¿Por qué la educación financiera es clave en la toma de decisiones?

Por Equipo Santander Post | 14-10-2024 | 5 min de lectura

Desde la niñez hasta la adultez, la educación financiera permite a las personas ser más libres, ya que pueden tomar decisiones informadas y mejorar su vida. En POST te contamos por qué es crucial su implementación a temprana edad.

Los primeros años son cruciales para los seres humanos. Es cuando adquieren conocimientos que serán necesarios para toda su vida, como aprender a hablar, escribir y leer.

Según un estudio realizado por UNICEF, es en estos años que se lleva a cabo el desarrollo cerebral, por lo que dichos conocimientos impactan en la salud, la felicidad, la capacidad de aprender en la escuela, el bienestar e incluso en la cantidad de dinero que ganará cuando sea adulto.

En la búsqueda de potenciar su conocimiento, los colegios han hecho mucho foco en enseñarle a los niños matemáticas, ya que motivan el razonamiento, o arte y ciencias, para despertar su imaginación, entre otras áreas.

Sin embargo, uno de los aspectos que desafortunadamente aún no se abordó a temprana edad es el manejo del dinero, es decir, la implementación de políticas para llevar a cabo una educación financiera

¿Qué es la educación financiera?

El Banco Central de la República Argentina define a la educación financiera como el proceso por el cual las personas mejoran sus conocimientos sobre finanzas y aquello relativo a los productos y servicios financieros, identificando sus riesgos y beneficios. 

Además, señala que contribuye a la adopción de comportamientos en materia de economía personal saludable, basados en la planificación financiera personal y familiar, y el desarrollo de habilidades y actitudes financieras que permitan alcanzar metas.

¿Por qué es importante aplicarla desde niños?

Un estudio publicado en la revista “Current Biology” reveló que los niños son capaces de captar información de manera más rápida y eficiente que los adultos, lo que resalta la importancia de iniciar la educación financiera a temprana edad.

La razón es que los más pequeños muestran diferencias en un mensajero cerebral conocido como GABA, que estabiliza el material recién aprendido.

Según un estudio de la Universidad de Cambridge, los hábitos financieros se forman a la edad de siete años, cuando la mayoría de los jóvenes desarrollan los conocimientos básicos que afectarán las decisiones financieras que tomarán a lo largo de sus vidas.

En paralelo, Manuel Martín-Loeches, catedrático de psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid, explicó al sitio Ser Padres que el aprendizaje se potencia o no según los estímulos a los que las personas estén expuestas. 

En otras palabras, la recompensa y los incentivos positivos facilitan el aprendizaje y la memoria. Además, los niños suelen estar más predispuestos a aprender impulsados por la curiosidad, por lo que su cerebro actúa como una “esponja” que absorbe conocimiento.

En este sentido, es clave aprovechar esa capacidad para introducir pequeños conceptos financieros que luego se irán profundizando con el paso de los años. Según la edad, se pueden implementar distintas estrategias como juegos de mesa o rol, videos interactivos, entre otras opciones.

Las familias también pueden impulsar acciones que vayan en la dirección de la educación financiera. Para ello no hace falta ser un experto en finanzas, sino tener en claro algunos conceptos y transmitírselo a los pequeños de forma que entiendan.

Por ejemplo, es muy común que los chicos consideren que el dinero es ilimitado. Una forma de enseñarle los beneficios del ahorro y la escasez de los recursos es a través de pequeñas acciones como implementar el uso de una alcancía y una mesada semanal.

Al hacerlo, el niño deberá elegir entre un consumo inmediato como comprar golosinas o guardar el dinero para comprar algo de mayor valor que le genere más satisfacción. Es decir, posponer el placer presente para potenciar el placer futuro.

¿Cómo abordar la educación financiera en la adolescencia y adultez? ¿Por qué es clave en la toma de decisiones?

Al llegar a la adolescencia se pueden incorporar nuevos conocimientos como comprender la diferencia entre invertir y apostar. Este concepto será clave, ya que al entrar en esa etapa de la vida, es muy probable que estén expuestos a influencers y personas que intenten asociar, a través del engaño, una similitud entre ambos conceptos.

En este punto es fundamental que tanto los padres como los adolescentes comprendan el significado de invertir:  si bien existen inversiones de alto riesgo, la diferencia con las apuestas es abismal.

Luego de haber aprendido el concepto de ahorrar con una alcancía, el siguiente paso puede ser la apertura de una caja de ahorro. Santander ofrece  la cuenta NOVA, pensada especialmente para jóvenes de entre 13 a 17 años que apuntan a tener su primera cuenta bancaria.

Si los adultos no han recibido una buena educación financiera, la temática puede resultar un poco más dificultosa porque hay conceptos incorporados que serán difíciles de cambiar. Este problema no solo se da en países en vías de desarrollo, sino también en grandes potencias mundiales. De hecho, según el World Economic Forum, la alfabetización financiera en Estados Unidos apenas alcanza al 50% de la población.

No obstante, hay una gran cantidad de alternativas para aprender: desde cursos online hasta artículos dedicados a enseñar, como los publicados en este blog. La suma del conocimiento que se adquirió a lo largo de los años es clave para la toma de decisiones.

En conclusión, una persona con conocimiento en finanzas personales puede identificar si una tasa de interés es cara o barata, el riesgo de una inversión y sus diferencias con las apuestas, entre otros conceptos, por lo que puede tomar decisiones basadas en la información que mejorarán su calidad de vida.

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