Encontrar el equilibrio entre la rentabilidad y el riesgo es uno de los retos que se plantean los inversores. Y para conseguirlo, la diversificación es un método muy útil y que está al alcance de cualquier perfil inversor. Claves para lograrlo.
Como todo, hay que tener conocimientos, pero no es necesario ser una persona experta. En la era de la comunicación e información, el concepto de inversión (con todo lo que ello implica) generó mayor interés tanto para quienes poseen un gran capital como para aquellos que cuentan con una cantidad de recursos más reducida.
Cada uno de ellos, desde su lugar, poseen un mismo objetivo: buscar rentabilidad en los mercados. Sin embargo, debido -entre otros factores- a los vaivenes de los mismos, no existe una fórmula mágica que garantice el éxito de todas las inversiones, por lo que el riesgo es un elemento clave a tener en cuenta a la hora de invertir.
“Diversificar las inversiones es importante para nivelar el riesgo de nuestra cartera. Esto quiere decir que más allá de evaluar los instrumentos en los que nos interesa invertir desde el foco de la rentabilidad que podríamos obtener, es bueno hacerlo agregando a eso, en el mismo nivel de importancia, las variables de tiempo y riesgo”, comenta Carolina Briozzo, Product Manager de Títulos Valores y Plazos Fijos de Santander Argentina.
En el pasado, los inversores generalmente se concentraban en buscar las oportunidades con las mayores ganancias posibles y no consideraban igual de relevante calcular los riesgos, por lo que se exponían a invertir en activos que los podían llevar a perder el dinero.
En 1952 el economista estadounidense Harry Max Markowitz revolucionó esa práctica con la publicación de un artículo en el que proponía darles la misma importancia a las ganancias que a los riesgos y planteó, además, un método para ayudar a reducir dichos peligros financieros: la diversificación. La contribución de las ideas de Markowitz fue tal que en 1990 recibió el premio Nobel de Economía.
En términos generales, diversificar es elegir varias opciones en lugar de una sola y, si se habla de inversiones, significa dividir los recursos disponibles para asignar cada parte a activos diferentes. De esa forma, en caso de que uno de los activos represente pérdidas, estas afectan únicamente a la parte del capital invertido en él y no la totalidad, como sí ocurría anteriormente.
¿Cómo diversificar las inversiones correctamente?
Para iniciarse en este camino del mundo financiero será importante poner en práctica algunos consejos sobre cómo diversificar. Lo primero que debe saber una persona es que, según su perfil inversor, es decir, los recursos de los que dispone, sus expectativas de rentabilidad, el riesgo que pueda asumir, el tiempo que esté dispuesto a esperar, entre otras características que lo identifican, necesitara elegir una inversión u otra.
Para entender mejor el concepto de diversificación y las diferentes opciones, Santander.com comparte el ejemplo de Tomás:
Durante los últimos años, un porcentaje de su salario lo ha destinado al ahorro y ahora quiere emplear parte de ese dinero guardado para la inversión. Su objetivo es incrementar su capital para disfrutarlo cuando llegue al momento de la jubilación -todavía le faltan más de 10 años-, por lo que no tiene prisa ni necesidad de liquidez y puede invertir a largo plazo. Además, prefiere no asumir muchos riesgos, así que busca un activo con el que se sienta más seguro, aunque la rentabilidad sea menor.
Estas son algunas de las opciones que puede considerar Tomás para diversificar correctamente su inversión. Puede elegir una de ellas o también combinar varias, según lo que más le convenga para cumplir con su objetivo al tiempo que reduce el riesgo:
- Invertir en diferentes activos. El comportamiento de los mercados no afecta de la misma forma a la cotización de las acciones de una compañía, al precio de las divisas o al valor de los bienes inmuebles. Por ello, distribuir el capital en diferentes tipos de activos le daría la tranquilidad a Tomás de que, en caso de que alguno de ellos pierda valor por las fluctuaciones de precio, los demás podrían mantenerse a salvo o, incluso, obtener beneficio de la misma situación. Por ejemplo, si una divisa se devalúa podría beneficiar la competitividad en el exterior de una compañía, por lo que la pérdida de valor en la inversión de esa moneda se minimizaría con el aumento en la cotización de las acciones de dicha empresa.
