Federico Fros Campelo: “La creatividad con sentido de negocio no puede ser algo libre, tiene que tener reglas”

Por Equipo Santander Post | 15-04-2021 | 12 min de lectura

En entrevista con POST, el fundador de Sentiens explica qué es la Inteligencia emocional, de qué manera se pueden tomar mejores decisiones y cómo un equipo de trabajo rinde mejor.

Federico Fros Campelo es ingeniero industrial (con diploma de honor de la UBA) y trabajó en varias organizaciones pioneras en tecnología desarrollando productos, haciendo inteligencia de mercado y diseñando estrategias de negocio. Tiene un MBA y un máster en Dirección de Proyectos Estratégicos, pero, además, se dedicó a investigar cómo funciona el cerebro cuando se toman decisiones, se sienten las emociones y se piensa creativamente. 

Su recorrido lo llevó a fundar Sentiens, con la cual ayuda a empresas y emprendimientos a innovar en productos, servicios, procesos internos, organización y modelos de negocio. Se desempeña en rubros tan diversos como la alimentación y el consumo masivo, el diseño web y las plataformas móviles, la arquitectura, industrias del papel, servicios de recursos humanos y hasta educación. 

Es creador y director del programa de Innovación con fundamentos en Neurociencia del ITBA, profesor del MBA de la Universidad de Palermo y autor de varios papers y artículos. También es convocado habitualmente como speaker internacional, y su trabajo fue declarado de interés científico por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Ha publicado, entre otros libros, ‘El cerebro del consumo’ y ‘Ciencia de las emociones’.

En conversación con POST, revela los secretos detrás de la toma de decisiones, cómo influyen las emociones y cuenta las claves para generar buenos resultados.

¿Qué es lo que te llevó a investigar y estudiar los procesos emocionales de las personas? Teniendo en cuenta que sos ingeniero industrial…

Lo que a mí me sucede es que yo soy Ingeniero Industrial como parte de toda mi curiosidad por el funcionamiento del ser humano en un entorno, y del entorno en sí mismo. El entorno tiene cosas, tangibles e intangibles, vivas y no. En la Ingeniería, en general, se trata de entender el funcionamiento de los sistemas, y tiene mucho de física. Obviamente, las cuestiones de los seres vivos las estudian otras disciplinas; pero el entorno, compuesto por lo vivo y lo no vivo, no puede separarse de la persona en ese entorno.

Esa es mi visión del mundo y la tengo desde muy temprano, desde que era adolescente o niño. Entonces, la Ingeniería Industrial es parte de mi camino. No fue un final, una meta. Fue una herramienta más. Entonces, lo que yo coordinaría en una visión a retrospectiva es darme cuenta que de la Ingeniería Industria tiene mucho estudio de los procesos físicos, de los sistemas, de los entornos productivos, materiales; pero también de las personas en ese entorno. Es la Ingeniería que más interés le da a lo humano. Porque no solo hay personas gobernando los procesos productivos, sino también personas recibiendo resultados del proceso productivo. 

¿Y qué aportaría precisamente la ingeniería industrial?

El Ingeniero industrial tiene que entender cómo se une el ecosistema de mercado y económico para poder crear productos o innovar, y dar algo que garantice que a las personas les sirva, y sea negocio para todas las partes. Desde ese punto de vista cierra todo. Las emociones son procesos internos del cerebro y del cuerpo, y se generan sistemas de decisión y de emociones dentro de una persona y entre personas. Entonces, la visión de procesos y sistemas que aporta la Ingeniería Industrial consolida una investigación novedosa de las emociones que ni la biología ni la psicología per se tienen, y al mismo tiempo, mis inquietudes son mucho mayores que una sola carrera.

Varios expertos en marketing digital han afirmado que hoy es difícil que una marca genere una venta sin antes generar una emoción o un sentimiento en el consumidor. ¿Coincidís? ¿Por qué?

El Marketing Digital es un tipo de Marketing, un canal dentro de todo lo que uno debe hacer para llevar su marca y su producto a quien sea que considerás que te conviene que lo compre, o a él le conviene que te compre. Entonces, en general, cualquier marca tiene que generar una emoción o un sentimiento para vender, independientemente del canal. Al fin y al cabo, lo que vos tenés que tener en cuenta es que el marketing, si lo ves desde un lado científico, tiene que comprender los procesos emocionales y cerebrales del consumidor y de quien crea la propuesta de valor. 

