La Directora Ejecutiva de la cooperativa ‘La Juanita’ revela cómo la llegada de Santander al barrio, en La Matanza, cambió su vida y el panorama de miles de vecinos.
Lo que para muchos es algo normal o que se aprende en la juventud, para otros, no lo es. Silvia Flores tenía 31 años cuando supo la diferencia entre una tarjeta de débito y una de crédito. Hace diez años iba a pagar a un Rapipago los servicios y no tenía acceso (ni conocimientos) para ingresar al mundo financiero.
Pero todo cambió -justamente- hace una década. La llegada de la primera Sucursal de Integración Social de Santander al barrio ‘La Juanita’, en la localidad de Gregorio Laferrere, La Matanza, fue el comienzo de una serie de eventos afortunados que contribuyó al desarrollo social y económico de los vecinos.
Silvia Flores hoy es presidenta la cooperativa ‘La Juanita’ y lleva adelante múltiples iniciativas para contribuir con las familias de barrio. Su motivación y compromiso, y su equipo de trabajo, facilitaron y motivaron la llegada de Santander al barrio.
Sincera y espontánea, en entrevista con POST cuenta cómo cambió su vida la bancarización y revela todos los cambios beneficios que aportó la llegada de la sucursal, que fue muchísimo más que un simple cajero:
¿Cómo fueron tus primeras experiencias cuando te bancarizaste o tuviste tu primera cuenta bancaria?
Tuve mi primera tarjeta de débito y crédito a los 31 años, a partir de la Sucursal de Integración Social de La Juanita. La verdad que fue todo un desafío, porque no sabía la diferencia entre una tarjeta y otra, las funciones que cumplía cada una. Fue aprender prácticamente de cero. Para mí fue muy importante primero porque empezás a sentirte distinto. Empezás a sentirte ciudadano y a sentir que sos parte de algo que, por alguna razón, te habían dejado afuera.
¿Qué cambios llegaron a partir de ese momento?
La parte que más me cambió fue, por ejemplo, los inconvenientes que yo tenía a la hora de pagar los servicios. Siempre me cortaban porque llegaba tarde a pagar y, bueno, aprendí a usar la tarjeta de débito y a empezar a poner todo en débito automático. Así fue entonces que ya no me cortaban los servicios. Fue la primera experiencia importante. Hoy estoy soñando con un crédito hipotecario y pude sacar un préstamo que me permitió comprarme el auto. Poder bancarizarme fue un antes y un después en mi vida.
¿Por qué es importante que los barrios vulnerables cuenten con la presencia de una entidad bancaria?
Es muy importante que en estos barrios tengamos la posibilidad de acceder a este tipo de entidades bancarias porque hay muchas personas que están desocupadas desde hace mucho tiempo y no saben cómo manejarse en el sistema bancario. No saben cómo hacerlo. Les pasa lo mismo que me pasaba a mí. No conocen la diferencia entre una caja de ahorro y una tarjeta de crédito. Esto implica también no ser responsable con el pago de las cuentas. Te genera un compromiso. Sin lugar a duda, es empezar a sentirte parte de algo, integrado a un sistema.
¿Qué cambios produjo la sucursal entre los vecinos?
La sucursal produjo muchos cambios. Desde la mejora en los comercios alrededor de la sucursal hasta la cantidad de personas que vienen al cajero automático. Se ha modificado mucho a partir de la instalación de la sucursal la posibilidad de pensar que otras empresas también pueden venir. Y el hecho de que haya fibra óptica a partir de su llegada al barrio aceleró el proceso para que podamos tenerla nosotros en la comunidad. Sin lugar a dudas para los vecinos es muy importante esta sucursal. También mejoró mucho la luminaria y, así, los problemas de seguridad. Si bien hay en el barrio, no son tan fuerte porque el cajero está cuidado. El cambio fue radical.
¿De qué manera los vecinos pueden confiar más en estas entidades e incluirse en el mundo bancarizado?
Para que los vecinos puedan confiar en estas entidades bancarias es indispensable que las personas que atiendan sean gente del barrio, de la comunidad. Sobre todo, por las cuestiones técnicas de vocabularios y por la desconfianza que se ha generado por los prejuicios surgidos a raíz de la desocupación. Esas empresas hoy vienen a brindar un servicio y muchas veces consideramos que nos vienen a estafar. Por eso, es muy importante generar confianza a partir de que las personas que te atiendan entiendan tu vocabulario y puedan no solo conocer de la parte técnica, sino también que puedan explicarle a los vecinos lo que implica la bancarización.
A diez años de su llegada, ¿qué cambios produjo en la cooperativa ‘La Juanita’ el arribo de Santander específicamente?
La sucursal de ‘La Juanita’ cambió la vida a nuestra cooperativa. Ya sea a través del Call Center o la posibilidad de acceder a préstamos hipotecarios, que parecen una locura absoluta pero son una realidad. Hoy estamos muy cerca de obtener los primeros préstamos y así empezar a soñar nuevamente con poder tener tu casa propia.
¿Y en la comunidad en general?
La llegada de la sucursal ayudó a muchos emprendedores a fomentar su emprendimiento y a que puedan crecer. Los cambios profundos están en la demostración de que una empresa tan grande como Santander puede estar en un barrio tan chico como ‘La Juanita’ y que puede transitar un camino de enseñanza y aprendizaje en conjunto. De ver cómo se pueden hacer buenos negocios teniendo en cuenta la calidad de vida de las personas y no con el afán de hacer un negocio queriendo sacar provecho de esta situación. A través de un sistema justo que intente que la gente de nuestra comunidad pueda salir adelante.
¿Podrías contarnos algún caso ejemplar del barrio que te haya llamado la atención?
Hay muchos casos ejemplares, pero creo que el de Lorena puede ser uno. Ella, siendo mamá del Jardín de la Cooperativa, era empleada doméstica y hoy coordina la sucursal. Ha mejorado mucho su calidad de vida, su forma, su capacitación, su responsabilidad, su manera de expresarse y moverse en la vida. Es sin dudas un ejemplo de cómo este tipo de proyecto puede cambiarle la vida a las personas. Así, hay miles de historias. Por ejemplo, uno de los integrantes del equipo del Call Center vivía en la calle, hoy alquila, y está muy cerca de sacar su préstamo hipotecario. Son muchas las situaciones y grandes momentos. Hoy, por ejemplo, junto con el banco, entregamos un kit de trabajo a los mejores alumnos de nuestros cursos de capacitación de la cooperativa para que puedan empezar a trabajar. Son casos ejemplificadores que se multiplican.
¿Cuál es tu mayor anhelo en el barrio para los próximos años?
Quisiera que haya sucursal como esta en todos los barrios. Que otras empresas también se comprometan y que puedan generar trabajo en barrios marginales, para sacarlos adelante. Además, en un sistema de integración social donde todos entendemos que este es el camino y la salida. Deseo para mi barrio y para otros barrios que tengan la misma oportunidad que nosotros tuvimos.
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