Sin embargo, añadió: “También se suman muchos millennials que recién ahora quieren dar sus primeros pasos en el mundo financiero. Al final, el interés por la educación financiera atraviesa generaciones”.
Pero la lógica de cómo se concibe el ahorro o la inversión es muy distinta a la de generaciones anteriores. “El dinero deja de ser un refugio de seguridad y acumulación patrimonial y pasa a ser un habilitante de experiencias”, detalló Erdei. Además, agregó que lo que queda es una planificación más centrada en la posibilidad actual, que se traduce en vivir la vida aquí y ahora.
Esa visión se refleja en hábitos concretos, ya que muchos jóvenes prefieren inversiones de alta volatilidad como las criptomonedas o incluso apuestas online antes que acciones tradicionales o fondos de bajo riesgo. “Un emprendimiento, una inversión o un trabajo tiene que rendir en un plazo muy corto. De ahí que acceder a Bitcoins les resulte más interesante que los rendimientos fijos”, detalló el sociólogo.
Además, hay que tener en cuenta que, plataformas como las billeteras digitales, también cuentan con funcionalidades didácticas que categorizan gastos y fomentan hábitos financieros saludables. Esto ayuda a que los jóvenes tengan información clara para tomar decisiones en un contexto donde la inmediatez es el rasgo central.
Las fintechs son el motor de cambio
“La tecnología es una gran ayuda. Desde el celular hoy podés armar un ahorro automático, ver cómo vas cumpliendo tus metas y hasta invertir con poco”, señaló Krieger. Además, también comentó que “está buenísimo que en redes haya gente compartiendo experiencias, porque cuando ves que otros también empiezan de a poco, te das cuenta de que se puede”.
Si bien el ahorro sigue siendo un concepto fundamental, la ola digital cambió por completo lo que significa el concepto de guardar. Para la Generación Z, ahorrar dejó de tratarse de juntar capital para una casa a futuro (un objetivo que muchos consideran inalcanzable), y se convirtió en una forma dinámica de administrar los ingresos para acceder a consumos próximos.
“De alguna forma, la lógica del sacrificio de generaciones anteriores pierde sentido entre la Gen Z, en parte porque esa promesa ya no es tan concreta y en parte por ponderar una vida más liviana, con una revalorización del tiempo actual por sobre un posible bienestar futuro”, agregó Erdei.
La facilidad de acceso a herramientas financieras también amplió las posibilidades de este grupo de jóvenes. Siseles sostuvo que la Gen Z exige servicios integrados, personalizados y libres de burocracia. Estas preferencias obligaron tanto a los bancos como a las fintechs a tener que reinventarse con soluciones más ágiles y centradas en la experiencia del usuario.
El futuro financiero de la Generación Z
El hecho de que el dinero sea percibido como un bien intangible también trae implicancias sociales profundas. Erdei señaló que este cambio democratiza y amplía el acceso al dinero. “Un mozo ya no depende del efectivo para recibir propina: abrís un mercado pago en 5 minutos desde tu casa y ya empezás a operar”, ejemplificó.
Sin embargo, también advirtió sobre el costado más riesgoso de este panorama: “Se pierde la noción física de límite, crece la sensación de siempre disponible. Para la Gen Z el dinero es un número en una pantalla. Eso debilita la percepción de escasez y refuerza la idea de que siempre puede recargarse o transferirse”.
Este mismo escenario abre la puerta a conductas financieras más arriesgadas. Muchos jóvenes prueban con criptomonedas o trading online más por afinidad cultural que por convicción financiera. “Uno cree tener por lo que ve en una pantalla, pero tiene poco conocimiento de la cobertura, capacidad de pago o disponibilidad de quienes administran esos fondos”, resumió.
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