Entonces, al fin y al cabo, es encontrarle el aspecto científico y el patrón técnico de transacción entre ambas partes. Hay que investigar, encontrar el patrón de transacciones, desde la ciencia del comportamiento y la conducta; y con eso el resultado es que inexorablemente tenés que apelar a los procesos más profundos de activación de las decisiones de un ser humano. Y esos procesos más profundos son justamente los procesos emocionales. No tomás nunca una decisión como consumidor sin procesos emocionales.

¿Qué significa ser creativo con un sentido de negocio?

La creatividad no necesariamente tiene un propósito de negocio. Vos pensá en un niño divirtiéndose, llevando cosas de un lado a otro, sumando en una forma piramidal cubitos, pintando y enchastrándose las manos con colores. El cerebro humano tiene procesos de fábrica, instintos, que llevan a un niño a ejercitar lúdicamente las cosas nuevas. Imaginate cómo puede beneficiarse un individuo y una especie, por un impulso instintivo de creatividad, porque precisamente eso estimula la ejercitación, la exploración.

Ahora, un negocio tiene que tener un objetivo muy concreto de métricas, de la industria en la que está tu empresa, con un cliente muy particular que quiere ciertas cosas. Entonces, puede parecer paradojal, pero la creatividad con sentido de negocio no puede ser algo libre. Tiene que tener ciertas reglas. Reglas que te van a llevar a vos a hacer innovaciones. En ese sentido, podemos definir innovación como creatividad con sentido de negocio. Y es precisamente poder cambiar lo que estamos haciendo para que le sirva al cliente y a vos, beneficie a ambas partes. Con economía metálica, con dinero fungible, o con transacciones de beneficio intangible también para ambas partes. Agregar valor.

En una entrevista dijiste: “Comprender nuestras emociones nos lleva a tomar mejores decisiones” ¿De qué manera se puede comprenderlas mejor? ¿Qué acciones concretas, en el ámbito laboral, se pueden aplicar para realizarlo y tomar mejores decisiones?  

Comprender nuestras emociones se puede hacer mejor en primer lugar si yo sé cómo funciono. Como ser humano necesitamos una educación emocional. Si la simplifico a esa frase, te diría: todos tenemos que aprender cuáles son los programas de fábrica que vienen en nuestro cerebro, esos instintos cableados de fábrica. Esos programas con los que tomamos decisiones, que son programas emocionales. 

La premisa de cualquier decisión humana son las emociones o motivaciones. Y nadie nos enseña eso. Esas acciones concretas a nivel social deberían aplicarse a nivel macro. Enseñar nuestros procesos emocionales con los que sentimos y queremos, es decir, nos motivamos, desde temprana edad. La sociedad sería mejor. En el ámbito laboral, la cosa puede ser más expeditiva y con un lenguaje más sofisticado y hablándole a adultos, poder reconocer cuáles son algunos de esos programas, que te los puedo mencionar rápidamente como la empatía o reaccionar ante la sensación de verse perjudicado.

Mito o realidad: ¿Modificando pensamientos negativos por positivos se pueden conseguir buenos resultados? ¿Cuál es la explicación desde la neurociencia?

Realidad. Es decir, desde disciplinas de las ciencias del comportamiento, como precisamente la combinación entre la psicología cognitiva y la conductual, se puede afirmar que es correcto: modificando la forma de pensar, se puede cambiar la forma de decidir y comportarnos. De hecho, el resultado de la combinación de la cognitiva y conductual, tiene una visión más experimental, más terapéutica y se llama terapia cognitivo – conductual. Uno de los ejercicios más prácticos es que todos nosotros podamos estar atentos a qué sentimos y cómo decidimos. Y para completar lo que dije hace un rato. Además de saber cómo funciona universalmente el cerebro humano y sus programas, verlos en acción en nosotros mismos. Con un simple marco teórico, empezar a darnos cuenta cómo ese marco teórico está pasando en mí. 

¿Podrías compartir un ejemplo?

