La explosión de la tecnología y lo digital trascendió en la manera en cómo las personas pagan un producto o servicio y produjo nuevas alternativas online. En qué consisten y cómo han revolucionan el mercado.
Con las tarjetas físicas cada vez más guardadas en la billetera, nuevas alternativas aparecen en los celulares para pagar y adquirir un servicio. La digitalización cambió la forma en cómo las personas entienden y actúan en el mundo. Así, cientos de objetos traspasaron la barrera de lo material hasta ganar un puesto de honor en el mundo en línea. Un claro ejemplo de ello son las tarjetas virtuales.
El número de identificación, la fecha de caducidad, el CVV… Ahora, lo que antes solamente era pensado en cualquier tarjeta bancaria física, también se puede observar en una tarjeta virtual. Y es que, en efecto, este tipo no dista mucho de las que imaginamos físicas, con la única diferencia de que, en esta ocasión, el método de pago no existe de forma material.
Estas son, por lo tanto, tarjetas bancarias que solo existen en manera online y se almacenan en un monedero electrónico (también llamado wallet). Por ello, se han convertido en una opción cada vez más recurrente por los consumidores para pagar las compras en comercios virtuales, aunque también es posible, dependiendo de la entidad, hacerlo en algunos establecimientos físicos que dispongan de un sistema de cobro sin contacto (contactless).
En cuanto a los fondos disponibles en ella, este tipo se puede presentar bajo distintas formas, en función de la entidad bancaria: una opción mayoritaria es el prepago, en el que el usuario carga un saldo determinado, por ejemplo, a través de la app de banca digital, un cajero o una sucursal; otra es la vinculada a una cuenta corriente, como ocurre en el caso de las tarjetas de débito o crédito.
Un caso que ofrece esta alternativa es Superdigital. Esta es una plataforma global digital de inclusión económica que ayuda a las personas que están fuera del sistema financiero. ¿Cómo? Les permite abrir una cuenta 100% digital, gratuita y sin trámites, desde el celular en pocos minutos.
A través de este medio, las personas tendrán la posibilidad de obtener hasta 5 tarjetas virtuales que tiene por objetivo darle a las personas la oportunidad de administrar sus gastos y consumos para tener control de sus flujos financieros.
Por qué son fundamentales
Desde el inicio de la pandemia, debido al aislamiento, las compras virtuales se han incrementado. Sin embargo, también aumentaron los fraudes cometidos en el mundo digital. En busca de paliar esa problemática, nacen también las tarjetas virtuales.
“Ofrece un mayor nivel de seguridad en el comercio electrónico porque opera con datos que quedan inutilizados después de que el cliente completa la compra y/o se modifican cada cierto tiempo, lo que dificulta la actuación de los estafadores”, explica en conversación con POST, Mariano Pontnau, CEO de Superdigital Argentina.
¿Qué ventajas tienen las tarjetas digitales?
Internet se han convertido, para millones de usuarios, en un servicio imprescindible para comunicarse, trabajar o adquirir productos o servicios. Según un informe realizado por PWC respecto a qué buscan los clientes de servicios financieros en la era digital, el 86% de los consumidores prefiere canales digitales para realizar trámites y operaciones bancarias.
Entre todos estos canales, se encuentran las alternativas de las tarjetas virtuales que poseen numerosas ventajas y Santander.com, las resume:
- La comodidad: los clientes tienen en sus dispositivos inteligentes este método de pago para usarlo cuando lo necesiten, sin que sea necesario llevar un soporte físico particular como puede ser una tarjeta convencional.
- La seguridad: cuentan con los mecanismos necesarios para hacer las compras con todas las garantías. Por otro lado, desde aplicaciones como la de banca digital, los usuarios pueden gestionarlas de forma sencilla y segura; por ejemplo, apagándolas cuando no quieran hacer uso de ellas. Además, no tienen el riesgo de ser extraviadas.
- Los costos: supone una opción en la que tanto la entidad emisora como el consumidor los ahorran. En el primer caso, se suprimen, por ejemplo, los costes de materiales, fabricación y envío -algo que también contribuye a la sostenibilidad del planeta-; y en el segundo, generalmente no suelen llevar asociadas comisiones de emisión ni mantenimiento, aunque esto debe ser comprobado en las condiciones particulares de contratación de cada una de ellas.
Para completar, Pontnau agrega que es una herramienta muy útil para que el consumidor tenga “tranquilidad, además de practicidad, y la economía pueda seguir girando”. Su uso -agrega- es “sencillo e intuitivo” y los gastos realizados en esta forma de pago están incluidos en el mismo extracto que la tarjeta física.
Por último, como cierre, detalla que otra de las ventajas es el hecho de que la tarjeta virtual se puede utilizar incluso antes de que el cliente tenga acceso a su versión física, “utilizando únicamente el móvil que suele acompañarle en el día a día”.
Con todos estos beneficios, se puede decir que una nueva modalidad llegó para quedarse y dejar aún más quieta a la billetera en el bolsillo. Conoce mas sobre las tarjetas digitales Santander.
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