Las charlas de educación financiera impulsadas por Santander inspiran a los jóvenes a convertirse en verdaderos agentes de cambio, llevando lo aprendido más allá del aula y generando impacto en sus comunidades.
La educación financiera es mucho más que aprender a manejar el dinero. Es una forma de ganar confianza, de entender cómo tomar decisiones y de estar preparados para los desafíos del día a día, entre otras cuestiones que hacen a la salud financiera de una persona. En las charlas que Santander ofrece a escuelas, universidades y espacios comunitarios, se busca justamente eso: abrir un espacio de conversación donde quienes participan puedan reflexionar y animarse a cuestionar sus hábitos.
Lo más valioso sucede después. Como parte de la propuesta, los estudiantes elaboran piezas gráficas y campañas digitales que recuperan los mensajes más importantes de la actividad. Es una instancia clave para fijar conceptos y trabajar en comunidad, promoviendo la prevención frente a una problemática que crece. Frases como “Apostar no es un juego” o “Cuidá tu dinero” sintetizan lo aprendido y reflejan una apropiación genuina del contenido. Esos materiales, además, se comparten en diferentes canales, como por ejemplo en el video institucional que puede verse en algunas sucursales.
Adriana Alesina, Head de Sustentabilidad de Santander Argentina, explica por qué estos espacios son tan necesarios: “Estos mensajes nos ayudan a generar diálogos y así poder solucionar o ayudar a solucionar este tipo de problemáticas”.
En igual sentido, docentes y miembros de la fundación M/Padres, sostienen que la información es importante, pero el diálogo es clave y que este tipo de encuentros generan un impacto enorme porque los chicos empiezan a tomar conciencia real de los riesgos de apostar online. “Se dan cuenta de que no es solo una cuestión económica, sino también de bienestar y seguridad”, manifiestan.
Estas charlas permiten que los adolescentes visibilicen la vulnerabilidad a la que están expuestos cuando usan plataformas digitales. “El intercambio en las charlas abre nuevas conversaciones en sus casas y entre amigos. Ahí está el verdadero cambio”, agregan.
La mirada de los docentes sobre las charlas de educación financiera
Los docentes son testigos directos de este proceso. Verónica Fortes, del colegio Dante Alighieri contó: “Hoy participé de la charla de Santander y fue una experiencia muy enriquecedora. Los chicos salieron con ganas de reflexionar y compartir lo que aprendieron”.
Y señaló: “Fue una charla muy amena y didáctica. Los chicos no solo aprendieron sobre finanzas, sino también sobre habilidades socioemocionales que les sirven para tomar mejores decisiones en general”.
Estos testimonios muestran que la educación financiera no se queda en los números. Ayuda a formar personas más seguras, críticas y responsables.
Crear para cuidar
Los flyers que diseñan los estudiantes son una muestra de ese aprendizaje. Expresiones como “Decile no a las apuestas” o “No pierdas el tiempo, tu futuro está en juego” reflejan el compromiso y la conciencia que surge en estos espacios.
Después de cada charla, no faltan los debates, las publicaciones en redes y las ganas de seguir compartiendo. Así, la educación financiera se convierte no solo en una enseñanza, sino en un mensaje que los estudiantes se ocupan de multiplicar.
Para acompañar ese interés y sostener el trabajo en el tiempo, desde Santander se acercan también otros recursos: contenidos disponibles en la página web y materiales personalizados para docentes, con fuentes de consulta y propuestas didácticas. La propuesta tiene como objetivo que el tema siga presente en las aulas y en las familias y que todos los actores involucrados puedan ser parte de una construcción colectiva desde la prevención.
Un compromiso que crece
En los últimos años, miles de chicos y chicas de distintas partes del país participaron en estas charlas. Más allá del aula, muchos llevan lo aprendido a sus casas y lo comparten con amigos y familiares. Se genera un efecto contagio positivo, una especie de cadena que fortalece la conciencia colectiva.
El objetivo común es que la educación financiera ayude a prevenir problemas como el juego online y el endeudamiento temprano. Y en ese camino, la energía y creatividad de los jóvenes son esenciales.
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