Un informe de Santander e IPSOS muestra que los jóvenes aprenden sobre dinero cada vez más en redes sociales. Cuáles son los riesgos de la falta de educación financiera en la escuela, la exposición a los fraudes y a información poco confiable.
Para una parte creciente de los jóvenes, las redes sociales dejaron de ser solo un lugar para pasar el rato: hoy son también un espacio donde se aprende a manejar el dinero. El informe “El valor de aprender”, elaborado por Santander junto a IPSOS en 10 países de Europa y América (incluida la Argentina), confirma esa tendencia: 1 de cada 3 jóvenes de entre 16 y 24 años recurre a plataformas digitales o a creadores de contenido para formarse en temas financieros, por encima del aula y los métodos tradicionales.
El dato es global, pero en Argentina se vuelve especialmente significativo. El 33% de los jóvenes elige redes sociales o influencers como fuente para aprender sobre dinero, mientras que el 86% asegura no haber recibido educación financiera en la escuela. Esa distancia entre lo que se busca y lo que el sistema educativo ofrece no pasa desapercibida: el 91% de los argentinos considera que la educación financiera debería estar garantizada por las escuelas junto con los padres, una responsabilidad compartida que hoy, para muchos, todavía no se cumple.
Redes sociales como escuela alternativa
El relevamiento, basado en 20.000 encuestas realizadas en diez mercados, muestra que la falta de formación estructurada está empujando a las personas a buscar respuestas en otros lados. En ese contexto, las redes aparecen como el canal más disponible y directo: explicaciones cortas, ejemplos cotidianos, lenguaje simple y la sensación de estar recibiendo consejos de alguien “como uno”.
Sin embargo, el informe advierte que ese reemplazo del espacio educativo formal trae consigo un problema de fondo: más acceso no siempre significa más seguridad ni mejor información. En Argentina, los jóvenes no solo consumen más contenido financiero en plataformas; también son quienes quedan más expuestos a los riesgos del mundo digital. Los números lo muestran con claridad:
- 7 de cada 10 jóvenes fueron víctimas de intentos de estafas digitales.
- Casi 1 de cada 4 cayó efectivamente en fraudes online.
El crecimiento de los llamados finfluencers —perfiles que suman millones de seguidores con tips rápidos, tutoriales y promesas de independencia económica— explica parte de este desplazamiento del aula. El fenómeno, según el informe, deja un desafío: sin herramientas para filtrar lo que se ve, la educación financiera en redes puede terminar mezclándose con desinformación.
Confianza alta, conocimiento real más bajo
El estudio también pone sobre la mesa una brecha que se repite en distintos países: la percepción de saber no necesariamente coincide con lo que se sabe. A nivel global, el 61% de las personas dice que tiene conocimientos financieros, pero solo el 11% se siente realmente bien informado. En Argentina esa distancia se ve en una prueba concreta: apenas el 27% respondió correctamente una pregunta básica sobre inflación.
Es decir, hay interés y hay exposición a contenidos, pero todavía falta un piso sólido de conceptos esenciales. Y esa falta no es menor, porque es la base para tomar decisiones informadas, evitar engaños y comprender situaciones económicas diarias.
Una deuda escolar que la sociedad reconoce
Argentina aparece entre los países con mayor carencia de educación financiera en el sistema educativo. Casi el 86% de los encuestados dijo no haber recibido formación financiera en la escuela, una de las cifras más altas del estudio.
Pero el informe no muestra indiferencia: al contrario. El 84% de quienes no recibieron esas clases afirma que les habría gustado tenerlas, y la valoración social de la educación financiera es muy marcada. A nivel global, solo el 20% de los adultos participó alguna vez en un curso formal de educación financiera, aunque el 95% reconoce sus beneficios.
Entre los principales aportes que la gente le adjudica a este tipo de formación:
- 64%: ayuda a tomar mejores decisiones.
- 59%: permite organizar mejor gastos, ingresos y deudas.
- 40%: reduce el estrés que genera la plata.
Las trabas para capacitarse existen, pero no son abstractas: el 44% menciona el costo y el 31% la falta de tiempo como los principales motivos para no hacerlo.
La mirada de Santander
En este escenario, el informe insiste en que el desafío no es solo sumar contenidos, sino construir una educación financiera con mirada crítica que permita distinguir información útil de promesas vacías o riesgosas.
“El desafío no es solo enseñar a manejar el dinero, sino acompañar a las personas para que puedan tomar decisiones informadas y responsables en un entorno digital cada vez más dinámico”, señaló Alejandro Butti, CEO de Santander Argentina. “En este sentido, estamos convencidos de que la educación financiera es una herramienta clave para el desarrollo personal, la inclusión social y la sostenibilidad económica del país”, agregó.
Qué está haciendo Santander
Los resultados del informe muestran además que 9 de cada 10 personas creen que los bancos también tienen un rol clave en educación financiera. En línea con esa expectativa, Santander desarrolla iniciativas orientadas a distintos grupos —estudiantes, familias y adultos mayores— que combinan formación práctica y prevención de riesgos digitales.
Estas acciones incluyen:
- talleres presenciales,
- materiales educativos,
- contenidos digitales a demanda,
- programas específicos de prevención de estafas virtuales y uso responsable del dinero.
Durante el último año, más de 20.000 personas participaron de actividades impulsadas por la entidad junto a organizaciones aliadas e instituciones educativas.
Podés ver el informe completo acá: https://www.santander.com.ar/nosotros/edu-financiera
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