Un ejercicio de la terapia Cognitivo-Conductual (c-c) es hacer columnas: la primera es qué pasó, la segunda es qué sentí, la tercera qué pensé, qué hice. Vos fijate que si vos querés cambiar tus conductas para tomar mejores decisiones, tus ‘quéhices’ es muy práctico ante cada situación que vos ves como conflictiva para vos, poder completar esas páginas con esas cuatro columnas. Así, estás mapeando la posibilidad de pensar distinto y sentir distinto, para actuar distinto. Nada te garantiza un éxito rotundo inmediato, no. Cambiando gradualmente estos hábitos de actuar, de pensar y sentir, vas a cambiar vos como persona.

¿Qué es lo que debe tener un equipo de trabajo para que funcione con eficiencia y sea exitoso desde el punto de vista empresarial?

Tiene que ver con que un equipo de trabajo tiene que tener empatía, darnos cuenta de que nos debemos dar rienda suelta a ciertos “programas” de nuestro cerebro congénitos instintivos, sino lograr arbitrar nuestros impulsos porque el objetivo organizacional está más allá de mi condición animal de satisfacer eso de por ejemplo “uh siento que alguien me faltó el respeto, me dignificó y reacción devolviéndosela”. 

Fíjate que esto que te digo es lo mismo que decir que un equipo de trabajo tiene que tener inteligencia emocional, que significa ser capaces de darnos  cuenta qué instintos y qué programas emocionales me conviene activar para lograr objetivos en conjunto (que me convienen a mí y a la organización), por sobre mi condición animal de reaccionar y esos programas que no me conviene tener. En ese sentido podemos redefinir inteligencia emocional, que es, al fin y al cabo, la razón por sobre la emoción, como la emoción siempre está en todas las tomas de decisiones, es la emoción correcta sobre la emoción equivocada. El proceso emocional que me conviene sobre el que necesito parar la pelota y no darle rienda suelta. Porque al fin y al cabo las emociones son ineludibles, es cuestión de administrarlas, no de suprimirlas.

¿Cuáles son las consultas más frecuentes que hacen las empresas en una consultoría? 

Lo que más inquieta a las organizaciones grandes y pequeñas es resolver preguntas que ellos no pueden. Las personas en las organizaciones están muy ocupadas operando el día a día. Y el día a día mata los sueños, es muy complejo. Porque la persona está aturdida con el presente, entonces no se puede ver fácilmente la alternativa. Entonces, consecuentemente se necesita de una visión externa para poder responder preguntas complejas, sino también simples, que la persona en el día a día no puede ver y ni siquiera se le ocurre preguntar. 

¿Qué es lo que más los inquieta o preocupa?

Lo que más inquieta es cómo transformarnos porque no puedo cambiar a las personas, que siguen haciendo más de lo mismo y tienen los mismos hábitos, y yo quiero que tengan una visión para oxigenada; cómo transformar mis productos para que sean innovadores en el mercado y agreguen valor a mi cliente o tenga nuevas clientes que perciban mi valor. Esas son preguntas clave hoy en día. Más que nunca dentro de un contexto económico que restringe mucho las inversiones a rienda suelta y todas estas transformaciones y reflexiones se tienen que dar con astucia e inteligencia y poco presupuesto.

¿Crees que en la carrera de ingeniería se le debería dar mayor importancia a la cuestión comunicacional, emocional y afectiva? ¿Notás eso como una falencia?

Sí, pero como parte de todas las carreras. En todas las carreras se debería dar mayor importancia a la comunicación interpersonal y el entendimiento de los procesos creativos y emocionales del ser humano. Es fundamental porque la esencia de la transformación, en cualquier rubro, es la transformación humana. Y la transformación humana, el cambio de hábitos, de pensamiento, de voluntades, de mercado y transacciones, pasa por comprender qué nos pasa por dentro un lado no místico, no intangible y trivial, con argumentos de uno newage mentiroso; sino desde un punto de vista riguroso: qué procesos se nos encienden o apagan. Es mucho más simple de lo que se ve desde afuera. Así que trabajo mucho en eso. En hacer sencillo lo complejo o lo que parece complejo, y en motivar a las personas a que se den cuenta que, en cualquier rincón organizacional o privado, la transformación es posible siempre y cuando nos demos cuenta cuáles son las herramientas adecuadas. Yo elijo la innovación, la creatividad, la ciencia del comportamiento y las emociones como cuatro ejes clave que contienen herramientas adecuadas.

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