Neurofinanzas en acción: cómo hackear el cerebro para ahorrar más

Por Equipo Santander Post | 05-08-2025 | 4 min de lectura

Las personas que conocen en detalle el funcionamiento del cerebro humano pueden regular sus emociones, pensamientos, conductas y funciones corporales básicas. Desde POST te contamos cómo la neurofinanzas ayuda a las personas a “hackear” su cerebro para ahorrar más.

En los últimos años, la neurociencia cobró una gran relevancia, especialmente en materia financiera. El motivo detrás de esto es que, las personas que comprenden cómo funciona el cerebro, son más capaces de regular sus pensamientos, conductas y emociones. 

De hecho, mediante las conexiones neuronales se forman los hábitos. Por ende, entender cómo se establecen ciertos patrones permite adoptar buenos hábitos y eliminar los malos, por tan solo mencionar una posibilidad. 

Si se tiene en cuenta que, por naturaleza, nuestro cerebro está diseñado principalmente para sobrevivir, “hackearlo” es ideal para tener una mejor calidad de vida en los tiempos actuales.  

Quedaron atrás los días de la caza, la pesca y la sobrevivencia en entornos hostiles, por lo que, en una civilización, el ahorro y la planificación financiera son claves para una vida más tranquila. 

Gatillos mentales para “hackear” el cerebro y ahorrar más 

Como mencionamos anteriormente, muchas veces nuestro cerebro nos hace toma decisiones en contra de nuestros propios intereses financieros. Por ejemplo, uno de los sesgos más importantes es el del “descuento hiperbólico”. 

Este, en términos simples, consiste en la tendencia de preferir una gratificación inmediata (comprar algo hoy), frente a una potencialmente mayor, pero lejana (ahorrar para el futuro). Otra de las conductas a combatir es el agotamiento de la fuerza de voluntad. 

De forma similar a un músculo, la capacidad de tomar decisiones nacionales se desgasta con el uso constante. Por tal motivo, luego de un día o semana agotadora, las personas son más propensas a gastar dinero sin pensar.  

Tener en cuenta estos inconvenientes permite diseñar entornos que minimicen las cargas de decisión e incrementen la probabilidad de éxito. Además, es posible implementar gatillos mentales para “hackear” el cerebro y logra la conducta deseada. 

Uno de estos consiste en anclar el ahorro a una identidad. Se trata de uno de los gatillos de identidad más poderosos. Ocurre que las personas suelen ser más propensas a conservar aquellas acciones que refuercen la imagen que tienen sobre sí mismas. 

Se tiene que modificar el pensamiento de “quiero ahorrar” por “soy una persona que administra correctamente su dinero”. Este cambio, de apariencia inofensiva, puede cambiar la forma en la que se procesan las decisiones. 

El efecto del previo compromiso  

Otro gatillo mental es utilizar el efecto “pre-commitment”. Comprometerse por adelantado a una acción reduce de forma considerable la probabilidad de fallar. Por tal motivo, acciones como programar una transferencia automática de fondos a una caja de ahorro especial en el mismo momento que ingresó el salario son más fáciles de mantener. 

Esto ocurre porque, una vez que se asumió el compromiso, la decisión ya no está sometida al juicio emocional del momento. Otra forma de incentivar el ahorro consiste en dividir los objetivos en pequeños logros. 

El cerebro se motiva cuando el progreso es visible, por lo que conviene dividir metas grandes, en logros más pequeños. Por ejemplo, si el objetivo es ahorrar $2.000.000 para las vacaciones, es más fácil pensar en $200.000 al mes durante 10 meses o $50.000 semanales por 40 semanas para aquellos que tienen ingresos variables. 

Cada avance genera una dosis de dopamina que refuerza el comportamiento positivo. Estos gatillos, en conjunto, generan que el cerebro empiece a funcionar en “piloto automático”. 

Además, es posible revertir la situación y utilizar un sesgo a nuestro favor: el sesgo de inercia. Es decir, una vez que un comportamiento se automatiza, es más difícil revertirlo. Y, si bien se lo asocia a conductas negativas, también se puede aplicar de forma positiva.  

Si se tiene en cuenta que el cerebro ama la eficiencia y odia el esfuerzo (pensar), porque consume energía, entonces cuanto menos se tenga que pensar en ahorrar, mejor 

Sin embargo, es importante mencionar que muchas personas tienen patrones de gastos impulsivos o desorganización financiera muy arraigados. 

En dichos casos, suele ser aconsejable consultar con un coach financiero y/o contar con apoyo psicológico, en especial si se cree que hay una relación emocional con el dinero como, por ejemplo, estrés financiero, compras compulsivas asociadas a la percepción de felicidad, entre otras.  

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