El mundo se encuentra en un contexto de soft-landing que propicia caminos favorables para las diferentes economías globales. En el artículo algunas claves de cuál es la perspectiva para Estados Unidos, Europa y América Latina.
Un artículo reciente de Santander.com destaca que, en 2025, se espera que la economía global sea positiva. Esto se debe a que el mundo está completando uno de los ciclos de soft-landing más favorables de la historia contemporánea a raíz de las bajas de inflación y de las menores tasas de desempleo.
De acuerdo a Juan Cerruti, Economista Jefe Global de Santander, la subida de tipos de interés aplicada en 2022 y 2024 logró con el tiempo “retornar la inflación a niveles aceptables”. Hoy, además, ya se encamina al objetivo del 2% en países como Estados Unidos y algunos puntos de Europa.
El inicio de este año encuentra al mundo en un proceso avanzado de recortes de tipos de interés, inflación a la baja, crecimiento sostenido y mercados de trabajo con tasa bajas de desempleo.
Estados Unidos y Europa
Mientras que Estados Unidos, liderado hoy por Donald Trump, está en un soft-landing casi constante, Europa inicia un proceso de recuperación cíclica con dos realidades diferentes en los países del sur y del norte. Mientras que en el primer caso hay un fuerte crecimiento, los demás enfrentan algunos problemas estructurales.
Cerruti destaca que, este año, la gran pregunta por responder será qué políticas económicas aplicará el presidente de los Estados Unidos. El mercado ha anticipado el Trump Trade, la idea de que la nueva administración traerá en el corto plazo más crecimiento y desregulación, pero también algo más de inflación de la esperada y tipos de interés que se estacionarán algo más arriba de lo esperado previamente, con la consiguiente fortaleza del dólar a nivel mundial.
Para Europa, la llegada de Trump implica un “reseteo” total de la competitividad de la región, con una visión holística y de 360 grados para no perder el tren del crecimiento. En los últimos trece años el crecimiento promedio de la economía estadounidense fue 1 punto porcentual superior al de Europa, indica el especialista.
América Latina: política monetaria y fiscal
El artículo de Santander.com destaca que los países de la región se enfrentan también a los efectos de la nueva administración en los Estados Unidos. Luego de sortear exitosamente el período de subida de tipos globales, ahora la fortaleza del dólar pone presión a algunas de las monedas obligando a sus bancos centrales a no descuidar la política monetaria y encarar los desvíos fiscales heredados de los últimos años.
El equipo de Estudios Económicos de Santander Argentina explica de qué manera afectan las subidas de los intereses y la fortaleza del dólar en este contexto: “Una reducción más lenta a lo esperado en la tasa de interés libre de riesgo genera un encarecimiento en el costo de la deuda emitida en el mercado internacional por los países emergentes, en tanto la fortaleza del dólar genera debilidad en las monedas emergentes, entre ellas, las de América Latina”.
“En el primer caso, las señales de mayor convergencia fiscal de las economías darán sustento a la sostenibilidad de los perfiles de deuda, así como niveles de ahorro doméstico más altos permitirán hacer frente a las obligaciones de mercado. En el segundo caso, las subas de las tasas de interés de los bancos centrales latinoamericanos son la principal herramienta para mantener las presiones inflacionarias bajo control, al mismo tiempo que se podrá intervenir en el mercado cambiario evitando sobre reacciones”, añaden.
Consultados sobre qué medidas debería tomar Argentina para mejorar su economía y reducir su deuda, pero sin frenar el crecimiento, destacan: “El programa de ordenamiento económico con una regla fiscal de déficit cero sin emisión monetaria del Banco Central (BCRA), junto a niveles elevados de soporte de la opinión pública, ya comenzaron a mostrar resultados favorables en 2024, que seguirán profundizándose y consolidándose en el 2025”.
“En comparación a la región de América Latina, Argentina tiene la ventaja de haber logrado eliminar un desbalance fiscal crónico, alcanzando en 2024 superávit en las cuentas públicas por primera vez desde el año 2008. El programa de déficit cero implementado por la gestión actual es la piedra angular del programa de estabilización, con una marcada reducción de la inflación, en la brecha cambiaria, y en el riesgo país”, dejan en claro sobre esta perspectiva para 2025.
El equipo de estudios económicos de la entidad plantea que “la actividad económica ya empezó a recuperar terreno luego de la fuerte recesión de inicios de 2024”. Y suman: “En este escenario base esperado, pronosticamos que el PBI podría rebotar más del 4% en promedio para el año 2025, donde los sectores vinculados a los recursos naturales seguirán siendo los motores de expansión a mayor velocidad: energía, minería y agro. Ante el sendero de desinflación pronosticado, el salario real en promedio también tendría una dinámica positiva, mejorando el consumo y teniendo al crédito con rol de amortiguador”.
En este contexto global, la política económica debería apelar a la flexibilidad para enfrentar los desafíos de este año: “Esta flexibilidad podría complementarse con la política monetaria y otra herramienta poderosa para enfrentar esta dinámica como el uso de la tasa de interés para reducir el impacto del movimiento de la moneda en las tasas de inflación (recordemos que casi todos los países manejan su política monetaria través de inflation targeting vía tasa de interés)”.
“A pesar de todas las incertidumbres (de origen mundial y local) las perspectivas de crecimiento para 2025 indican una cierta mejora frente a 2024 con media ponderada del PIB aumenta al +2,0% desde el +1,7% en 2024 en la región”, concluyen.
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