Cómo las nuevas generaciones aportan ideas frescas que transforman la comunicación interna y la cultura corporativa en empresas de todos los tamaños.
La brecha generacional dejó de ser un dato de color en el mundo empresarial y pasó a convertirse en un tema de agenda. Los cambios culturales y las nuevas expectativas del talento joven obligan a los líderes a revisar la forma en la que trabajan. Y, entre las prácticas que están ganando espacio, la mentoría inversa es una de las que más transforma.
Hoy, en un mundo donde conviven hasta cuatro generaciones al mismo tiempo dentro de una compañía, este tipo de asesoramiento se está consolidando como una herramienta útil para modernizar culturas y reducir brechas generacionales que ya impactan en la motivación y en la productividad.
¿Qué es la mentoría inversa o intergeneracional?
La mentoría inversa, también conocida como mentoría intergeneracional, plantea un cambio de roles que, a primera vista, sorprende: son los jóvenes quienes acompañan a los líderes para ayudarlos a incorporar nuevas miradas. Se trata de acercarlos a formas actuales de trabajar, comunicarse y leer el mundo.
En la práctica, esto significa que un profesional de 25 o 30 años puede ayudar a un gerente o director a entender:
- Cómo toman decisiones las nuevas generaciones.
- Qué esperan de sus equipos.
- Cómo consumen información.
- Qué tendencias culturales influyen en su forma de trabajar.
- Qué sensibilidad social, sobre temas como bienestar o sostenibilidad, está marcando el clima laboral.
Cómo funciona en la práctica
Es un espacio donde los jóvenes no cumplen un rol de “docentes” y los líderes no se posicionan como “alumnos”, sino que ambos conversan desde experiencias distintas. La propuesta es simple, pero su impacto es profundo, ya que permite reducir la brecha generacional y acelerar la transformación cultural dentro de las compañías.
“Es clave porque las organizaciones necesitan adaptarse rápido: lo que antes llevaba años, ahora cambia en meses. Y escuchar a quienes ya nacen con otra lógica acelera ese proceso”, le explicó Mariana Gercovich, Coach & Mentora de Carrera, a POST.
Mentoría inversa: cuando los líderes aprenden a escuchar
Las nuevas generaciones llegan al trabajo con una relación distinta con la tecnología, pero también con expectativas claras sobre coherencia y bienestar. Para los líderes, ese contraste puede convertirse en una oportunidad de aprendizaje. “Aprenden desde nuevas formas de comunicarse hasta criterios de uso de herramientas y hábitos de trabajo actuales”, señaló Gercovich.
Según la especialista, muchos líderes transforman incluso su estilo de comunicación interna luego de entender cómo procesa la información alguien de 25 años.
Y ese cambio tiene impacto directo en:
- Decisiones más claras.
- Equipos más conectados.
- Una cultura más moderna.
Por su parte, María Laura Amaya, mentora en liderazgo emergente, agregó en diálogo con POST que el efecto va más allá de lo digital. “La mentoría inversa funciona como un recordatorio necesario: todos podemos aprender de todos”, aseguró.
Desarrollo de habilidades clave
Desde su experiencia, este intercambio despierta habilidades que resultan fundamentales para el liderazgo actual:
- Curiosidad.
- Flexibilidad.
- Humildad intelectual.
“Cuando un líder se permite escuchar, abandona la expectativa de ser quien tiene todas las respuestas”, explicó. Ese shift mental de “sabelotodo” a “aprendelotodo” es uno de los cambios más valorados cuando se habla de liderazgo contemporáneo.
Cómo impacta en la cultura organizacional
En las culturas corporativas que se encuentran muy estructuradas, la incorporación de ideas nuevas suele ser un desafío. Esto se debe principalmente a que los procesos están establecidos, las jerarquías son fuertes y las prácticas “que siempre funcionaron” generan una sensación de seguridad. Sin embargo, hoy la velocidad del ámbito empresarial exige otra lógica.
Según un informe del UN Youth Office, promover un liderazgo intergeneracional es un motor estratégico para la innovación y la sostenibilidad. El documento advierte que la brecha de edad entre los altos mandos y la fuerza laboral global podría frenar el progreso organizacional.
