Qué es el lenguaje corporal y por qué es importante interpretarlo

Por Equipo Santander Post | 12-04-2023 | 6 min de lectura

El lenguaje corporal es una forma de comunicación poderosa, efectiva y elocuente que participa de la construcción de relaciones interpersonales y del aprendizaje. Así se puede aplicar la información valiosa que proporciona. 

El aprendizaje es un proceso fundamental en la vida humana al que, casi siempre, se asocia a la infancia. Sin embargo, se trata de una acción continua que ocurre en todos los momentos de la vida, inclusive en la edad adulta. El aprendizaje no se limita a la adquisición de conocimientos en la escuela o en la universidad, sino que ocurre de manera cotidiana, en casi todas las áreas de la vida.

El aprendizaje aporta al desarrollo personal porque conduce a una mayor confianza y autoconciencia. También es fundamental en el desarrollo profesional, porque permite estar actualizados y relevantes en el mundo laboral. Por otro lado, mejora la calidad de vida, las relaciones interpersonales, el bienestar físico y mental y hasta el comportamiento de las sociedades de las que las personas forman parte.

Según la UNESCO, alrededor de 258 millones de niños y jóvenes en todo el mundo no están escolarizados. En el mismo sentido, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha estudiado el modo en que el aprendizaje es esencial para el desarrollo de habilidades y competencias que permiten a las personas adaptarse a los cambios en el mercado laboral y mantenerse empleables. Un informe del Banco Mundial señala que los países que invierten en educación y aprendizaje tienen mayores tasas de crecimiento económico y reducen la pobreza y la desigualdad.

Una vez establecida la importancia del aprendizaje en el desarrollo de las sociedades, es relevante pensar: ¿cómo aprendemos y qué podemos hacer para aprender mejor?

Aprendizaje y neurociencias

Las neurociencias son una disciplina científica que busca comprender cómo el cerebro organiza y gestiona las experiencias reales o potenciales del cuerpo en el entorno. Además, existen dentro de ellas, áreas específicas que se enfocan en estudiar el aprendizaje y la memoria, la atención y la motivación, así como el lenguaje y las relaciones sociales. 

El conocimiento que esta rama de la ciencia aporta tiene mucho para entregarle a la concepción y la implementación de políticas educativas, básicamente, porque no hay educación sin cerebros. Existe, incluso, un campo emergente denominado neuroeducación, que recurre a insumos neurocientíficos para determinar cómo las neurociencias podrían cambiar el modo de educar. 

“Es importante tener en cuenta que las neurociencias no tienen todas las respuestas a los problemas educativos, y no se deben depositar todas las esperanzas en ellas. En el otro extremo, también es un error ignorar los aportes de las neurociencias, ya que nuestro cerebro y nuestra cultura están estrechamente relacionados, y ambos influyen en nuestras experiencias”, explica en diálogo con POST, el doctor Adolfo M. García, Director del Centro de Neurociencias Cognitivas (Universidad de San Andrés), Senior Atlantic Fellow del Global Brain Health Institute (Universidad de California, San Francisco) e Investigador Asociado de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile.

El lenguaje corporal y el aprendizaje

El ceño fruncido que evoca enojo o desagrado, el temblor en las piernas que delata ansiedad y los gestos icónicos que acompañan nuestro decir son tan solo algunos ejemplos cotidianos de lenguaje corporal. Si bien el término no es exacto, debido a que el lenguaje corporal no es un conjunto semiótico como tal, sí se trata de un grupo de procesos neurocognitivos y musculares, que tanto otros como nosotros mismos podemos interpretar.

“El término lenguaje corporal se refiere al conjunto de movimientos, contorsiones, desplazamientos y reacciones que suceden día a día y tienen valor comunicativo. Esos fenómenos pueden ser voluntarios o involuntarios y algunos son casi irrefrenables, a menos que se realice un entrenamiento sistemático para regularlos”, aporta García, quien desde su rol investigador se ha dedicado a estudiar la estrecha entre el lenguaje, el cuerpo, el cerebro y el aprendizaje.

El lenguaje corporal es una herramienta que tiene mucho que aportar a la hora del aprendizaje. “Hemos mostrado que la realización de actividad corporal sostenida puede modular la forma en que aprendemos información particular en textos orales o escritos. También se ha mostrado que la percepción de palabras positivas y negativas activa los mismos sistemas fisiológicos que están a la base de nuestras emociones positivas y negativas, respectivamente. Dicho de otra forma, el color emocional de las palabras activa experiencias afectivas particulares a nivel biológico”, fundamenta García. 

La relación entre el lenguaje, el cerebro, el cuerpo y la experiencia personal tiene, entonces, mucho que aportar a la hora de tomar decisiones comunicacionales en todos los entornos de desarrollo, incluido el laboral. 

“Imaginemos, por ejemplo, a una oradora que está hablando sobre el crecimiento de una empresa. Si junta sus manos frente al estómago, palma con palma, luego las sube unidas hasta su rostro y ahí las separa una para cada lado, es posible que el mensaje se entienda mejor que si realiza cualquier otro movimiento aleatorio. Ese gesto es icónico del crecimiento de una flor y refuerza, tanto visual como conceptualmente, las palabras con las que describió la idea de crecimiento. Dicho de otro modo, cuando la palabra y el gesto convergen en un mismo concepto, entendemos o aprendemos mejor lo que nos comunican”, añade García.

Integrar el conocimiento de las neurociencias con otras disciplinas, como las ciencias de la educación, la pedagogía, la didáctica, la sociología y la filosofía, mejoraría la forma en que nos educamos y aprendemos. Y, por efecto directo, un nuevo aporte a la construcción de sociedades más justas e igualitarias. Asimismo, tomar conciencia de estos lazos puede ayudarnos a tomar decisiones estratégicas en todos los entornos de nuestra vida, inclusive dentro de lo profesional.

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