Las empresas redefinen sus modelos de gestión de trabajo para mantener la productividad y el compromiso, ofreciendo mayor flexibilidad y autonomía a sus empleados.
La modalidad híbrida y el trabajo remoto ya no son solo respuestas temporales a una emergencia, sino que llegaron para redefinir la forma en que las empresas y los trabajadores se relacionan con sus tareas cotidianas.
Si bien hace solo unos años el modelo presencial era casi incuestionable, hoy en día las expectativas y preferencias de empleados y empleadores cambiaron significativamente. Estos cambios impactan en la satisfacción laboral y en la productividad, la retención de talento y la competitividad de las empresas.
Este modelo se presenta como una solución intermedia: permite a los empleados mantener cierta flexibilidad, mientras que las empresas retienen elementos de la dinámica presencial que consideran valiosos. Un informe reciente de Deloitte sobre el “futuro del trabajo 2024” revela que, antes de 2020, solo un 17% de los trabajadores ejercía su trabajo de forma remota.
Según Gabriela Ormeño Guzmán, directora consultora de FlodeHR, “la pandemia, junto con la digitalización y el cambio generacional, revolucionaron la concepción del trabajo”.
La ejecutiva destaca que no se trata únicamente de dar respuesta a una coyuntura sanitaria, sino de adaptarse a un cambio de fondo en las expectativas de los trabajadores y en la cultura organizacional de muchas empresas.
El desafío de mantener la productividad y la colaboración en entornos híbridos
Uno de los principales desafíos que trae la modalidad híbrida es el de equilibrar la flexibilidad con la productividad y la colaboración. En un esquema donde los empleados dividen su tiempo entre la oficina y el hogar, surge la necesidad de encontrar mecanismos que aseguren la eficiencia en las tareas sin comprometer el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia organizacional.
Alejandro Servide, director de Professional, Digital & Enterprise de Randstad para Argentina y Chile, destaca que uno de los puntos clave para sostener la productividad en un entorno híbrido es la correcta administración del tiempo y de las herramientas digitales: “La adopción de plataformas colaborativas son fundamentales, ya que permiten que los equipos trabajen en proyectos compartidos y mantengan el contacto constante”.
Además, el director señala que para asegurar el éxito en la modalidad híbrida “es clave establecer una política clara de objetivos y resultados, que permita medir el rendimiento sin necesidad de recurrir a la supervisión presencial constante.”
También considera que esta transición tuvo un impacto en el desarrollo de nuevas habilidades por parte de los empleados. “La flexibilidad impulsó a muchos trabajadores a ser más proactivos, a gestionar mejor su tiempo y a adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías,” explica Servide. Según él, estas competencias serán esenciales en los próximos años, cuando se espera que el trabajo híbrido y remoto continúe evolucionando y consolidándose.
¿Por qué es importante la cultura organizacional?
Un aspecto central para el éxito del modelo híbrido es la cultura organizacional, que debe adaptarse para integrar a empleados que trabajan desde diferentes ubicaciones. Para muchas empresas, esto implicó repensar sus procesos de comunicación, establecer nuevos canales de retroalimentación y, en general, promover un ambiente de trabajo que sea inclusivo y efectivo, independientemente del lugar desde el que se trabaje.
Ormeño Guzmán subraya que “una cultura de confianza y autonomía es necesario para que los empleados puedan asumir responsabilidades y rendir de acuerdo con los objetivos establecidos sin sentir la presión de estar bajo supervisión constante.” Asimismo, indica que la creación de espacios virtuales para socializar y compartir experiencias laborales puede ayudar a reducir la sensación de aislamiento y fortalecer el vínculo con la empresa.
Impacto del modelo híbrido en la retención de talento y satisfacción laboral
Las empresas buscan diferenciarse ofreciendo flexibilidad y beneficios que atraigan a los mejores profesionales. Un estudio de LinkedIn muestra que el 60% de los trabajadores considera que la posibilidad de trabajar de forma remota o híbrida es un factor decisivo al momento de evaluar ofertas de empleo. Así, aquellas organizaciones que ofrecen esquemas de trabajo flexible tienen una ventaja en cuanto a la atracción y retención de talento.
Servide aporta un punto interesante sobre este tema: “La posibilidad de trabajar en un entorno flexible no solo ayuda a retener talento, sino que también mejora la satisfacción y el compromiso de los empleados.” Según el ejecutivo, al darles mayor autonomía y control sobre su tiempo, las empresas generan un entorno en el que los trabajadores pueden equilibrar mejor su vida laboral y personal, lo cual redunda en una mayor motivación y disposición a largo plazo.
El rol de la tecnología en la modalidad de trabajo híbrida
Gracias a herramientas como videoconferencias, aplicaciones de mensajería y plataformas de gestión de proyectos, los trabajadores pueden mantenerse conectados y colaborar en tiempo real, independientemente de su ubicación geográfica. Sin embargo, también surgen desafíos, como la necesidad de garantizar la seguridad de los datos y evitar la sobrecarga digital.
Servide destaca que el uso adecuado de estas herramientas es esencial para evitar que la modalidad híbrida genere efectos adversos, como la falta de desconexión: “Las empresas deben establecer normas de uso de la tecnología que permitan a los empleados desconectar en horarios fuera de trabajo y evitar el burnout”. La gestión del tiempo y la capacidad de poner límites son habilidades cada vez más necesarias para prevenir el agotamiento en un entorno laboral que se extiende a todas las áreas de la vida.
La adaptación del liderazgo en tiempos de cambio
Para implementar con éxito el modelo híbrido, los líderes deben desarrollar habilidades de comunicación y gestión de equipos en entornos virtuales. Ormeño Guzmán resalta que “deben ser capaces de establecer objetivos claros y dar retroalimentación constante, ya que la proximidad física no es un factor sobre el cual se pueda confiar para monitorear el desempeño.”
Esto implica un cambio en la concepción tradicional del liderazgo y la necesidad de adaptar las prácticas de gestión a las exigencias de un entorno laboral más flexible.
“Los líderes que saben escuchar, comunicar y dar autonomía se convierten en un factor de retención de talento en sí mismos,” concluye Servide.
A medida que las empresas continúan adaptándose al modelo híbrido, surgen nuevos retos, como la necesidad de mantener el sentido de pertenencia en equipos dispersos geográficamente, gestionar el balance entre flexibilidad y productividad, y prevenir los efectos del burnout digital.
La adopción de políticas flexibles parece ser una tendencia irreversible, en especial en industrias donde las tareas pueden realizarse sin la necesidad de presencia física continua.
Según Ormeño Guzmán, “las empresas deben estar dispuestas a revisar y ajustar sus políticas de trabajo constantemente, ya que el contexto laboral sigue cambiando y adaptarse es fundamental para su éxito a largo plazo.” El modelo híbrido, añade, “es una oportunidad para que las empresas sean más inclusivas y se adapten a las necesidades de sus colaboradores, pero requiere de un compromiso para mantener una cultura organizacional fuerte y una comunicación efectiva.”
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