- Combinar varios sectores. Un error habitual es pensar que diversificar consiste en invertir el capital en diferentes empresas sin tener en cuenta el sector al que pertenecen. Esa idea puede resultar muy dañina, pues comprando acciones de tres compañías que se dedican a lo mismo el riesgo de una regulación nueva, un desastre natural, la subida en los costes de producción, entre otros factores, afectaría al sector en general y probablemente al valor de las acciones de las tres empresas. Tomás tiene diversas opciones para combinar sus inversiones en sectores que no tengan una relación directa, como el del transporte, bancario, tecnológico, inmobiliario, industrial, etc.
- Acudir a otros mercados. Generalmente, a la hora de invertir, las personas suelen hacerlo dentro del mercado nacional y mercados locales porque son los que les resultan más familiares y les generan mayor confianza. Sin embargo, una buena opción es la diversificación geográfica, es decir, buscar alternativas en otros países que tengan buenas perspectivas económicas. Para hacerlo, Tomás deberá tener en cuenta varios aspectos, como la inflación, los cambios políticos, la legislación en materia económica y hasta la posibilidad de desastres naturales o conflictos armados, entre otros. En este caso, la ayuda de un profesional o fondo de inversión puede ser de mucha utilidad para diseñar el portafolio de inversión. Así como recurrir a diferentes tipos de activos y sectores minimiza los riesgos, ocurre lo mismo utilizando el criterio geográfico, pues los vaivenes de la economía no suelen afectar a todos los países por igual.
- Utilizar diferentes plazos. Una de las formas en las que se clasifican las inversiones es por el vencimiento del capital invertido más el rendimiento: hablamos de corto (hasta un año), medio (hasta cinco años) y largo plazo (a partir de cinco años). Por norma general se entiende que a menor tiempo existen menos riesgos, pero también menos rentabilidad, mientras que a mayor tiempo se espera que tanto el riesgo como la rentabilidad sean mayores. Elegir una diversificación de los plazos sirve para minimizar el riesgo, pero es necesario tener en cuenta la necesidad de liquidez y expectativas de cada inversor. Tomás, por ejemplo, podría optar por combinar el mediano y largo plazo, ya que su objetivo es la jubilación y no pretender utilizar ese capital a corto plazo.
Sumado a estas opciones, Briozzo agrega que las mejores decisiones se van a poder tomar “cuánto más cada uno se conozca como inversor y cuanto más claro se tenga el destino de la inversión. Qué aversión tengo al riesgo y el famoso ‘para qué’, con qué fin se invierte ese dinero”. Por otro lado, agrega que a medida que cada inversor va adquiriendo conocimientos sobre instrumentos de inversión y sobre él mismo como inversor, “podrá hacer más sofisticada esa cartera de manera que se adapte y represente mejor sus objetivos”.
El riesgo de diversificar en exceso
Por último, vale la pena resaltar que la diversificación puede ser contraproducente para la salud financiera del inversor si se realiza sin control. Tener un gran número de activos dispersos en el portafolio puede ocasionar que los costes asociados a su gestión sean mayores, por lo que las ganancias finales se reducen.
Sobre el tema, la Product Manager de Títulos Valores y Plazos Fijos de Santander Argentina, explica que, cuando se diversifica en exceso, “se vuelve complejo su seguimiento desde la atención y dedicación de tiempo que requerirá”. A su vez, en el caso de no haberlo considerado al momento de armar la cartera de inversión, agrega que es probable que cuánto más diversificada sea la cartera, “se podría incurrir en mayores gastos, lo que se refleja en menores ganancias”.
Además, es necesario destinar más tiempo para encargarse de la cartera y se hace aún más difícil estar al tanto de lo que sucede en los diferentes sectores o zonas geográficas para tomar decisiones sobre los activos.
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