Para responder a ese desbalance, el reporte propone tres caminos concretos:
- Implementar mecanismos de consulta (como la mentoría inversa).
- Fomentar la co-lideranza con jóvenes en los consejos directivos.
- Arraigar esta lógica intergeneracional en la cultura y la estrategia de la empresa.
“Cambiar implica cuestionar prácticas que durante años funcionaron ‘lo suficiente’ como para llegar hasta acá. Pero aferrarse a lo conocido se volvió más riesgoso que abrirse a nuevas perspectivas”, advirtió Amaya. Ese simple gesto de escuchar, revisar, reevaluar empieza a moldear culturas más flexibles y menos defensivas.
De acuerdo con la mentora en liderazgo emergente, cuando los líderes incorporan esta actitud, la empresa gana en adaptabilidad y reduce la desconexión generacional. Esto último resulta esencial debido a que, hoy en día, buena parte de las tensiones entre equipos proviene de la falta de entendimiento entre generaciones.
Las incomodidades del proceso (y cómo superarlas)
Aceptar que un joven puede ayudar a un líder a actualizar su mirada no siempre resulta fácil. “El principal desafío es la incomodidad: a ningún líder le gusta ‘no saber’”, afirmó Gercovich. También suele aparecer el miedo a quedar desactualizado o perder autoridad.
Cómo crear un espacio seguro
¿Cómo se resuelve? “Creando un espacio seguro y recordando que no es una clase, sino un intercambio”, respondió la coach y mentora. Cuando los líderes entienden que aprender de los jóvenes no amenaza su rol, sino que lo fortalece, la resistencia baja enseguida.
Amaya coincidió y advirtió que la mentoría inversa solo funciona si es genuina. “Si se hace porque ‘queda bien’ o porque es tendencia, se nota enseguida”, aseguró.
En ese caso, el proceso pierde valor y genera el efecto contrario, lo que provoca frustración en los jóvenes y sensación de trámite en los líderes. Y, sobre todo, puede dañar la cultura interna. “No hay nada que lastime más una cultura que la incoherencia: decir una cosa y hacer otra”, remarcó.
Dónde puede generar aprendizajes transformadores
Las situaciones donde la mentoría inversa aporta valor pueden ser varias:
- Actualización digital y tecnológica: desde herramientas nuevas hasta metodologías ágiles.
- Cultura y sensibilidad social: equidad, sostenibilidad, bienestar y propósito.
- Observación de ineficiencias internas: procesos que se naturalizaron, pero ya no funcionan.
- Nuevas formas de colaboración: dinámicas que responden a valores y hábitos actuales.
Según Amaya, la mayor riqueza está en esa mirada fresca que “descongela creencias internas” y hace visibles oportunidades creativas que estaban escondidas en la rutina.
Cómo empezar un programa de mentoría inversa (y que funcione de verdad)
Si bien la práctica puede sonar novedosa, implementarla no necesita de grandes estructuras. Gercovich propone un modelo simple que muchas empresas ya están adoptando:
- Definir el objetivo del programa: transformación digital, mejora de comunicación interna, fortalecimiento cultural, etc.
- Armar duplas con buena química: la confianza inicial es determinante.
- Crear una guía simple: para ordenar la conversación sin que pierda naturalidad.
- Encuentros breves pero regulares: por ejemplo, sesiones mensuales de 45 minutos.
- Temas concretos por encuentro: tendencias digitales, hábitos de trabajo, nuevas expectativas del talento joven.
Por otro lado, Amaya agregó otro punto fundamental: la continuidad. “La confianza se construye cuando los encuentros no quedan sueltos, sino que forman parte de una práctica sostenida”, expresó. Además, subrayó la importancia de traducir ideas en acciones: “Si las ideas quedan flotando en el aire, el espacio pierde sentido. Cuando una idea se transforma en un hábito nuevo o una decisión distinta, ahí se siente el impacto”.
Finalmente, ambas coinciden en algo esencial: celebrar los avances. Cuando una compañía reconoce públicamente que un insight surgido de estas conversaciones generó una mejora concreta, la mentoría inversa deja de ser un programa aislado y empieza a convertirse en cultura.
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